¿Putin se muere? Rusia y Occidente libran ya la batalla de la propaganda

Desde hace un año, las noticias sobre el mal estado de salud del presidente ruso han proliferado con rumores sobre un posible cáncer, párkinson y un paro cardíaco

28 de Marzo de 2025
Actualizado el 31 de marzo
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Una aparición pública de Putin en el año 2022. Foto: Russian Presidential Press Service/Kremlin.
Una aparición pública de Putin en el año 2022. Foto: Russian Presidential Press Service/Kremlin.

A Occidente ya solo le queda esperar un aliado fundamental que frene a Putin: la biología. En los últimos meses se han disparado los rumores sobre el estado de salud del presidente de Rusia que causa pánico en Europa. Aunque todo son conjeturas –el Kremlin jamás difunde partes médicos sobre sus máximos dirigentes–, se ha especulado con diferentes afecciones que han mermado su estado físico, como un paro cardíaco supuestamente sufrido en octubre de 2023. Posteriormente se habló de la enfermedad de Parkinson. En ambos casos, el Gobierno ruso lo desmintió. Pero cada cierto tiempo las redes sociales vuelven con el asunto. Si Putin tiene sus hackers que se infiltran en los organismos e instituciones de los países de la UE, la OTAN también juega a esa guerra híbrida divulgando rumores que apuntan a que el dictador de Moscú está en las últimas. Ya se sabe que cuando estalla una guerra la primera víctima es la verdad.

Nadie, salvo sus allegados y su círculo más estrecho de colaboradores, sabe a ciencia cierta cómo está Vladímir Putin. El presidente ruso tiene 72 años, una edad a la que se suelen padecer diversas dolencias. Algunos de estos achaques podrían tener que ver con el supuesto cáncer que ha sufrido en la última década, tal como han apuntado algunos medios occidentales. En determinados momentos, Putin se ha ausentado a actos oficiales como consecuencia de la enfermedad y en otros puede haber tirado de su famoso doble, que lo sustituye mientras él se recupera.

Ayer, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, volvió a agitar el rumor de que Putin no levanta cabeza. Mientras Ucrania es marginada de las conversaciones sobre la presunta paz que impulsan Estados Unidos y Rusia, Zelenski aprovecha para desviar la atención con el viejo asunto de que el presidente ruso se está muriendo.

En una conversación con periodistas, entre ellos Jeremy Bowen, de la BBC, el líder ucraniano afirmó: “Putin teme por su sociedad, por el debilitamiento de su sociedad. También por perder el poder, pero esto depende de su edad. Morirá pronto, es un hecho, y su vida histórica, segura y fracasada, terminará”, dijo Zelenski, que recordó que Putin ya ha cumplido 25 años en el poder. “Él puede terminar esta guerra antes de morir. ¡Soy más joven que él, así que apostad por mí!”, espetó.

Mientras tanto, el Kremlin trata de apagar los rumores. En los últimos meses han sido varias las filtraciones que hablan de que el dirigente ruso se siente “bien” y que todas las conjeturas sobre su mermado estado de salud son “bulos”, al igual que las informaciones de que utiliza dobles para sentirse más seguro en actos públicos cuando se incrementa el riesgo de atentado.

Hace un año, el canal General SVR aseguró que Putin habría sufrido un paro cardíaco, pero los médicos lograron estabilizar su situación. Ese canal con 370.000 suscriptores fue investigado por la inteligencia rusa.

Para la UE sería una buena noticia la desaparición de Putin, pero probablemente su muerte no resolvería el problema. Es más que probable que el dictador tenga ya elegida a la persona idónea para sucederle, alguien que obviamente seguirá sus directrices y su forma de hacer política. Su legado estaría a salvo. También la dinastía de oligarcas que ha fundado. Cabría la posibilidad de que ese “elegido” terminara convirtiéndose en un traidor al padre. Algo así como lo que ocurrió con Mijaíl Gorbachov, el hombre que con su giro hacia el capitalismo y la democracia, con su famosa perestroika (la reestructuración del sistema económico soviético) y la glásnost (la democratización del debate ciudadano y el aperturismo a los derechos cívicos y el pluralismo político) liquidó la URSS y el bloque comunista. Cada revolución necesita de un traidor y está por ver que ese personaje esté ya preparado para acabar con décadas de putinismo.

No parece que Putin esté en las últimas, por mucho que su aspecto sea más desmejorado en cada aparición pública, aunque todo podría ocurrir. El control de los medios de comunicación en Rusia es total y la opacidad informativa lo cubre todo con su manto de silencio. Por tanto, esa posibilidad siempre debe valorarse, aunque siempre tomándola con todas las reservas. La guerra de propaganda entre ambos bloques enfrentados (Rusia y la UE) empieza a ser tan profusa que resulta imposible saber cuál es la verdad. Probablemente la opinión pública mundial solo sabrá que Putin ha muerto, o ha renunciado al cargo por razones de salud, cuando el suceso ocurra. Y quizá, teniendo en cuenta cómo se las gastan los servicios de Inteligencia rusos, ni siquiera en ese momento.

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