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Moreno Bonilla, cinco años de colapso sanitario, fracaso en Doñana, autobombo, manipulación en Canal Sur y conchabeo con la ultraderecha

El aniversario de la primera investidura del presidente andaluz, que gobierna con una holgada mayoría absoluta desde 2022, coincide con graves problemas en sanidad, educación, servicios sociales y el ninguneo a la memoria histórica

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análisis

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El malagueño nacido en Barcelona Juan Manuel Moreno Bonilla hizo historia hace ahora cinco años, exactamente un 16 de enero de 2019 cuando fue investido presidente de la Junta de Andalucía con los votos de PP, Ciudadanos y Vox, pese a que la lista más votada había sido una vez más el PSOE de Susana Díaz y que el PP había obtenido con el cartel de Moreno Bonilla como líder el peor resultado de su historia. Por primera vez en la historia de la autonomía andaluza una formación conservadora iba a gobernar el fortín histórico por antonomasia de los socialistas, que habían encadenado legislatura tras legislatura en el poder autonómico durante casi cuatro décadas consecutivas. Moreno Bonilla necesitó los apoyos de los diputados del ya casi extinto Ciudadanos y de la ultraderecha, que por primera vez obtenía representantes en una parlamento español y también capacidad de decisión en el nuevo gobierno autonómico gracias al pacto con el PP de Moreno Bonilla.

El latiguillo constante de la “herencia recibida”, que se prodigaba continuamente durante el inicio de la gestión de Moreno Bonilla al frente de la Junta como excusa ante los no escasos problemas que debía afrontar como nuevo presidente andaluz, comenzó a diluirse en los discursos del ejecutivo autonómico como un azucarillo en agua conforme iba aplicando sin prisas pero sin pausas sus recetas liberales de libro, entre ellas una de las que más autobombo prodigó en el seno de su ejecutivo, la de la supresión del impuesto de Patrimonio que pagaban hasta la llegada del PP al ejecutivo autonómico los 20.000 andaluces más ricos.

Tampoco se ha cortado un pelo Moreno Bonilla a la hora de implantar progresivamente, y sobre todo desde que gobierna con la holgada mayoría absoluta que le otorgaron las urnas en junio de 2022, ya sin la ‘molestia’ consentida de Vox, políticas tendentes a fomentar prioritariamente los conciertos tanto con la sanidad privada como con los centros educativos privados. El balance de estos cinco años al frente de la comunidad más poblada del país y la segunda más extensa, que aporta 61 representantes al Congreso de los Diputados, no puede ser más desalentador en este sentido, ya que el colapso actual de las listas de espera quirúrgicas y diagnósticas, con miles de andaluces aguardando ser atendidos muy por encima del tiempo legal establecido, es una realidad que los datos oficiales han mostrado tal cual y han ocasionado una cascada de ceses y dimisiones de altos cargos en la Consejería de Salud. A esto se suma una atención primaria desbordada por la falta de personal y una gestión más que dudosa que redunda en una atención deficiente. El simple hecho de lograr que el médico de cabecera renueve los medicamentos a un paciente crónico puede convertirse en una odisea que se puede prolongar incluso semanas.

También la atención hospitalaria sufre reiterados picos de saturación, sobre todo en las urgencias, como ahora se viene registrando con los contagios de gripe y covid. A todo esto, solo el rechazo frontal de los sindicatos y la oposición parlamentaria de las formaciones de izquierdas logró frenar el propósito del ejecutivo de Moreno Bonilla de poner precio a la atención primaria. El Gobierno del PP publicó una orden que permitía pagar con dinero público consultas de atención primaria privadas, incluso a realizar en centros de atención primaria públicos. Finalmente, Moreno Bonilla dio marcha atrás, pero sólo después del revuelo mediático y ciudadano que puso una vez más a prueba la política de bienquedismo de un maestro en estas lides como viene siendo el presidente andaluz.

El latiguillo de la “herencia recibida” comenzó a diluirse en los discursos del ejecutivo de Moreno Bonilla como un azucarillo en agua conforme iba aplicando sin prisas pero sin pausas sus recetas liberales de libro

Pero el caso que evidencia más a las claras esta gestión de bienquedismo de libro de Moreno Bonilla y el PP en Andalucía es el realizado con los regantes ilegales del entorno del Parque de Doñana, pulmón verde de Europa. El presiente andaluz viene intentando reiteradamente desde la anterior legislatura, con el apoyo único y exclusivo de la ultraderecha, de legalizar el regadío de numerosos agricultores en el entorno de Doñana, pese a la oposición frontal de numerosas instituciones internacionales como la Unión Europea, la Unesco, la comunidad científica al completo y los conservacionistas, además del Gobierno de España y la oposición de izquierdas en el Parlamento andaluz. El futuro del ecosistema de Doñana peligraba y el Gobierno autonómico encargado de velar por su mantenimiento miraba claramente hacia otro lado. Su proyecto de ley, que finalmente ha metido de forma definitiva en el cajón del olvido para enfado de Vox, lo ha vendido como un gran pacto con el Gobierno de Pedro Sánchez por el futuro del ecosistema de Doñana y del mantenimiento de los regadíos de cultivos de frutos rojos en la zona. Antes de llegar a esta marcha atrás en toda regla, la estrategia de Moreno Bonilla había dado sus frutos electorales, ya que dos de los cinco municipios de la zona afectada habían logrados gobiernos locales del PP.

Canal Sur, un grano en el culo de Moreno Bonilla

El autobombo como marchamo de gestión tiene para Moreno Bonilla su talón de Aquiles en la radiotelevisión pública andaluza, cuyos trabajadores vienen realizando exhaustivos trabajos de seguimiento informativo que evidencian la manipulación descarada de sus informativos y el seguidismo y culto a la persona que la dirección de Canal Sur realiza del presidente andaluz, además de utilizar el ente público como estilete contra el Gobierno central de Pedro Sánchez en clara consonancia con las estrategias del Partido Popular a nivel nacional.

En esta política de autobombo, el ejecutivo andaluz ha sabido aprovechar el boom del sector turístico andaluz, clave para la economía de la comunidad autónoma, gastando ingentes cantidades de dinero público para promocionar la comunidad más allá de nuestras frontera con la intención de atraer nuevos nichos de turistas, especialmente procedentes de Estados Unidos. Tal es el grado de entrega en este sentido del Gobierno andaluz, que ha contratado con la NBA la emisión en varios partidos de esta competición de su impactante y costosa campaña Andalusian Crush, protagonizada por el actor de Juego de Tronos Peter Dinklage, mientras madres y padres de alumnos de numerosos colegios públicos andaluces llenaron las redes sociales de fotos de canchas de colegios con serios desperfectos por falta de mantenimiento.

Tampoco en el apartado de memoria histórica ha sacado pecho en absoluto en gobierno conservador de Andalucía, más bien todo lo contrario, ha corrido un tupido velo. Ni siquiera ya sin el lastre de los primeros años que le imponía Vox, el PP de Moreno Bonilla ha elevado a cero sus esfuerzos para aplicar la ley de memoria histórica, vaciando de presupuesto autonómico las iniciativas de numerosos consistorios para dignificar la memoria de los familiares de los represaliados durante la guerra civil.

Este es el panorama a grandes rasgos que ha dejado el paso del PP por el Gobierno andaluz durante estos últimos cinco años, mientras el desempleo sigue siendo el principal problema crónico de la comunidad, que aún sigue sin resolverse ni dar muestras de mejoría notable, aún muy lejos de la media nacional, aunque el Gobierno de Moreno Bonilla insiste que Andalucía ya “converge” después de décadas de “divergencia”.

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