Desde la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, del Ministerio de Igualdad, ha publicado el estudio "Impacto de la pandemia por COVID-19 en la violencia de género en España".
De este informe, que examina el impacto que la pandemia de la COVID-19 ha tenido en la violencia de género en España, se desprende que durante la pandemia, especialmente en el segundo trimestre del año cuando el confinamiento era estricto, se redujeron los homicidios hasta el punto de obtener la cifra más baja desde que se comenzaron a registrar (cuatro homicidios). No obstante, este dato no se debe a una disminución de la violencia, sino a que se facilitaban las situaciones de control sobre las víctimas por el aislamiento y el control de la movilidad, así como por la disminución de oportunidades de las mujeres para acceder a un trabajo y a servicios sociosanitarios.
Denuncias
Con respecto a las denuncias, en 2020 descendieron en un 10,3% con respecto a 2019, coincidiendo también el segundo trimestre como el que menor cifra de denuncias registró. Con respecto a la serie histórica se rompió la trayectoria creciente, y en relación a la trayectoria intra-anual, la distribución por trimestres tampoco se correspondió con la más frecuente observada en años anteriores.
Si comparamos 2020, no solo con el año 2019 sino con el quinquenio anterior, se observa que las denuncias sí aumentaron en 2020 en 1,4%. Es decir, en años pasados las denuncias eran menores que en la actualidad, incluso aun con el descenso derivado de la pandemia. Esto se debe al cambio social y al aumento de la toma de conciencia y el conocimiento de la realidad de la violencia de género.
Las órdenes de protección disminuyeron en un 1,3%, ya que se observa que las mujeres no están denunciando ante las situaciones más graves -que deberían acompañarse de medidas adicionales de protección- sino ante la posibilidad de salir y acogerse a recursos que facilitaban la salida de la violencia, y no solo cuando el riesgo para su vida es extremo. Esto pone de manifiesto la importancia de facilitar estos recursos a las mujeres víctimas.
Con respecto a las llamadas al 016, en 2020 se produjo un incremento de llamadas, especialmente significativo en el 2º trimestre, siendo el más alto en toda la serie histórica. Esto muestra cómo aunque no hubiera un número mayor de asesinatos y denuncias, la violencia estaba existiendo y las mujeres optaban por buscar información al respecto; es decir, que la violencia sea invisible no debe entenderse como su inexistencia.
Violencia de género frente a otras violencias
En el estudio se ha analizado también el diferente desarrollo de distintos tipos de violencia ante las mismas circunstancias de crisis derivadas de la pandemia.
Así, observamos que los asesinatos por violencia de género en 2020 descendieron con respecto a 2019 y con respecto a los 5 años anteriores. En cambio, los homicidios en general, aunque disminuyeron con respecto a 2019, aumentaron con respecto al quinquenio anterior.
Más llamativo es el dato relativo a los homicidios a mujeres por causas distintas a la violencia de género (generalmente en el seno de la violencia doméstica por otros familiares distintos de la pareja, y por tanto, por otros motivos) que muestra un gran incremento, de un 16,3% con respecto a 2019 y de un 28,9% con respecto a los cinco años anteriores.
La respuesta a estas violencias ha sido totalmente diferente a la respuesta obtenida en la violencia de género, lo que también puede comprobarse analizando las cifras de denuncia recogidas en el registro central de protección de víctimas de violencia de género y doméstica -que ya tienen algún tipo de medida cautelar o de protección-.
De la misma forma que veíamos anteriormente el descenso en las denuncias por violencia de género, observamos en 2020 un aumento del 8,2% de las denuncias por violencia doméstica.
Estas diferencias entre diferentes violencias arrojan la clave para afrontarlas, que se encuentra en entender el origen y los motivos de las mismas. En el caso de la violencia de género, se encuentra en el control y sometimiento de la mujer con la que se mantiene una relación de afectividad. Además, en nuestra sociedad esto se concibe desde la normalidad, ya que es como se construye socialmente y, por tanto, no se cuestiona toda la violencia de género, sino aquella en que la intensidad es muy elevada.
Factores sociales relacionados con la violencia de género
Dos de los factores sociales relacionados con las circunstancias que han influido en la violencia de género y con la dinámica de la misma, son el suicidio y la consideración por parte de la población de la violencia de género como problemática social principal.
Con respecto al suicidio, los datos muestran que aquellas mujeres que han sufrido violencia de género tienen ideas suicidas en mayor medida (18,5%) que aquellas que no han sufrido ningún tipo de violencia (4,7%). Cuando han sufrido violencia física o sexual, este dato asciende todavía más, a un 25,5%; 5 veces mayor que las mujeres que no sufren violencia de género. La pandemia ha derivado en un aumento de los suicidios tanto en hombres como en mujeres, aunque en mayor medida en el caso de las mujeres.
El impacto de la pandemia en elementos emocionales (autoestima, expectativas de vida, etc.) que también forman parte del impacto de la violencia de género, han influido en las ideas de suicido de las mujeres. Por tanto, las políticas preventivas del suicidio, en el caso de las mujeres, deben considerar la violencia de género como factor precipitante.
Por último, la población que considera que la violencia de género es uno de los problemas sociales principales y más graves, ha disminuido en 2020 y 2021 de forma considerable, pasando del 6,7 al 0,5%. Este descenso en 2020 fue radical en marzo-abril, cuando dio comienzo la pandemia. Este cambio en la percepción que todavía se mantiene, indica que la pandemia sigue teniendo un impacto en la consideración de la violencia de género, que se traduce en una falta de conciencia crítica.