La gran victoria de Vox: llevar a España a un «conflicto» civil

19 de Mayo de 2020
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Vallecas Cayetanos

La «Rebelión de los Cayetanos» ya ha cogido otro cariz. Delo pintoresco y absurdo que es ver a los ricos manifestarse en contra de ungobierno ⸺no hay más que recordar la imagen de un señor gritando «Gobiernodimisión» y «Libertad» desde su Mercedes descapotable conducido por su chófer»⸺se ha pasado a los primeros enfrentamientos en los barrios obreros que, contoda la dignidad de clase, no han dudado en enfrentarse a quienes pretenden derribarlos derechos y libertades al grito de «libertad», del mismo modo que se hizo enChile en septiembre 1973: las élites derribando a un gobierno legítimo yprogresista.

Vox, que dice no estar detrás de estas manifestaciones ilegalespero que reconoce su pleno apoyo a las mismas, está ganando, quizá no en lasencuestas y sondeos de intención de voto, pero sí está calando en un sector dela población que tiene la capacidad de crear una situación de sometimientoabsoluto a las clases medias y trabajadoras.

Al igual que ocurrió en otros momentos de la historia, losmovimientos fascistas y de extrema derecha intentan, una vez que ya han logradoel apoyo absoluto de las clases dominantes, penetrar entre las víctimas de lacrisis económica. En Alemania, el partido de Hitler se llamó NationalsozialistischeDeutsche Arbeiter Partei (Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán); en España,Falange se autodenominaba como nacional sindicalista. Por tanto, los ultrasjugaron con la terminología de la izquierda pero mezclándola con elnacionalismo.

Eso mismo están intentando hacer los ultras españoles delsiglo XXI: llevar su discurso de odio desde los barrios más ricos a los obreros,los más afectados por la crisis económica, en este caso la provocada por elCovid19, para aplicar sus métodos de propaganda y hacer responsable de todo algobierno dejando de lado que la gran mayoría de las consecuencias económicas deesta pandemia proceden, precisamente, de las políticas aplicadas por losgobiernos conservadores que impusieron recetas neoliberales que sólo favorecierona las élites económicas, financieras y empresariales.

Las caceroladas de los Cayetanos no tienen otra intenciónque crear el efecto contagio para sacar de sus casas a quienes, de un modo uotro, no están de acuerdo con las medidas adoptadas por el gobierno o que seestán viendo afectados por el freno de la economía. Empiezan los ricos y, através de una exposición propagandística por medio de redes sociales,aplicaciones de mensajería y de ciertos medios de comunicación que llevan suodio al progresismo al sectarismo más puro, se logra hacer creer que loocurrido en Núñez de Balboa o La Moraleja es un movimiento ciudadano general.¡España se está levantando!, afirman algunos líderes políticos. Esto, al fin yal cabo, no es más que la aplicación de los principios de propaganda deGoebbels que utilizan todos los regímenes autoritarios. De esta forma lograntransformar una anécdota en un fenómeno global.

El problema se encuentra, y esta es la gran victoria de Vox,en que ya se están produciendo enfrentamientos entre Cayetanos y colectivos dedemócratas que no quieren que se prostituya el término «libertad». Lo que haceunos días fueron escaramuzas aisladas, se están transformando conenfrentamientos multitudinarios cuando los ricos se acercan con sus cacerolas alos barrios obreros donde, por suerte, aún existe la conciencia y el orgullo declase.

Esta escalada es lo que quiere Vox: dividir para vencer. Elproblema es que se puede derivar en algo más grave, en un conflicto civil o enque haya sectores con acceso al poder que pretendan derribar al gobierno porlas buenas o por las malas. Eso en España es muy habitual. La historia de estepaís se ha escrito a base de levantamientos y alzamientos, unas veces paraluchar por la libertad verdadera (no la de los Cayetanos) como en el caso deRiego, otras veces para implantar un régimen dictatorial y fascista como en 1936,un golpe de Estado que, por cierto, estuvo bien financiado por las élites delpaís.

No hay más que girar la vista atrás para comprobar que loque Vox pretende es generar un escenario social, aprovechando la crisis delCovid19 y sus consecuencias económicas, para sembrar la discordia y ladesafección, tal y como hicieron las derechas de Falange y la CEDA desde que elFrente Popular ganó las elecciones de febrero de 1936. Generar una sensación deinseguridad constante es el mejor aliado para los ultras. Hitler ya lo hizo conlas SA al mando de, entre otros, Ernst Röhm  en los años previos a su ascenso al poder. «Solose puede acabar con el terror mediante el terror», solían afirmar entonces yparece que esa máxima terrible se ha trasladado a la actualidad: el terror esel gobierno de coalición progresista y, por tanto, sólo se podrá acabar con éla través de la desafección, la división y el terror en la calle. Ahora sólo soncacerolas, pero un palo de golf puede matar a un ser humano.

Para que Vox triunfe, como lo hicieron hicieron otrospartidos ultras en el pasado, es necesaria la complicidad de los partidosconservadores. Recordemos la complicidad de la CEDA que llegó a cambiar suscamisas verdes por las azules. En estos días se ha visto cómo en las manifestacionesilegales se ha llegado a gritar «Sánchez al paredón» con la presencia dedirigentes del Partido Popular que no movieron un dedo para evitarlo.

El Covid19 se ha convertido en el mejor aliado de los ultrasporque les está dejando el campo abonado para trasladar su mensaje de odio ysembrar la discordia y la desafección hacia la democracia. Cuando un Cayetanogrita «libertad» en realidad está pensando en Franco, y esto no se puedeolvidar. Aún se está a tiempo de frenarles. Esperemos que cuando se haga no seademasiado tarde.

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