El modelo Muface está en jaque. Con la renuncia de DKV, una de las grandes aseguradoras que llevaba casi medio siglo gestionando la atención sanitaria de los funcionarios adscritos a esta mutualidad, la crisis del sistema se ha intensificado. Pero lo más indignante no es solo el abandono de las aseguradoras, sino la complicidad de los partidos de izquierda que, con su discurso ambiguo, están allanando el terreno para que la derecha española, liderada por figuras como Isabel Díaz Ayuso, saque rédito político de esta debacle.
Un modelo abandonado por las aseguradoras
DKV ha anunciado que no renovará su participación en el concierto sanitario 2025-2027, sumándose así a la decisión tomada anteriormente por SegurCaixa Adeslas. Ambas compañías argumentan que el modelo está "infrafinanciado" y que continuar implicaría asumir pérdidas insostenibles. Según DKV, en el último concierto, las pérdidas superaron los 70 millones de euros, y participar en el nuevo contrato implicaría un déficit de entre 70 y 100 millones adicionales.
Este abandono deja a Asisa como la única aseguradora que podría asumir el concierto, pero incluso esta compañía duda de su viabilidad. En caso de que también decline, el sistema sanitario público tendría que absorber a más de 1,5 millones de mutualistas, lo que agravaría aún más las listas de espera y el colapso en varias comunidades autónomas.
La irresponsabilidad de las aseguradoras
El discurso de las aseguradoras resulta insultante. Mientras reclaman mayores primas y lamentan sus pérdidas, ignoran su responsabilidad en la crisis sanitaria actual. Empresas como DKV o Adeslas han disfrutado durante décadas de un modelo que les ha permitido ampliar su base de clientes y vender servicios adicionales. Ahora, cuando se les exige un esfuerzo para garantizar la atención de millones de ciudadanos, prefieren marcharse, dejando a los funcionarios y sus familias en la incertidumbre.
Los partidos de izquierda: ¿inacción o estrategia peligrosa?
Mientras las aseguradoras dan la espalda a Muface, los partidos de izquierda, en lugar de defender un modelo sostenible y garantizar los derechos de los mutualistas, parecen más interesados en debilitar la colaboración público-privada. Desde el Ministerio de Sanidad, controlado por Sumar, se ha planteado abiertamente la posibilidad de eliminar el sistema Muface, trasladando toda la carga al Sistema Nacional de Salud.
Este discurso no solo es imprudente, sino que también alimenta la narrativa de la derecha, que utiliza el colapso de Muface como arma política contra el Gobierno. Isabel Díaz Ayuso, siempre rápida para capitalizar cualquier oportunidad, ya ha culpado al Ejecutivo de Pedro Sánchez de la crisis, omitiendo convenientemente que el modelo Muface, creado en el franquismo, ha sido gestionado por diferentes partidos durante décadas.
Ayuso, la gran beneficiada
La presidenta madrileña ha encontrado en la crisis de Muface un filón para reforzar su discurso contra el Gobierno central. En sus declaraciones recientes, ha culpado a los socialistas de "destruir" el sistema de mutualidades mientras ignora las carencias de la sanidad pública madrileña, que se encuentra al borde del colapso debido a los recortes de su propia administración.
Sin embargo, lo más preocupante es cómo algunos sectores de la izquierda parecen estar haciendo el juego a Ayuso. La falta de una respuesta clara y contundente frente al abandono de las aseguradoras y la debilidad del modelo Muface deja el terreno abonado para que la derecha siga explotando este tema políticamente.
Las cifras detrás de la crisis
La partida presupuestaria para el concierto 2025-2027 asciende a 4.500 millones de euros, un 33,5% más que en el convenio anterior. Sin embargo, las aseguradoras argumentan que este incremento no es suficiente para cubrir el aumento de costes, el envejecimiento de los mutualistas y la mayor demanda de servicios sanitarios.
En los últimos diez años, el gasto sanitario público ha aumentado un 60,6%, mientras que las primas de Muface solo han crecido un 31,6%. Estas cifras demuestran que el modelo necesita una reforma estructural, pero también evidencian la falta de voluntad política para abordar el problema de raíz.
¿Qué pasará si Muface colapsa?
Si Asisa también decide abandonar, el Sistema Nacional de Salud tendría que absorber a más de un millón de nuevos pacientes. Esto podría provocar un colapso en las listas de espera y un aumento en la presión asistencial, especialmente en comunidades como Madrid, donde la sanidad pública ya enfrenta enormes desafíos.
Además, la desaparición de Muface tendría un impacto directo en los mutualistas, que perderían la posibilidad de elegir entre atención sanitaria pública o privada. Esto no solo supondría una pérdida de derechos, sino también un retroceso en términos de calidad y acceso a la sanidad.
Un llamamiento a la responsabilidad
Es hora de exigir responsabilidad tanto a las aseguradoras como a los partidos políticos. Las primeras no pueden seguir actuando como si su único objetivo fuera maximizar beneficios, ignorando su compromiso con millones de ciudadanos. Por su parte, los partidos de izquierda deben dejar de alimentar la narrativa de la derecha y centrarse en encontrar soluciones reales para garantizar la sostenibilidad de Muface.
La crisis de Muface no solo pone en riesgo la atención sanitaria de más de 1,5 millones de personas, sino que también amenaza con convertirse en un nuevo campo de batalla político. Si no se actúa con rapidez y decisión, las consecuencias serán devastadoras, no solo para los mutualistas, sino para todo el sistema sanitario español.