Ayuso degrada el Dos de Mayo: exclusión, sectarismo y deterioro institucional en Madrid

El PSOE no asistirá al acto oficial y organiza una celebración alternativa tras la decisión sin precedentes de la presidenta de no invitar al Gobierno de España

29 de Abril de 2025
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Ayuso degrada el Dos de Mayo: exclusión, sectarismo y deterioro institucional en Madrid
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en la Asamblea 

La celebración del Dos de Mayo, símbolo de la resistencia popular y de la unidad, queda empañada este año en Madrid por la deriva partidista de Isabel Díaz Ayuso, que excluye al Ejecutivo central y convierte una jornada de todos en un acto de propaganda excluyente.

La celebración del Dos de Mayo, fecha emblemática de la Comunidad de Madrid, se ve este año irremediablemente marcada por una decisión insólita: la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, ha optado por no cursar invitación al Gobierno central para el acto institucional, rompiendo así una tradición de respeto y consenso que ha caracterizado históricamente esta efeméride. Ante esta grave anomalía, el PSOE madrileño ha anunciado que no acudirá al evento oficial y organizará en su lugar una fiesta alternativa en la Rosaleda del Parque del Oeste.

Mar Espinar, portavoz socialista en la Asamblea de Madrid, ha confirmado la ausencia en rueda de prensa posterior a la Junta de Portavoces, recordando que "no vamos donde no nos invitan". En su intervención, Espinar ha subrayado la gravedad de los hechos: “El Dos de Mayo es una celebración de todos los madrileños y no puede ser patrimonializada por una presidenta que confunde el gobierno autonómico con un instrumento de su enfrentamiento permanente con el Estado”.

La polémica no se reduce a la exclusión del Ejecutivo. Este año tampoco tendrá lugar la tradicional parada militar, otro gesto que evidencia el progresivo vaciamiento institucional de una jornada histórica. En lugar de promover el espíritu de unidad y de homenaje a los héroes del pueblo madrileño que se enfrentaron a la invasión napoleónica, Ayuso ha optado por el sectarismo y la confrontación como bandera de su proyecto político.

La gravedad de la decisión trasciende el mero protocolo. La exclusión del Gobierno central —un hecho sin precedentes en la historia de la Comunidad— supone un deterioro institucional de primer orden y revela la falta de altura política de la presidenta madrileña. Ayuso no sólo rebaja la importancia simbólica del Dos de Mayo, sino que utiliza una fecha de profunda raigambre democrática para sus propios fines partidistas, profundizando la brecha social y alentando la división.

Resulta alarmante que un acto que debería unir a todos los madrileños y rendir tributo a los valores de libertad y resistencia frente al autoritarismo se convierta, bajo su mandato, en un escaparate de exclusión y sectarismo. Convertir una fiesta común en un acto de parte no es sólo una torpeza política; es una grave falta de respeto a la ciudadanía y a la historia.

Frente a esta deriva, el PSOE madrileño plantea una alternativa abierta y plural en la Rosaleda del Parque del Oeste, donde —en palabras de Espinar— "todos los madrileños se sientan representados" y se recupere el verdadero sentido de la fecha.

El Dos de Mayo no pertenece a ningún partido, y mucho menos puede ser utilizado como instrumento de exclusión. El daño causado por Ayuso este año marcará un antes y un después en la historia reciente de las instituciones madrileñas.

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