Después de una gran inundación como la ocurrida en la Comunitat Valenciana, uno de los grandes peligros llega con las epidemias de todo tipo. Las aguas cenagosas acumuladas en grandes cantidades atraen a los mosquitos e insectos cuyas picaduras pueden causar graves enfermedades, incluso la muerte. A esto se suma la falta de agua potable, foco principal de infecciones. Por todo ello, los expertos en salud pública recomiendan a todas las personas que se encuentren en la zona cero, participando en las tareas de limpieza, que tomen precauciones utilizando mascarilla higiénica y guantes de látex. La desinfección del cuerpo en profundidad tras las labores del día es fundamental, como también mantener los alimentos en buen estado en la medida de lo posible. Miles de voluntarios han estado colaborando sin unas mínimas condiciones de seguridad y las autoridades sanitarias han lanzado la voz de alerta. De hecho, 22 trabajadores han resultado intoxicados por inhalación de gases nocivos. De ahí que ayer la Generalitat decidiera distribuir un pack con el material básico entre los miles de personas llegadas de todas partes, al punto de encuentro en la Ciudad de las Ciencias, con el ánimo de arrimar el hombro.
Bajo el barro hay animales muertos, aguas fecales producto de la rotura de las alcantarillas e incluso cadáveres humanos. Un escenario ideal para el cultivo de microorganismos altamente peligrosos. “Bebemos lo que hay”, asegura una vecina de Paiporta visiblemente afectada por la tromba de agua. Cuarenta y ocho horas después de la catástrofe, esta localidad epicentro del drama aún no tenía agua potable y los servicios de emergencias repartían una botella de litro y medio por persona. Las imágenes recordaban mucho a las colas de refugiados en zonas en guerra. Resultará muy complicado reparar la red pública de suministro a corto plazo. Las autoridades alertan de que beber agua en mal estado es muy peligroso y aún así muchos abren el grifo, quizá contaminado con residuos fecales producto del arrastre, para saciar la sed.
En 2022, según informaciones de la BBC, el paso del huracán Ian causó estragos por la bacteria vibrio vulnificus, un microorganismo que “come la carne” y que llevó a decenas de personas a los hospitales de Florida. En el condado de Lee, donde la tormenta tocó tierra el 28 de septiembre, las autoridades registraron 29 casos de enfermedades y cuatro muertes debido a esta bacteria. “Casi todos los casos fueron diagnosticados tras el paso del huracán”, añade la BBC.
Las personas se pueden infectar por vibrio vulnificus tras el ingreso de la bacteria al cuerpo a través de heridas o cortes abiertos. Este ser vivo anida en aguas saladas y tibias, como las que quedan estancadas luego de una inundación. “El Departamento de Salud de Florida en el condado de Lee está observando un aumento anormal en los casos de infecciones por vibrio vulnificus como resultado de la exposición a las inundaciones y las aguas estancadas después del huracán Ian”, aseguró un portavoz del departamento de salud del condado. Un comunicado del departamento pidió a los residentes estar al tanto de los “riesgos potenciales asociados con la exposición de heridas abiertas, cortes o rasguños en la piel al agua tibia, salobre o salada”. “Los derrames de aguas residuales, como los causados por el huracán Ian, pueden aumentar los niveles de bacterias”, agregó el comunicado.
La Generalitat Valenciana aún no ha lanzado ninguna alerta ante el riesgo de enfermedades como consecuencia del agua empantanada, pero los técnicos están evaluando los riesgos. En las administraciones central y autonómica hay preocupación, ya que la situación dantesca que vive la provincia de Valencia podría tardar semanas e incluso meses en desaparecer. Las carreteras y vías férreas están cortadas, los servicios de mantenimiento públicos no dan abasto para reparar todo el daño en infraestructuras y lo peor de todo: el nivel que ha alcanzado el agua enlodada tardará mucho en bajar. Campos enteros antes ocupados por naranjos y árboles frutales se perderán y se pudrirán. El abono perfecto para los agentes patógenos.
Sofía Sánchez Piña, de la UNAM, asegura que “después de Otis vino el dengue y la hepatitis”, el decimoquinto ciclón tropical de la temporada ciclónica del Pacífico de 2023. Una nueva amenaza se sumó a la llegada del huracán: los expertos advirtieron del aumento de enfermedades infecciosas originadas por el estancamiento de las lluvias y la falta de agua potable.
También preocupan los brotes de disentería. Puede contagiarse entre personas. Los factores de riesgo incluyen la contaminación de los alimentos y el agua con heces debido a un saneamiento deficiente. El mecanismo subyacente implica la inflamación del intestino, especialmente del colon. El tifus es más improbable. Se trata de una enfermedad infecciosa potencialmente letal causada por bacterias. Se transmite a los humanos por pulgas infectadas. Las pulgas generalmente se infectan cuando se alimentan de animales infectados, como ratas y zarigüeyas.
En 2016, cinco días después de que el ojo del huracán Matthew tocara tierra en Haití, las autoridades sanitarias informaron sobre varios brotes de cólera que dejaron 13 muertos, decenas de personas infectadas y el temor de que la enfermedad se expandiera por el país más pobre del continente, publicó el diario La Nación. Las autoridades sanitarias reportaron decenas de casos y cundió el temor a que la enfermedad se expandiese como la epidemia de 2010, que afectó a 800.000 personas. A los estragos de la dana se unen las posibles epidemias. Las autoridades, lentas hasta el momento, deberán reaccionar lanzando una alerta sanitaria.