Mientras crece el número de víctimas, la ONU alerta de que Gaza lleva más de un mes sin recibir alimentos, medicinas ni combustible, y acusa a Israel de usar el agua como arma de guerra. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha lanzado este martes una de las advertencias más severas desde el inicio del conflicto en Gaza, denunciando que Israel está incumpliendo de forma sistemática sus obligaciones como potencia ocupante y bloqueando de forma deliberada la ayuda humanitaria. En un discurso tajante, calificó la situación en la Franja como la de un “campo de exterminio” y advirtió que el enclave vive un “bucle de muerte sin fin” en el que la población civil está siendo asfixiada sin piedad.
“Ha pasado más de un mes entero sin una sola gota de ayuda. No hay comida. Ni combustible. Ni medicinas. A medida que se ha agotado la ayuda, se han abierto de nuevo las compuertas del horror”, afirmó Guterres. La ONU ha reconocido que sus operaciones humanitarias están “estranguladas” por las restricciones israelíes, mientras los pasos fronterizos siguen cerrados y los suministros se pudren al otro lado de la valla.
Colapso humanitario y violaciones legales
La ofensiva militar israelí, relanzada el 18 de marzo tras la ruptura del alto el fuego, ha dejado más de 1.400 muertos y casi 3.700 heridos en las últimas tres semanas, según el Ministerio de Sanidad gazatí. Desde el 7 de octubre, las víctimas superan las 50.000, en su mayoría mujeres y niños, una cifra que sigue aumentando mientras los cadáveres se acumulan bajo los escombros.
Guterres fue claro al recordar que, según el IV Convenio de Ginebra, Israel tiene el deber de garantizar alimentos, atención médica y protección a la población civil bajo ocupación. “Nada de eso está ocurriendo hoy”, denunció, acusando al Gobierno israelí de imponer mecanismos de autorización que controlan la ayuda humanitaria hasta la última caloría y el último grano de harina.
La sed como arma de guerra
La UNICEF ha alertado de que más de un millón de niños en Gaza llevan más de un mes sin recibir ayuda vital, mientras Médicos Sin Fronteras acusa a Israel de utilizar la sed como arma de guerra, al impedir la entrada de combustible esencial para hacer funcionar las plantas de agua y saneamiento. “Las familias caminan kilómetros para conseguir apenas unos litros de agua, mientras caen bombas sobre sus cabezas”, denunció Paula Navarro, coordinadora de la ONG en Gaza.
La situación no mejora en Cisjordania. El mismo día en que Guterres elevaba el tono, el Ejército israelí dejó al menos 23 heridos en una protesta pacífica en la Universidad de Al Quds. Además, una mujer palestina fue abatida a tiros por lanzar piedras, en un nuevo episodio de represión letal. En lo que va de año, más de 100 palestinos han muerto en Cisjordania a manos del ejército israelí, según datos de la ONU.
La prensa, objetivo de los ataques
La prensa también está siendo víctima del conflicto. Más de 200 periodistas han muerto desde el inicio de la guerra, y la ONU ha denunciado ataques sistemáticos contra trabajadores humanitarios y reporteros. Este martes, la muerte del periodista Ahmad Mansour en un bombardeo en Jan Yunis ha dado la vuelta al mundo. Un vídeo lo muestra envuelto en llamas, mientras agoniza en su silla de trabajo, sin que nadie pueda socorrerlo. Israel, que impide la entrada de prensa internacional en Gaza, afirma sin pruebas que uno de los muertos era miembro de Hamás.
La comunidad internacional permanece paralizada, mientras Israel continúa imponiendo medidas que pisotean el derecho internacional humanitario. El Ministerio de Educación israelí ha ordenado además el cierre de seis escuelas de la UNRWA en Jerusalén Este, dejando a unos 800 niños palestinos sin acceso a la educación.
Guterres concluyó su intervención con una advertencia clara: “Puede que el mundo se quede sin palabras, pero nosotros no dejaremos de decir la verdad. El camino actual es insostenible, ilegal y moralmente inaceptable”. “Es hora de poner fin a la deshumanización, proteger a los civiles, liberar a los rehenes, garantizar la ayuda vital y renovar el alto el fuego”, sentenció. Israel, en respuesta, ha asegurado que “no hay escasez de ayuda” en Gaza, una afirmación que choca frontalmente con todos los informes de la ONU y las organizaciones humanitarias.