Los sondeos tras el cierre de los centros de votación han señalado que el Nuevo Frente Popular (NFP) habría ganado las elecciones legislativas, sin mayoría absoluta, eso sí, pero el pueblo francés ha evitado la victoria de la ultraderecha del partido de Marine Le Pen.
Según el estudio de Ipsos para la televisión pública, el NFP obtendría entre 172 y 192 escaños, mientras que el partido de extrema derecha lograría entre 132 y 152 escaños electos. El partido del presidente Emmanuel Macron, Juntos, tendrían entre 150 y 170 diputados.
Tras la primera vuelta, el NFP estaba 5 puntos por debajo del partido ultraderechista Agrupación Nacional. Sin embargo, se ha producido la remontada, un término que desde la coalición de izquierdas no querían usar, tal y como declaró a Diario16+ la representante Inés Chevalier: «No hay remontada como tal. Van a triunfar la ecología, el feminismo, los derechos de las minorías y la justicia social. Sobre todo, en Francia tenemos dos bloques, un bloque democrático y un bloque que es un ataque a la República». Y, según los sondeos, Chevalier parece que ha tenido razón.
Estas estimaciones dejarían un tablero político en el que será necesario el consenso entre la izquierda y el macronismo. El presidente francés estaría obligado a ello, tal y como indica la tradición democrática francesa. Sin embargo, con Macron puede ocurrir cualquier cosa.
Lo que es evidente es que la extrema derecha ha vuelto a chocar contra el muro de la democracia. Siguen creciendo, es evidente, pero el pueblo francés ha frenado una vez más las aspiraciones de la familia Le Pen.