Trump devuelve al Pentágono su nombre más bélico: de Defensa a Departamento de Guerra

La controvertida decisión busca proyectar una imagen más agresiva del ejército estadounidense y revive un término que no se usaba desde 1947

05 de Septiembre de 2025
Actualizado a las 10:57h
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Trump devuelve al Pentágono su nombre de guerra: de Defensa a Departamento de Guerra

Este viernes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmará una orden ejecutiva que cambiará oficialmente el nombre del Departamento de Defensa al de Departamento de Guerra, según confirmaron fuentes cercanas al Gobierno que pidieron permanecer en el anonimato. La medida pretende reforzar la imagen de unas Fuerzas Armadas más combativas y con poder ofensivo frente al resto del mundo, un giro que ya venía insinuando desde hace días.

“Lo llamamos Departamento de Defensa, pero entre nosotros, creo que le voy a cambiar el nombre”, declaró Trump hace apenas una semana desde el Despacho Oval. “Ganamos la Primera Guerra Mundial, ganamos la Segunda. Entonces se llamaba Departamento de Guerra y para mí eso es lo que es de verdad. Defensa es solo una parte, pero quiero volver al nombre original”.

Estados Unidos tuvo un Departamento de Guerra desde su independencia hasta 1947. Tras la Segunda Guerra Mundial, el presidente Harry Truman reorganizó las fuerzas militares: la Fuerza Aérea y el Ejército de Tierra se integraron junto a la Marina bajo una nueva entidad, que el Congreso bautizó como Departamento de Defensa. Desde entonces, ese nombre ha permanecido durante casi ocho décadas.

Impulsores de la medida

El secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha sido uno de los mayores promotores de este cambio. Desde su llegada al Pentágono, el expresentador de Fox News ha impulsado la idea de un ejército compuesto por “guerreros” en lugar de simples militares. Hegseth ha eliminado políticas de diversidad e inclusión y ha intentado restringir el acceso de personas homosexuales y transexuales a las fuerzas armadas, alegando que estas medidas debilitan la capacidad letal del ejército.

En su visita a una base militar en Georgia el jueves, Hegseth bromeó con los cadetes: “Puede que el nombre de mi cargo sea diferente a partir del viernes”. Su mensaje refleja la filosofía del actual Gobierno: proyectar fuerza y ofensiva más allá de la mera defensa.

¿Un cambio costoso y controvertido?

El cambio de nombre podría costar miles de millones de dólares, ya que implicaría modificar emblemas, placas, papelería oficial y señalización de numerosas agencias y bases en todo el mundo. Sin embargo, la Casa Blanca busca alternativas para evitar que la medida requiera un voto en el Congreso, aunque legalmente su aprobación podría depender de este órgano legislativo.

Demócratas y críticos han reaccionado con ironía y preocupación. El representante Darren Soto señaló que la decisión resulta contradictoria para un presidente que, según informes, aspira al Nobel de la Paz. “Trump está rogando por el Nobel, y esto debería cerrarlo del todo”, escribió en su perfil de X.

Aun así, la medida cuenta con apoyo dentro del Partido Republicano. El senador Rick Scott y el representante Greg Steube han promovido legislación para que el cambio se codifique oficialmente, argumentando que refleja la verdadera capacidad de las Fuerzas Armadas de ganar guerras y no solo defenderse.

Un regreso al pasado con mirada al futuro

Con esta decisión, Trump no solo busca devolverle al Pentágono un nombre histórico, sino también redefinir la percepción de la fuerza militar estadounidense en el mundo. Entre bromas, anuncios y críticas, la orden ejecutiva se firmará este viernes, marcando un hito en la historia reciente del país y un paso más en la política de “fuerza agresiva” que caracteriza a esta administración.

Aunque la práctica del cambio podría generar gastos millonarios y debates legislativos, para la Casa Blanca se trata de una señal simbólica potente: un retorno a la tradición bélica y un mensaje claro de que Estados Unidos se ve a sí mismo como un ejército capaz de atacar y vencer, no solo de protegerse.

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