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Las grandes empresas pagan menos impuestos que los salarios de sus directivos

Los ejecutivos ricos se están haciendo aún más ricos en todo el mundo mientras los países pierden miles de millones de dólares o euros en ingresos corporativos que podrían haberse utilizado para, entre otras, mejorar los servicios de las clases medias y trabajadoras

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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La evasión de impuestos por parte de las grandes empresas y los elevados salarios de los directores ejecutivos están tan fuera de control que un número significativo de grandes corporaciones están pagando a sus altos ejecutivos más de lo que le pagan en impuestos

La multinacional Tesla es, quizá, el ejemplo más dramático. Durante el período 2018-2022, el fabricante de automóviles eléctricos obtuvo beneficios por 4.400 millones de dólares, pero no pagó impuestos sobre la renta en Estados Unidos. Mientras tanto, Elon Musk es uno de los hombres más ricos del mundo. 

Sin embargo, Tesla no es una excepción entre las grandes compañías cuando se trata de desplumar a los contribuyentes y pagar de más a los ejecutivos. Así se indica en un informe del Instituto de Estudios Políticos y la organización Americans for Tax Fairness que analiza los datos salariales de los altos directivos de algunos de los evasores de impuestos corporativos más importantes de Estados Unidos. 

Según el informe, al que Diario16 ha tenido acceso, 34 empresas multinacionales como Ford, Netflix o T-Mobile pagaron menos en impuestos federales sobre la renta entre 2018 y 2022 de lo que pagaron a sus cinco principales directivos. Por otro lado, 29 grandes corporaciones que están generando beneficios milmillonarios pagaron a sus altos ejecutivos más de lo que pagaron en impuestos en, al menos, dos de los cinco años del período de estudio. 

En el documento destaca una gran corporación, sobre todo por el papel infame que sus altos directivos desempeñaron durante la crisis financiera de 2008: American International Group (AIG). El gigante de los seguros desató una tormenta al embolsarse un rescate público por valor de 180.000 millones de dólares para, posteriormente, anunciar planes para, según publicó el New York Times, entregar 165 millones de dólares en bonificaciones a los mismos ejecutivos responsables de llevar a la empresa al borde de la quiebra.

Hoy, como todas las grandes empresas rescatadas en todo el mundo con dinero público, AIG está jugando el mismo juego codicioso de pagar de más a sus altos directivos y cargar con la factura a los contribuyentes. Según se indica en el informe, entre 2018 y 2022, la empresa remuneró a sus cinco principales ejecutivos más de lo que pagó en impuestos federales sobre la renta, a pesar de obtener 17.700 millones de dólares en beneficios sólo en Estados Unidos. En 2022, solo el director ejecutivo, Peter Zaffino, ganó 75 millones de dólares.

Los lujosos paquetes de compensación para altos directivos y los escasos pagos de impuestos corporativos no son fenómenos independientes. Los ejecutivos tienen un enorme incentivo personal para contratar ejércitos de lobistas que impulsen recortes de impuestos corporativos porque las ganancias inesperadas de estos recortes suelen terminar en sus propios bolsillos. 

Tal y como publicamos en Diario16, las leyes tributarias de Donald Trump redujeron la tasa del impuesto de sociedades del 35 por ciento al 21 por ciento y no logró cerrar las lagunas que reducen aún más las facturas del IRS. Lo que logró «el rebelde», el tipo que ha engañado a todo el mundo presentándose como un arma contra el establishment, lo que realmente consiguió fue que un importante número de grandes corporaciones, entre ellas las del sector de la construcción, no pagaran ningún tipo de impuesto.

Las grandes empresas aprovecharon el regalo de Donald Trump y, según la CNN, gastaron una cifra récord de 1 billón de dólares en recompras de acciones, una maniobra financiera que infla artificialmente el valor de la remuneración de los ejecutivos basada en acciones. Esto sucede en Estados Unidos y en el resto del mundo. No hay más que ver el anuncio de, por ejemplo, Banco Santander sobre la recompra de acciones tras los beneficios récord obtenidos en 2023. 

Los ejecutivos ricos se están haciendo aún más ricos en todo el mundo mientras los países pierden miles de millones de dólares o euros en ingresos corporativos que podrían haberse utilizado para, entre otras, mejorar los servicios de las clases medias y trabajadoras.

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