El bochornoso espectáculo del PP en el conflicto palestino-israelí

11 de Octubre de 2023
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Edificio Gaza

Una vez más, el Partido Popular está haciendo el ridículo en un asunto complejo de política internacional, esta vez a cuenta del conflicto palestino-judío. Sonrojan los análisis de brocha gorda que sueltan los prebostes de Génova, gente que no pasa del maniqueo Hamás malo, caca; Israel, bueno, amigo. El enfoque que tienen del problema se reduce a que un grupo de fanáticos barbudos ha entrado en los territorios ocupados a sangre y fuego, obviando que el mal viene de lejos, tanto como 1947. Todo hecho histórico hunde sus raíces en unos antecedentes, en unos efectos y unas causas. Hay que hilar muy fino y atender a los matices, a los claroscuros, para no caer en el siempre engañoso blanco y negro que solo conduce a la distorsión de la realidad.

Sin embargo, los Feijóo, Borja Sémper y demás troupe de la derecha española se ponen la venda en los ojos y se rasgan las vestiduras con los terribles atentados perpetrados por Hamás –que han ocasionado miles de muertos a los que hay que unir la implacable venganza hebrea–, pero callan cuando un mortero israelí se escapa y cae sobre un mercado, una escuela o un edificio residencial, cuando un soldado judío dispara contra niños indefensos o cuando Israel impone el bloqueo a la Franja de Gaza y la convierte en un gueto o apartheid sin agua, sin luz ni comida, sometiendo a sus inocentes habitantes a condiciones de vida propias de las ratas. ¿Dónde están los señores del PP, tan defensores ellos de la causa de la paz cuando el régimen de Tel Aviv viola sistemáticamente los derechos humanos y decenas de resoluciones de la ONU que obligan a Israel a avanzar en medidas políticas para dotar a Palestina de la condición de estado autónomo, libre e independiente? Enmudecen, miran para otro lado, callan como tumbas. 

El conflicto supura sangre y muerte desde mediados del siglo XX, pero eso le importa exactamente cero al Partido Popular. ¿Para qué denunciar que Israel lleva años sometiendo a un cerco cruel a millón y medio de palestinos que cada día sobreviven como pueden (en una inmensa escombrera propia de un nuevo Auschwitz) gracias a la ayuda internacional, al contrabando en los túneles subterráneos y a la resiliencia de la población acostumbrada ya a vivir en el mismísimo infierno en la Tierra? ¿Acaso no han visto esas fotos de los niños palestinos descalzos y sucios jugando al fútbol entre los tanques israelíes, las ruinas y las alambradas? Es mucho más fácil caer en el topicazo de que Hamás es un Estado terrorista dentro de otro Estado (cosa que ya sabemos todos) y aprovechar la coyuntura para darle estopa a Sánchez y a sus socios con fines electoralistas, que a fin de cuentas es lo único que le interesa a la derecha española. Aquí estamos, una vez más, ante la estrategia de siempre: la demagogia de reducir a la izquierda a la condición de amigos de los terroristas para tratar de deslegitimarla completamente. Los socialistas y sus aliados siempre son lo peor, unos castristas cubanos, unos sandinistas nicaragüenses, unos bolivarianos chavistas, unos bilduetarras separatistas y ahora unos fieles profetas del fundamentalismo islámico. Ya solo falta que le cuelguen a Sánchez el turbante de los ayatolás o lo pongan de chino comunista y socio del coreano ese adicto a los misiles y a la bollería industrial. Así van. Como no tienen discurso más allá de la falacia, la hipérbole y el intento de retratar al otro como diabólico enemigo de España, tiran de los latiguillos de toda la vida que valen para todo, lo mismo para una investidura fallida que para una manifestación contra la amnistía. La posición de Moncloa a propósito de la guerra palestino-israelí ha sido exquisita en todo momento, como lo viene siendo también en el caso de la invasión rusa de Ucrania. Y el propio Ernest Urtasun, portavoz de Sumar, ha dicho por activa y por pasiva que los atentados de Hamás le parecen “deleznables”. Pero en el PP siguen explotando el filón, a ver si así les da para lograr, por fin, los cuatro escaños que les faltan en el caso de que Carles Puigdemont rompa negociaciones y nos envíe a todos a votar otra vez. Si desde 1978 han hecho electoralismo barato a cuenta del terrorismo etarra, ¿cómo no iban a hacerlo con el drama palestino que les pilla tan lejos y les importa tan poco? Para ellos la guerra en Oriente Medio es una bicoca, una perita en dulce, un bocado demasiado suculento como para dejarlo escapar en su estrategia política trumpizada.

La izquierda española, salvo deshonrosas excepciones, está donde debe estar un demócrata: condenando los “crímenes de guerra” de los terroristas palestinos y también los cometidos por Israel durante tantas décadas. Aquí lo que hay son dos ejércitos degradados a la categoría de bestias salvajes fanatizadas y en medio la población civil inocente, que es quien paga los platos rotos de la barbarie. Una fuerza militar, la de Hamás, que ha iniciado una guerra suicida a todo o nada tratando de internacionalizar el conflicto y llevarlo a Líbano, a Siria e Irán, y otra, la hebrea, que ya solo juega con una única orden de Netanyahu: limpieza étnica, destrucción total de la Franja de Gaza y transformación del tablero geoestratégico de Oriente Medio bajo su dominio y control. “El conflicto es complejo y creemos que la principal responsabilidad es la de un Estado ocupante que no cumple con la legalidad”, zanja Urtasun. Esta vez no se puede decir que el progresismo hispano se haya dejado llevar por nostalgias del pasado, fobias antiyanquis o lugares comunes instalados desde los tiempos de la URSS. Se ha posicionado sin ambages en la defensa de los derechos humanos y de la vida, ya se trate de vidas de palestinos o de israelíes. Han condenado, han repudiado, han rechazado la carnicería de Hamás en los asentamientos y territorios ocupados. Pero todo eso a los dirigentes del PP les da igual. Ya no quieren ver ni escuchar. Ellos, que fueron los señores de la guerra de las mayores atrocidades cometidas en Irak, no están en condiciones de dar lecciones de derechos humanos a nadie.

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