Ayuso desvaría: comparar a España con Venezuela es una temeridad irresponsable

La presidenta madrileña enciende la polémica al asegurar que España podría acabar como Venezuela si no se frena al Gobierno de Pedro Sánchez

10 de Enero de 2025
Actualizado el 13 de enero
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Ayuso desvaría: Comparar a España con Venezuela es una temeridad irresponsable
Isabel Díaz Ayuso en la XXVII Conferencia Presidentes autonomicos en Santander

Isabel Díaz Ayuso vuelve a traspasar los límites del discurso político con declaraciones alarmistas e irresponsables. En una reciente entrevista en esRadio, la presidenta de la Comunidad de Madrid afirmó que España podría terminar como Venezuela si no se ponen frenos al Gobierno de Pedro Sánchez. "Tenemos mucho que trabajar y defender porque si no, un día, España va a acabar igual que Venezuela", declaró Ayuso, generando una ola de críticas por la temeridad de sus palabras.

Un discurso alarmista y sin fundamento

La dirigente popular no dudó en ensalzar a María Corina Machado, líder opositora venezolana, como un "ejemplo" de lucha por la libertad. Sin embargo, utilizar esta comparación para dibujar un panorama apocalíptico sobre la democracia española es un ejercicio de manipulación que busca deslegitimar al Gobierno democráticamente elegido. "Las dictaduras no entran de golpe, es una rosca que va poco a poco carcomiendo sus contrapesos", afirmó Ayuso, insinuando que España se encuentra en la antesala de un régimen autoritario.

Este tipo de afirmaciones no solo distorsionan la realidad política de España, sino que también trivializan el sufrimiento real que viven millones de venezolanos bajo un régimen auténticamente dictatorial. España cuenta con instituciones democráticas sólidas, una prensa libre y mecanismos de control del poder que garantizan la separación de poderes, elementos que brillan por su ausencia en Venezuela. Comparar ambos contextos es, cuanto menos, un insulto a la inteligencia ciudadana.

Una estrategia de victimización y polarización

La presidenta madrileña también acusó a Pedro Sánchez de utilizar "todos los medios públicos, desde la Radio Televisión Española a todo el resto de las instituciones contra el adversario y contra la alternativa". Una afirmación que carece de fundamento y que busca victimizarse ante críticas legítimas. Ayuso sostiene que el Gobierno "deshumaniza al adversario político" y que ella misma sufre ataques personales: "Todos los ministros me insultan de manera infame, en lo personal, en mi vida, en mi casa, con quién estoy, cómo salgo, cómo visto, cómo hablo, asesina, criminal...".

Estas palabras pretenden desviar la atención de los problemas reales de la Comunidad de Madrid, donde la gestión de servicios esenciales como la sanidad y la educación ha sido duramente criticada. La estrategia de Ayuso parece clara: exagerar la amenaza de un supuesto autoritarismo para ocultar sus propias carencias como gestora. Esta narrativa de confrontación perpetua solo busca polarizar a la sociedad y crispar el debate político.

Teorías conspirativas sin pruebas

Resulta especialmente grave que Ayuso insista en teorías de la conspiración, sugiriendo que Pedro Sánchez está "preso" de José Luis Rodríguez Zapatero por "todo lo que tiene en los cajones". Sin aportar prueba alguna, la presidenta de Madrid alimenta la desconfianza hacia las instituciones y el Gobierno. Este tipo de afirmaciones solo contribuyen a erosionar la confianza ciudadana en el sistema democrático.

Por si fuera poco, Ayuso también acusó al Ejecutivo de tener una "dependencia insólita" de Marruecos y de "abandonar a los compatriotas en Ceuta y Melilla". Declaraciones que buscan alimentar la tensión territorial y generar desconfianza hacia la política exterior del Gobierno. Esta estrategia de alarmismo constante está lejos de ser responsable y solo genera más incertidumbre en la ciudadanía.

El discurso de Ayuso no es nuevo. La presidenta madrileña lleva tiempo equiparando al Gobierno de Sánchez con regímenes autoritarios, una comparación que carece de rigor y que desvirtúa la realidad política de España. "Se es muy bravo con los dictadores muertos, pero bien que a los dictadores vivos no les ponemos ni una", afirmó, insinuando que Sánchez simpatiza con regímenes dictatoriales. Esta retórica es peligrosa y erosiona el debate público.

Ayuso también se victimizó afirmando: "Tengo yo un máster en persecuciones (...), estamos siendo perseguidos y no tienes dónde defenderte, da igual la verdad". Sin embargo, estas palabras no se sostienen cuando se comprueba que la oposición en España goza de plena libertad para criticar al Gobierno y participar activamente en la vida política.

Urge recuperar la cordura política

Es urgente que el debate político recupere la cordura y el respeto institucional. Los ciudadanos merecen un debate serio sobre los retos que enfrenta el país, no discursos incendiarios que solo buscan el enfrentamiento. La democracia española es robusta y no merece ser utilizada como arma arrojadiza para satisfacer intereses partidistas.

Isabel Díaz Ayuso debería reflexionar sobre sus palabras y asumir la responsabilidad que conlleva su cargo. Las comparaciones irresponsables con Venezuela no solo son falsas, sino que también socavan la confianza en nuestras instituciones. España merece un liderazgo serio y comprometido, no discursos alarmistas que alimentan la división social.

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