Alsina deja al descubierto las mentiras de Ayuso sobre su novio

En una entrevista tensa con Carlos Alsina, la presidenta de Madrid minimiza el fraude fiscal de su pareja, acusa al Gobierno de “una operación de Estado” y convierte en víctima a un empresario imputado por varios delitos económicos

27 de Marzo de 2025
Actualizado el 28 de marzo
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Isabel Díaz Ayuso es entrevistada en Más de uno por Carlos Alsina, foto Onda Cero
Isabel Díaz Ayuso es entrevistada en Más de uno por Carlos Alsina, foto Onda Cero

Isabel Díaz Ayuso ha vuelto a la carga. Pero esta vez no lo ha hecho desde la tribuna, sino en una entrevista en Onda Cero que ha terminado convirtiéndose en una sucesión de excusas, reproches y desvíos de responsabilidad. Enfrentada a las preguntas del periodista Carlos Alsina sobre los presuntos delitos fiscales de su pareja, la presidenta madrileña no solo ha defendido a Alberto González Amador, sino que ha intentado presentar su situación como un ataque ideológico contra una empresa privada, Quirón, y como parte de una supuesta conspiración del Gobierno.

Una entrevista incómoda y muchas excusas

“Es un lío que le quieren montar a él y a su empresa para desprestigiar a Quirón”, afirmó Ayuso con rotundidad. No importa que el escándalo implique 350.000 euros defraudados ni que su pareja esté siendo investigado por dos delitos fiscales, falsedad documental, corrupción en los negocios y administración desleal. Para Ayuso, todo es una campaña para hundirla a ella.

Ayuso se escuda en su pareja y en Quirón para tapar un escándalo fiscal que la acorrala

Minimizar el fraude fiscal como si no pasara nada

Cuando Alsina le preguntó directamente si estaba banalizando el fraude fiscal al defender a su pareja, Ayuso se revolvió: “¿Esto va por mí? Pues pregúntame directamente”. Ante la insistencia del periodista, la presidenta respondió: “No banalizo el fraude fiscal. Todo el mundo tiene que pagar impuestos religiosamente. Si uno paga un impuesto fuera de plazo, tiene que pagar una multa”.

Pero no se trata de una simple multa. Así se lo recordó Alsina: la Agencia Tributaria solo remite estos casos a la Fiscalía cuando la cantidad defraudada supera los 120.000 euros, y el caso de González Amador multiplica por tres esa cifra. Aun así, Ayuso insistió en que “en el 99% de los casos esto es una multa y en el 1% pasa a Fiscalía”. Como si lo suyo hubiera sido una anécdota contable y no un caso de posible corrupción empresarial con ramificaciones públicas.

Ayuso convierte al imputado en mártir

La estrategia es clara: convertir a González Amador en una víctima. “Él no pagó un impuesto que no ocultó y finalmente lo paga. Va a declarar por voluntad propia. Esto ha sido 13 meses de persecución diaria, 24 horas”, afirmó Ayuso, negando cualquier implicación suya, a pesar de que ha salido a defenderle públicamente desde el primer minuto.

Según la presidenta, todo este proceso judicial debería haberse cerrado en Hacienda con una simple regularización. Pero lo cierto es que los delitos que se investigan incluyen la presunta falsificación de facturas, una práctica que, de confirmarse, es gravísima. Aun así, Ayuso lo describe como “un autónomo”, obviando que González Amador es dueño de al menos dos sociedades mercantiles.

En la entrevista, Ayuso introdujo un nuevo argumento que debería alarmar a cualquier ciudadano. Según ella, este “ataque” a su pareja es, en realidad, “una pelea ideológica contra un grupo sanitario que, por cierto, tiene los mejores hospitales de España”. Se refiere al grupo Quirón, al que su pareja está vinculado a través de Quirón Prevención.

Lo que no dijo Ayuso es que la Comunidad de Madrid, que ella misma preside, saldó en 2024 una deuda de 464 millones de euros con los hospitales de gestión privada dirigidos por Quirón. Es decir, mientras ella denuncia una cacería contra la empresa, la administración madrileña libera cientos de millones de dinero público en su favor. El conflicto de intereses es evidente, aunque ella lo despache como una coincidencia.

Miguel Ángel Rodríguez, “defensor de la verdad”

En la entrevista, Ayuso también aprovechó para defender a su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, que en su momento difundió informaciones falsas sobre el caso. “Lo que hace un jefe de gabinete es defenderme a mí. Solo falta que él no me pudiera defender”, sentenció Ayuso. No solo blanquea el uso de recursos públicos para fines personales, sino que normaliza el uso del aparato institucional para proteger a un particular investigado por corrupción.

Con tono victimista, Ayuso volvió a acusar al presidente del Gobierno de ser el responsable de todo. “Sánchez ha perdido los papeles conmigo y necesita destruirme”, dijo. “Esta es una operación de Estado organizada por Moncloa al más alto nivel”, repitió sin aportar pruebas. “¿Es normal que 22 ministros que nadie sabe cómo se llaman estén todos los días, 24 horas, con este argumentario?”, se preguntó con dramatismo.

A su juicio, el caso de su pareja solo tiene esta dimensión porque ella es la presidenta de Madrid. “No es por las cuantías, es porque soy yo”, llegó a decir, como si no existiera un sistema judicial que actúa conforme a los indicios, no al victimismo de turno. Pero Ayuso no quiere hablar de justicia: quiere convertir una investigación legítima en un ataque personal.

El “minipoder” de una presidenta todopoderosa

Quizás una de las frases más reveladoras de la entrevista fue cuando Ayuso afirmó: “Si doy mi opinión al respecto, es que estoy utilizando las instituciones, estoy utilizando mi poder como presidenta de la Comunidad, mi minipoder, porque en realidad en todo este asunto el poder que tengo es limitado”.

Resulta curioso escuchar eso de quien preside la comunidad más rica del país, con competencias amplísimas en materia de sanidad, educación y fiscalidad, y que no duda en movilizar a su gobierno, su gabinete y sus medios afines para defender a su entorno más cercano. “Minipoder” lo llama ella. Pero la realidad es que actúa como si el poder fuera suyo y no de la ciudadanía.

Una entrevistada que no aclara, sino que enreda

Durante más de 20 minutos, Ayuso habló de todo menos de lo importante. Evitó responder con claridad sobre el fraude fiscal, desvió el foco hacia el Gobierno, acusó a la izquierda, a los medios, a 22 ministros y hasta al sistema. Pero nunca asumió que su defensa a ultranza de un imputado por delitos económicos la sitúa en un lugar políticamente insostenible.

Cada vez que abre la boca para defender a su pareja, no solo banaliza los delitos fiscales: también desdibuja los límites entre lo público y lo privado, entre el interés general y sus propios intereses. Y mientras tanto, insiste en que es la víctima.

Una vez más, Ayuso no da la cara. Se la tapa con excusas.

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