Santiago Abascal ha dado la orden de virar hacia el eje ruso. La delegación de Vox en el Parlamento Europeo anunció el viernes que cambiará de grupo político, dejando a los Conservadores y Reformistas, donde compartía filas con Hermanos de Italia o los polacos de Ley y Justicia, para unirse a los Patriotas para Europa, la iniciativa que está impulsando el primer ministro húngaro, Viktor Orbán.
Tras la invasión rusa de Ucrania de 2022, el Gobierno de Orbán anunció que no enviaría tropas ni armas a Ucrania, así como tampoco permitiría que se usara el territorio húngaro para transportar armamento a dicho país, aunque ha permitido que tropas de la OTAN se estacionen en Hungría. De igual manera, Orbán defiende que bloquear las importaciones energéticas rusas haría a los húngaros “pagar el precio de la guerra”. Esta actitud ha provocado las críticas de Volodímir Zelenski, que ha afeado su ambigüedad al dirigente húngaro: “Tienes que decidir por ti mismo con quién estás”, le dijo, haciendo alusión a la tradicional cercanía que Orbán ha establecido con Putin. “Hungría es lo primero”, ese es el lema o eslogan de los ultras húngaros, que Abascal repica en nuestro país con el España para los españoles.
El movimiento de aproximación de Vox hacia el eje prorruso es calificado como trascendental por no pocos analistas como Enric Juliana. “Hoy Vox ha dado un paso histórico y lo veremos en las próximas semanas”, asegura el periodista de La Vanguardia. O lo que es lo mismo: Vox va a endurecerse aún más. Dos factores explicarían ese “echarse el monte” todavía más arriba. En primer lugar, la dura competencia con la derecha tradicional por la hegemonía del poder. Abascal está viendo cómo el PP le copia el discurso (no hay más que escuchar las cosas que dice Feijóo en materia de inmigración, muy poco distinguibles del programa xenófobo de los voxistas) mientras que en Madrid el proyecto no termina de arrancar, en buena medida porque Isabel Díaz Ayuso consigue aglutinar el voto más cafetero y ultra. Pero hay una segunda razón todavía más importante para ese volantazo radical: Alvise Pérez, el agitador o influencer que ha logrado tres escaños en las pasadas elecciones europeas (800.000 personas han votado a su partido Se Acabó la Fiesta, SALF). En Vox han saltado todas las alarmas, ya que el proyecto de Alvise le está comiendo terreno al partido verde y ante eso solo cabe abrazarse a un discurso todavía más reaccionario. Pérez ha prometido publicar documentos y dosieres que no beneficiarían a Vox, todo ello mientras el Tribunal de Cuentas destapa una investigación en la que reprocha a la formación de Abascal ciertas irregularidades contables.
Es evidente que ese escenario incierto no beneficia a la formación de Santiago Abascal. Vox ha justificado su cambio de grupo parlamentario en la Eurocámara porque “las fuerzas patriotas que han aumentado su presencia en el Parlamento Europeo tienen una oportunidad histórica de materializar el encargo de los votantes en un gran grupo que se erija como alternativa a la coalición de populares, socialistas y la extrema izquierda”. Vox sumará así seis escaños a la iniciativa de Orbán, el FPÖ austríaco y el ANO checo para conformar un nuevo grupo en el Parlamento Europeo, al que también ha anunciado su intención de unirse la ultraderecha portuguesa de Chega! Necesitan 23 escaños procedentes de siete nacionalidades distintas para constituirse como grupo parlamentario.
¿Es una buena idea que Abascal se eche en los brazos de Orbán, y por tanto de Putin? No parece. El español no tiene nada que ver con el húngaro, un ciudadano que ha vivido décadas de gobierno comunista bajo la órbita de Moscú. En nuestro país el autoritario de derechas desprecia todo lo que venga del Kremlin (pesa demasiado el pasado franquista), y no parece que la estrategia de la dirección nacional de Vox sea la más adecuada. En realidad, no tiene ni pies ni cabeza. ¿Qué pinta un partido nostálgico del franquismo coqueteando con un exespía del KGB? Nada.
Patriotas por Europa responde “al mensaje de aquellos europeos que exigen un cambio de rumbo radical y urgente de la UE”, señala el comunicado de Vox, que agradece a los Conservadores y Reformistas y “especialmente” a los Hermanos de Italia de Meloni la “estrecha colaboración” que han tenido durante la pasada legislatura. De esta manera, Abascal rompe con el eje franco-italiano y se entrega a la alianza proPutin.
El anuncio de Vox coincide con el viaje de Orbán a Moscú para reunirse con el presidente ruso, Vladímir Putin, un desplazamiento que ha enfurecido a los socios europeos de Hungría, y sucede a pocos días de que los Patriotas para Europa celebren en el Parlamento Europeo su reunión constitutiva, el próximo lunes. Fuentes de los Conservadores y Reformistas confirmaron a EFE que Vox participó con normalidad en la reunión de constitución del grupo esta semana, que se celebró de manera híbrida entre Bruselas y Sicilia (Italia) y en la que incluso se nombró al eurodiputado de Vox Hermann Tertsch como uno de los vicepresidentes del grupo.