Los informes secretos de la OTAN (II): China será la mayor maquinaria bélica en 2049

19 de Mayo de 2024
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El portaaviones USS Reagan en aguas cercanas a China.

La noticia de que la OTAN sopesa enviar soldados instructores al frente ucraniano ha sacudido a las cancillerías de todo el mundo. Estaríamos, en ese caso, ante un escenario inédito hasta hoy. Tropas rusas y de la Alianza Atlántica combatiendo de forma directa, con el consiguiente riesgo para la seguridad mundial, ya que el conflicto podría escalar finalmente hacia un enfrentamiento nuclear. Y en esa coyuntura, los informes secretos de la OTAN y del Pentágono coinciden en la máxima preocupación ante la posición de China, que hasta hoy se ha mantenido como un mero espectador ante la guerra en Europa, todo lo más un mediador, pero que en cualquier momento podría dar el paso para implicarse también al lado ruso, al igual que lo está haciendo la OTAN con su socio y aliado ucraniano.

Los papeles del Pentágono, filtrados hace un año, revelaron que China se está rearmando. De hecho, el gigante asiático hizo pruebas experimentales de armas hipersónicas en febrero de 2023. El Washington Post también descubrió que en el pasado, por esas fechas, Pekín probó uno de sus misiles experimentales, el vehículo de planeo hipersónico DF-27. El misil voló durante 12 minutos a una distancia de 2.100 kilómetros, según los documentos. El diario estadounidense informó de que el misil experimental tenía una "alta probabilidad" de penetrar en los sistemas de defensa contra misiles balísticos de Estados Unidos. Su análisis también incluyó detalles de un nuevo buque de guerra y el lanzamiento de un cohete en marzo que mejoraría las capacidades cartográficas de China.

El rearme chino no solo se circunscribe al arsenal atómico, en el que los chinos ya superan a EE. UU. en capacidad ofensiva nuclear terrestre (China ya tiene más lanzadores de misiles nucleares desde tierra que Washington, aunque todavía no lo supera en número total de cabezas nucleares). Pekín también busca la supremacía en tropas y armamento convencional. A este respecto, los informes secretos de la OTAN muestran su preocupación. Los responsables militares no ven a China solo como esa potencia pacífica que está centrada solo en su estrategia económica y en lograr la hegemonía financiera a nivel planetario. Inquieta y mucho el plan militar del país trazado en 2015 bajo el título Libro Blanco con la Estrategia Militar de China, en el que Pekín reconoce que nos encontramos en un entorno post-Guerra Fría cada vez más amenazante en el que a los contenciosos territoriales históricos con sus vecinos se suman los desequilibrios económicos y militares con Estados Unidos, adalid del mundo libre, que se ha ido percibiendo en Pekín como una amenaza principal para la continuidad del régimen comunista.

En ese documento se recogen los desafíos que China percibe como amenazas externas: contenciosos con países como Japón, Taiwán e India (separatismos violentos en el Tíbet); y presencia militar de la VI Flota en el Mar de China Meridional. Según el Libro Blanco, China debe abandonar la mentalidad tradicional de que la tierra es más importante y otorgar una mayor importancia a la gestión de los mares y océanos y a la protección de su derechos marítimos e intereses en el exterior. Este presupuesto explica la decisión estratégica del gobierno chino de potenciar la Armada (también el ejército del Aire) con la adquisición de las capacidades navales necesarias para operar en los océanos, más allá de sus costas. Es decir, más expansionismo marítimo que choca directamente con los intereses de Estados Unidos, sobre todo en el Pacífico.

El presidente Xi Jinping puso fecha a este programa de modernización militar en 2017: las fuerzas militares deberían alcanzar la mecanización plena en 2020, serían un ejército completamente moderno para 2035 y la mayor maquinaria bélica del planeta para 2049.

Los informes de la OTAN revelan que las fuerzas especiales occidentales operan ya dentro de Ucrania, según informa la BBC. Un documento, fechado el 23 de marzo, se refiere a la presencia de un pequeño número de fuerzas especiales occidentales que operan dentro de Ucrania, sin especificar sus actividades ni ubicación. Reino Unido tiene el mayor contingente (50 agentes), seguido por Letonia (17), Francia (15), Estados Unidos (14) y los Países Bajos (1).

Los gobiernos occidentales generalmente se abstienen de comentar sobre asuntos tan delicados, pero es probable que Moscú aproveche esta información, dado que en los últimos meses ha argumentado que no solo se enfrenta a Ucrania sino también a la OTAN. Otros documentos precisan cuándo estarán listas una docena de nuevas brigadas ucranianas enmarcadas, de facto, bajo mando de la Alianza Atlántica. Enumeran, con gran detalle, los tanques, vehículos blindados y piezas de artillería que están proporcionando los aliados occidentales de Ucrania.

Según el periódico The Washington Post, un documento de principios de febrero expresa dudas sobre las posibilidades que tiene Ucrania de lograr el éxito militar en una próxima contraofensiva, al referir que los problemas para generar y mantener a sus fuerzas podrían concluir con "modestas ganancias territoriales".

Otro detalle que se ha filtrado del Pentágono es la intención de Egipto de suministrar cohetes, en secreto, a Rusia, un nuevo elemento desestabilizador, más ahora con la invasión israelí de Gaza. El Post obtuvo acceso a otro documento de mediados de febrero, que indica que Egipto tenía planes para producir en secreto 40.000 cohetes con destino Rusia.

El periódico reportó que el presidente de Egipto, Abdul Fatah al Sisi, les dijo a los funcionarios que mantuvieran en secreto la producción y el envío "para evitar problemas con Occidente". Se cita a un funcionario, quien dijo que ordenaría a su gente "trabajar por turnos si fuera necesario porque era lo mínimo que Egipto podía hacer para pagarle a Rusia por una ayuda no especificada antes".

Pero hay más datos filtrados. Así, Corea del Sur está dividida por la entrega de armas a Ucrania. Un documento clasificado, visto por la BBC, revela que Corea del Sur estaba dividida frente a la decisión de vender armas que se usarían en Ucrania. El informe, basado en señales de inteligencia, detalla una conversación delicada entre asesores de seguridad nacional de Corea del Sur. Se debaten entre la presión estadounidense para enviar municiones a Ucrania y su política de no armar a los países en guerra.

Uno de los asesores sugiere enviar los proyectiles a Polonia, para evitar que parezca que Corea del Sur cedió su posición frente a Estados Unidos. Como parte de un acuerdo de reabastecimiento el año pasado, Seúl insistió en que Estados Unidos no podía transferir los proyectiles a Ucrania. El gobierno surcoreano se ha mostrado reacio a enviar armas a Ucrania por temor a enemistarse con Rusia. La filtración generó preocupaciones de seguridad en Seúl, y los políticos de la oposición cuestionan cómo Estados Unidos pudo interceptar una conversación de tan alto nivel.

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