La democracia no se va a quedar quieta ante el asalto que pretende imponer Donald Trump, un asalto basado en la toma de decisiones unilaterales y en el debilitamiento del Estado. Esto último es la misión que tiene el magnate Elon Musk, el hombre más rico del mundo, el tipo que no dudó en hacer en dos ocasiones el saludo nazi ante un auditorio enfervorizado, un público repleto de ultraderechistas, neonazis, supremacistas blancos y simpatizantes del Ku Klux Klan.
Estados Unidos no ha tenido nunca a un presidente que se crea rey, a un líder que no acepta la discrepancia ni que se le cuestione, a un inquilino de la Casa Blanca que afirma una cosa (como que va a acabar con el establishment) e inmediatamente haga la contraria (llenar de dinero el bolsillo de, precisamente, el establishment que decía que iba a erradicar). Durante los dos próximos años, hasta las elecciones legislativas de mitad de mandato, Trump tendrá un poder, en teoría, casi absoluto, por el control republicano en el Senado y el Congreso. Sin embargo, el legislativo suele dar sorpresas a los presidentes.
Ante este poder omnímodo, los resortes democráticos han reaccionado de inmediato. La resistencia democrática a Donald Trump no tardó siquiera 5 minutos en lanzar su primera andanada. Vendrán muchas más. En concreto, según ha publicado Político, se presentaron, al menos, tres demandas ante un tribunal federal de Washington que pretenden cerrar el Departamento de Eficiencia Gubernamental creado por Trump para Elon Musk hasta que el magnate cumpla con las leyes de transparencia, ética y conflictos de interés relacionadas con los organismos de asesoramiento presidencial.
Según esas demandas, el departamento de Musk viola leyes fundamentales de control del poder al conferir a personas privadas roles en el proceso de toma de decisiones sin control de transparencia alguno.
Hay que recordar que Musk anunció que iba a ejecutar despidos masivos de empleados públicos elegidos al azar, además de hacer una oferta de empleo para que los que se adhirieran a ese departamento trabajaran más de 80 horas semanales sin recibir ningún tipo de remuneración a cambio.
Por otro lado, las leyes federales de los Estados Unidos señalan que el presidente, es decir, Donald Trump, no tiene autoridad para crear departamentos gubernamentales sin que el Congreso apruebe una ley.
Una de las demandas, interpuesta por Public Citizen, el State Democracy Defenders Fund y la American Federation of Government Employees, a la que Diario16+ ha tenido acceso, señala que su objetivo es evitar que el departamento creado por Donald Trump para Elon Musk «se convierta en un vehículo para promover intereses privados en el proceso de toma de decisiones» del gobierno federal.
Los demandantes han señalado que la batalla para defender la democracia «no sólo se librará en los tribunales, sino también en el tribunal de la opinión pública. Nosotros y nuestros colegas de Public Citizen y AFGE queríamos dejar claro que no sólo tenemos una demanda poderosa… basada en su exclusión partidista de miembros, sino también que no teníamos miedo de tomar medidas contra las medidas autocráticas del presidente entrante».