Foto de perfil del redactor de Diario16 José Antonio Gómez.

Ley Mordaza en el PSOE de Pedro Sánchez

05 de Julio de 2016
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Sánchez-Felipe
Que el Partido Socialista Obrero Español está en claro deterioro desde que Pedro Sánchez es secretario general es algo obvio, sobre todo teniendo en cuenta los resultados electorales en las diferentes contiendas electorales que se han celebrado en este país desde hace dos años. Desde que Pedro Sánchez está a los mandos del PSOE se ha ido de peor resultado a peor resultado hasta llegar a lo acontecido el 26 de junio.Ante esta situación de desapego de los españoles hacia el partido que los ilusionó durante décadas la dirección no ha hecho más que intentar apuntalar la imagen de su líder en vez de buscar soluciones programáticas e ideológicas que recuperaran parte del apoyo perdido. Una de las estrategias erróneas adoptadas para apuntalar el liderazgo de Pedro Sánchez ha sido la creación de un régimen personalista donde lo que se prioriza es la imagen de aquél sobre todas las cosas y los regímenes personalistas suelen conducir hacia el totalitarismo.Pedro Sánchez ganó unas primarias legítimamente. Pedro Sánchez fue el vencedor de un proceso de elección del secretario general en la que se daba a los españoles un ejemplo de democracia interna. Nadie duda de la legitimidad de Pedro Sánchez. Sin embargo, su propia actitud egocéntrica han llevado al PSOE a una estrategia en la que lo que prima es su imagen frente a lo demás que es contraria a la propia naturaleza del partido. Ejemplos de ello hemos tenido muchos y algunos nos los da el propio secretario general: la planificación de la campaña del 20-D, que estaba basada en su imagen y no en un buen programa electoral (digo buen programa porque tenía bastantes carencias a la hora de profundizar en las reformas propuestas), tal y como pudimos comprobar en la foto de 72 metros cuadrados que colocaron en la sede central de la calle Ferraz; el constante «yoísmo» en las declaraciones de Sánchez en vez de utilizar la segunda persona del plural delatan ese egocentrismo; el culto a la personalidad con declaraciones de miembros de su Ejecutiva en las que se ha afirmado sin ningún tipo de rubor que la única opción para el PSOE es «Pedro Sánchez o la nada» dejando cualquier otra opción sin ningún tipo de legitimidad; la falta de respeto a las decisiones tomadas por la militancia en los procesos de primarias cuando los resultados eran contrarios a las intenciones de Ferraz; la creación de una especie de guardia pretoriana de militantes que no aceptan ningún tipo de crítica hacia el secretario general es otro ejemplo de ello; y, sobre todo, la estrategia de purgas hacia militantes, candidatos y pequeños dirigentes que son críticos con Sánchez.A pesar de que los inicios de la Secretaría General de Pedro Sánchez fueron esperanzadores, sobre todo porque se incidió mucho en la búsqueda de la cercanía con la gente para tener un conocimiento pleno de sus necesidades, el inicio de la precampaña para las elecciones autonómicas y municipales fue el punto de inflexión donde se comenzó a aplicar el modelo de purgas a agrupaciones y federaciones que no se sometían a los dictados de Ferraz. Ciudades como Vitoria, Ávila o Murcia vieron cómo se intervenían los resultados de sus primarias porque quienes las ganaron no estaban en la onda de la Ejecutiva. La representación legal de la dirección federal llegó a afirmar que «las primarias no son más que una distracción para la militancia y sus resultados sólo son válidos si son refrendados por los órganos internos». Es decir, que la democracia interna sólo es válida si sirve para apuntalar a Pedro Sánchez.
