La inmigración, la llave maestra de la extrema derecha

15 de Diciembre de 2023
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Meloni Migracion

Los gobiernos de las democracias occidentales están en peligro por la amenaza creciente de los movimientos y formaciones de extrema derecha que están logrando acceder al poder por diferentes razones. La principal es la incapacidad de la clase política de resolver las necesidades reales de la ciudadanía y su rendición ante las élites económicas, financieras y empresariales. El sistema de bienestar ha sido destrozado tras la crisis de 2008. La desigualdad se ha disparado. Los ricos son más ricos mientras las clases medias y trabajadoras luchan por sobrevivir.

Ante esta situación, formaciones de extrema derecha se han extendido como una plaga por todo el mundo occidental prometiendo la vuelta a ese estado de bienestar que la ineptitud y la incapacidad de la actual clase política no es capaz de dar. Uno de los puntos sobre los que estas organizaciones sustentan su discurso es la criminalización de la inmigración y la presentación del migrante como una amenaza.

El crecimiento de la extrema derecha es paralelo al de la ineptitud y la inutilidad de los partidos tradicionales, tanto de derechas como de izquierdas. Sucede lo mismo con el incremento de la desigualdad y el aumento de los procesos migratorios. Esto, evidentemente, es aprovechado por la extrema derecha y, lo que es peor para las democracias, está poniendo en serio peligro a los presidentes de países con un régimen de derechos y libertades perfectamente asentados.

En las últimas semanas, Joe Biden, Emmanuel Macron y Rishi Sunack han visto debilitada su posición por culpa de temas relacionados con la migración ilegal y el modo de afrontarlo. Este es un asunto que no se resolverá en el corto plazo ni con medidas inmediatas, sino que requiere planes que vayan más allá de la protección de las fronteras nacionales. Sin embargo, la gente quiere soluciones inmediatas y la extrema derecha las promete a través de medidas basadas en la represión, la violencia y la violación de los derechos humanos. El problema está en que cada vez más gente, desesperada por su situación personal, apoya este tipo de soluciones.

Donald Trump en Estados Unidos, Giorgia Meloni en Italia y Geert Wilders en Países Bajos alcanzaron el poder con discursos xenófobos y prometiendo medidas radicales contra la migración. Sin embargo, en otros países el peligro está más cerca de lo que muchos puedan pensar.

En Reino Unido, el primer ministro Rishi Sunack se encuentra bajo una tremenda presión de su propio partido porque le acusan de que el actual gobierno no está haciendo nada para frenar la inmigración ilegal.

Hay que recordar que una de las promesas del Brexit fue que se iba a recuperar el control de las fronteras del país y que, por tanto, se iba a frenar la llegada de inmigrantes. Sin embargo, en octubre el Reino Unido alcanzó cifras récord de llegadas de embarcaciones. Sunack prometió que lo frenaría. Llegó incluso a acuerdos con países africanos como Ruanda, acuerdos que fueron anulados por la Justicia británica. Esto lo ha debilitado y los analistas auguran que habrá un adelanto electoral para otoño de 2024.

En Francia, Macron vio cómo la Asamblea Nacional tumbó su ley de inmigración que pretendía complacer a conservadores y socialdemócratas con una mezcla de represión y medidas liberales.

Todo indica que el siguiente paso de Macron será el de ordenar la redacción de un texto mucho más duro con el que intentará contentar al Senado, que cuenta con mayoría del partido de Marine Le Pen. Pase lo que pase, el pueblo francés se ha dado cuenta de que la línea pragmática de Macron es inútil.

En Estados Unidos, Joe Biden llegó a la Casa Blanca prometiendo revertir las políticas represivas de Donald Trump a través de una legislación más humanitaria. Sin embargo, el incremento de llegada de migrantes a la frontera sur ha provocado que tanto desde la política como desde la ciudadanía se reclame un incremento de la represión.

Evidentemente, el actual Partido Republicano, que está dominado por el trumpismo, ha aprovechado esta situación como argumento para debilitar a Biden. Y lo están consiguiendo, dado que el presidente norteamericano tiene unos índices de popularidad más bajos que los de Jimmy Carter.

Ante el crecimiento del apoyo a los candidatos republicanos, el propio Partido Demócrata también está presionando a la Casa Blanca con el tema migratorio, sobre todo en las zonas receptoras de migrantes.

Sin embargo, ha quedado demostrado que la llegada al poder de esos líderes de extrema derecha no ha conseguido frenar la llegada de migrantes a sus países. En Italia, por ejemplo, todas las medidas presentadas por Giorgia Meloni están fracasando como, por ejemplo, el proyecto de enviar una flota militar a las costas africanas para evitar la salida de los migrantes.

La cuestión migratoria ha provocado, incluso, que los gobiernos modifiquen sus posturas históricas respecto a conflictos internacionales. En España, el presidente Pedro Sánchez dejó vendido al pueblo saharaui para defender a Marruecos para, entre otras cosas, frenar la llegada de migrantes a las costas españolas. En el verano y el otoño ha quedado demostrado que el precio que pagó Sánchez no ha servido para que las embarcaciones lleguen, por ejemplo, a las Islas Canarias.

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