Donald Trump lleva poco más de un mes en el poder y ha puesto al mundo en pie de guerra… comercial. Primero ha sido la Unión Europea. Ahora es China. Es decir, Trump se está enfrentando a dos de las principales potencias económicas del mundo, lo que, evidentemente, tendrá como consecuencia el aislamiento total de Estados Unidos. El proteccionismo, el soberanismo, una vez más, tendrá como consecuencia la caída de un imperio.
Ante el anuncio de nuevos aranceles realizado por Trump, China respondió con la amenaza de que implementará «todas las contramedidas necesarias» para «defender sus derechos e intereses legítimos». Hay que recordar que la boca sin filtro del presidente estadounidense prometió duplicar, hasta alcanzar el 20%, los aranceles adicionales a aplicarse a los productos chinos a partir del próximo 4 de marzo.
En un comunicado emitido por el Ministerio de Comercio chino, se señala que «China se opone firmemente a esta medida». La reacción se produjo tras el compromiso del presidente estadounidense, Donald Trump, de imponer un 10% extra de gravámenes a las importaciones chinas (sumado al 10% anunciado previamente), acusando, sin pruebas (como es habitual en Trump), a Pekin de no haber tomado suficientes medidas para frenar la entrada de fentanilo en Estados Unidos.
El gobierno de Xi Jinping ha reiterado en diversas ocasiones que «los aranceles unilaterales violan las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC)» y que «socavan el sistema de comercio multilateral».
Las falsas acusaciones sobre el fentanilo
El comunicado también subrayó que «China es uno de los países con las políticas de control de drogas más estrictas y exhaustivas del mundo» y ha cooperado activamente en esta materia con todas las naciones, incluyendo al país norteamericano.
«Sin embargo, Estados Unidos ignora los hechos. Ya impuso un arancel del 10% a China por el fentanilo y ahora amenaza con aplicar nuevos gravámenes. Esta actitud de 'echar la culpa' no resolverá sus problemas internos. Al contrario, incrementará la carga sobre las empresas y consumidores estadounidenses, además de afectar la estabilidad de la cadena industrial mundial», señala el comunicado.
Finalmente, el gobierno chino insta a Washington a retomar «el camino correcto» y resolver las diferencias mediante un diálogo igualitario lo antes posible. «Si Estados Unidos insiste en este rumbo, China adoptará todas las contramedidas necesarias para salvaguardar sus derechos e intereses legítimos», concluye el comunicado.
Trump, por su parte, condicionó la aplicación de aranceles a los «progresos» en la lucha contra el tráfico de fentanilo, y anunció tasas del 25% para México y Canadá. «Las drogas provienen de México y, en gran parte, también de China; no todas, pero muchas sí tienen origen chino», afirmó el presidente.
Aranceles al aluminio y al acero
El mes pasado, Pekín ya respondió a la primera ronda de aranceles impuestos por Trump con tarifas que oscilaron entre el 10% y el 15% a determinados productos estadounidenses, junto con nuevos controles sobre la exportación de minerales clave y la apertura de una investigación contra el gigante tecnológico Google.
Asimismo, China ha manifestado su desacuerdo con los aranceles del 25% impuestos por Trump a las importaciones de acero y aluminio, señalando que estos materiales son exportados a países como Canadá y México, que, a su vez los revenden al mercado estadounidense.
Durante su primer mandato (2017-2021), Trump mantuvo una relación tensa con Pekín al imponer múltiples rondas de aranceles valorados en aproximadamente 370.000 millones de dólares anuales, a lo que China respondió con sus propios gravámenes a las exportaciones estadounidenses.