Desde que Sánchez es secretario general el Partido Socialista ha perdido un 10% de su militancia
Sin embargo, lo que más impacto generó fue la intervención por parte de Ferraz de la Federación Socialista Madrileña y la defenestración del secretario general y del candidato elegido por la militancia. Según César Luena esa medida se tomó porque a Tomás Gómez le iban a imputar por los sobrecostes del tranvía de Parla. Esto generó una reacción lógica por parte de la militancia madrileña que veía que los que no habían podido ganar a Gómez en las urnas, que los que habían guardado su rencor y sus ansias de venganza hacia Gómez durante años, se hacían con el poder sin ningún tipo de democracia interna.En estos días el Tribunal de Cuentas le quitó toda la responsabilidad a Tomás Gómez de esos sobrecostes y, por tanto, Pedro Sánchez debería haber pedido disculpas a quien le apoyó en las primarias y a quien traicionó con el único fin de tomar una medida ejemplarizante hacia otros dirigentes regionales que podrían hacerle sombra de cara a las primarias para la elección de candidato a las generales de diciembre. El mensaje que Sánchez y Luena mandaban era el siguiente: «si os movéis contra el líder, ya sabéis lo que os va a pasar». Una de las consecuencias de la defenestración injusta de Tomás Gómez fue la apertura de un expediente de expulsión a Martu Garrote, una socialista de las de verdad, por el mero hecho de haber escrito diferentes artículos de opinión en distintos medios de comunicación, en varias tertulias televisivas y en su blog personal que iban en contra de la decisión tomada por Luena y Sánchez, expediente que conculcaba claramente el derecho a la libertad de expresión que todos y cada uno de los españoles tenemos reconocido en la Constitución Española, además de ir en contra de la cultura democrática y de respeto a los derechos humanos del propio PSOE.El viernes pasado ese expediente fue ejecutado y Garrote ha sido expulsada del Partido Socialista, es decir, ha sido purgada porque no seguía al palmerismo/mamporrerismo obsceno que guía a una pequeña parte de la militancia socialista ni se sometía a las exigencias de culto a la personalidad de Pedro Sánchez impuestas por Ferraz. Por tanto, podemos afirmar que en el PSOE de Pedro Sánchez se está aplicando una especie de Ley Mordaza.No es casualidad que esta decisión se haya tomado precisamente al día siguiente de que el Tribunal de Cuentas dejara sin responsabilidad a Tomás Gómez de los sobrecostes del tranvía de Parla. En los regímenes totalitarios los reveses se suelen responder con más represión. En el PSOE de Pedro Sánchez ocurre así, como es el caso que nos ocupa.Tomás GómezLo más grave es que el caso de Martu Garrote no es el único, ni tampoco el de Tomás Gómez. Son muchos los militantes que han sido expulsados desde que Sánchez es secretario general por el mero hecho de discrepar en libertad de lo dispuesto por la Ejecutiva. Son muchos los militantes que se han dado de baja antes que darles el gusto de que los echaran.En los diferentes Expedientes de Regulación de Empleo aplicados en las Federaciones socialistas debido a los recortes de recursos derivados de los «históricos» resultados del 20-D se ha elegido muy bien a los trabajadores que debían salir del PSOE entre los más críticos con la Ejecutiva. En muchos grupos municipales y autonómicos se han cambiado de liderazgos por el mero hecho de que quienes estaban al frente de los mismos son críticos con Sánchez. Esto son purgas, directas o indirectas, digan lo que digan, se pongan como se pongan. Sin embargo, sólo se atreven con los militantes de base y con pequeños dirigentes porque su liderazgo está cimentado en pilares de barro y saben perfectamente que un ataque directo a un dirigente de alto nivel les debilitaría aún más. Lo intentaron con la defenestración de Tomás Gómez y la jugada no les salió bien porque la crítica interna continuó. Hay un dato importante que César Luena intenta ocultar: desde que Sánchez es secretario general el Partido Socialista ha perdido un 10% de su militancia.Pedro Sánchez y César Luena han impuesto un régimen autoritario en el PSOE y, como cualquier régimen autoritario, conculcan el derecho a la libertad de expresión de su militancia y, por lo tanto, están aplicando una especie de Ley Mordaza que más pronto que tarde les pasará factura.
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