Trump juega con fuego en Ucrania mientras presume de neutralidad

El presidente estadounidense descarta enviar tropas, pero deja la puerta abierta a una intervención militar selectiva mientras evita condenar con claridad la agresión de Putin

20 de Agosto de 2025
Actualizado el 21 de agosto
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Trump juega con fuego en Ucrania mientras presume de neutralidad
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump. | Foto: White House

Donald Trump vuelve a situarse en el centro de la controversia internacional: se niega a implicar militarmente a Estados Unidos en Ucrania con tropas sobre el terreno, pero deja abiertas otras opciones bélicas, sin especificar cuáles. Mientras tanto, continúa su estrategia ambigua con Rusia y se excluye de cualquier rol activo en un posible diálogo de paz. Una fórmula peligrosa que favorece al Kremlin y socava el papel internacional de Estados Unidos como garante de la legalidad internacional.

Una ambigüedad que alimenta a Putin

La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, ha sido clara en una cosa: Trump no desplegará tropas estadounidenses en Ucrania. Pero más allá de eso, la opacidad es total. Preguntada por posibles operaciones aéreas u otras formas de intervención militar, su respuesta fue que el presidente "no descarta nada". Traducido: Trump se reserva el derecho a intervenir a conveniencia, sin comprometerse con la defensa activa del pueblo ucraniano.

Es la misma lógica que ha regido su discurso desde 2022: ni condena firme a Putin, ni apoyo claro a Kiev. Todo encaja en la narrativa trumpista de “poner a América primero”, aunque eso signifique abandonar a sus aliados y legitimar de facto la invasión rusa. Mientras la extrema derecha europea aplaude su tibieza, los aliados de la OTAN observan con preocupación cómo el liderazgo global de EE.UU. queda supeditado al cálculo electoral de un magnate populista.

Trump, ausente pero omnipresente

Según ha confirmado Leavitt, Trump no participará en la eventual cumbre entre Zelenski y Putin, aunque varios miembros de su gabinete sí lo harán, incluido el ultraconservador JD Vance y el senador Marco Rubio. Es una jugada que le permite aparecer como mediador sin ensuciarse las manos. El presidente se resguarda en la supuesta “diplomacia directa”, pero evita implicarse activamente en un proceso de paz que requiere firmeza democrática y compromiso con el derecho internacional.

Este doble juego, habitual en su política exterior, esconde un peligro real: dejar que Putin marque el ritmo del conflicto mientras Trump pretende quedar como el único capaz de “pacificar” la situación. Una retórica de falso neutral que olvida quién invadió a quién, y que banaliza los crímenes cometidos en suelo ucraniano.

Lejos de ser un actor de paz, Trump actúa como un factor de desestabilización global, dispuesto a instrumentalizar una guerra para revalidar poder interno. Y mientras tanto, Ucrania sigue ardiendo, y Europa paga el precio.

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