El PP le tiene miedo a Begoña Gómez

11 de Abril de 2024
Guardar
Sanchez y begoña avion

El Partido Popular quiere hincarle el diente, como sea, a Begoña Gómez, la mujer de Pedro Sánchez. Los prebostes de Génova 13 creen tenerla a tiro por el caso Koldo, por Air Europa, por cosas, pero no se atreven a apretar el gatillo por falta de pruebas. Con los indicios del sumario que han aparecido hasta el momento, no tienen suficiente material o carnaza, de ahí que hayan renunciado, de momento, a incluir su nombre en la lista de testigos a declarar en la comisión de investigación del Senado abierta por ellos mismos. Pero la cacería no cesa. En las últimas horas, el PP ha puesto a trabajar a todos sus peones cloaqueros: policías, guardias civiles, abogados, empresarios, fiscales, jueces, cualquiera que pueda haber tenido acceso a información sensible o se haya tomado un café con ella. Esta gente es capaz de todo, hasta de recurrir a Villarejo para que desempolve sus grandes éxitos en grabaciones de oro y platino para rascar lo que se pueda en la vida privada de la primera dama. Hasta donde sabemos, la operación jaula sigue sin dar frutos.

Según ha podido saber Diario16, en el Partido Popular se ha abierto un agrio debate sobre la conveniencia de ir a por todas a por la esposa del presidente. Unos, los más kamikazes, optan por lanzarse a por la presa, ya y sin demora, con lo que hay en el juzgado que, siendo sinceros, no es mucho. Otros, los más prudentes, piensan que este asunto hay que tratarlo con sumo cuidado, ya que, si no se puede demostrar nada sospechoso, el bumerán puede volverse contra quien lo ha lanzado, lo cual sería tanto como darle un balón de oxígeno al sanchismo, que atraviesa por sus horas demoscópicas más bajas. Las últimas encuestas revelan que el Gobierno está pagando un fuerte desgaste, un duro coste por los últimos acontecimientos, mayormente la amnistía, el retorno a España de Carles Puigdemont (que cabrea a muchos españoles tanto de derechas como de izquierdas) y el caso Koldo, eventos que suponen una elevada factura para Moncloa.

Según los sondeos, de celebrarse hoy elecciones generales, el PP aventajaría al PSOE en cinco puntos y medio y subiendo, la mayor distancia desde que Sánchez llegó al poder. La dinámica política del país estaría, por tanto, consolidada, de modo que las voces más cautelosas del partido aconsejan no apretar demasiado el acelerador, no vaya a ser que gripe el motor. Obviamente, derribar el fetiche de Begoña Gómez por algún caso de corrupción es el gran sueño húmedo del facherío ibérico, y conseguirlo sería tanto como derrocar a Sánchez prematuramente y sin agotar la legislatura. Esa precaución extrema, ese miedo a salirse de la carretera por exceso de gas y velocidad, estaría detrás de la decisión del PP de no citar a declarar a Gómez a su comisión de investigación senatorial. Y decimos “su comisión” porque ese circo que se han montado, y en el que no participa nadie más salvo ellos y Vox, obedece a una concepción cuando menos sui géneris de la democracia.

El mundo conservador hispano tiene un concepto patrimonialista del Estado, es decir, cree que las instituciones, y por ende el poder, son de su propiedad in aeternum y por derecho propio. Una comisión de investigación debería ser algo pactado por todas las fuerzas políticas del espectro parlamentario para llegar al fondo de la verdad sobre algún caso turbio y caiga quien caiga. Sin embargo, el PP ha organizado este teatrillo donde los forajidos y malhechores de las mascarillas son los malvados socialistas, como si ellos no tuvieran también sus propios cadáveres en el armario. Esa comisión de investigación, una performance electoral muy burdamente orquestada, no se la cree nadie, y citar a Begoña Gómez para que se explique por el “koldazo” son palabras mayores, además de un riesgo innecesario. A lo peor, la testigo empieza a largar lo que sabe y sale trasquilado alguno que otro de la bancada popular. Quita, quita, mejor aparcarlo, que las mascarillas las carga el diablo, ha debido pensar la cúpula genovesa.

De momento, la presidenta consorte no está acusada de nada, más allá de que su nombre haya salido salpicado por las trapacerías del clan Koldo. Pero también aparecen en el sumario Miguel Tellado, Jacobo Pombo y un tal Alberto y hasta donde sabemos nadie los ha llamado a declarar. Está claro que las presiones de los peperos más ultras –que ya veían a Begoña sentada en el potro de tortura de la Santa Inquisición judicial, hábito blanco y cabello rapado al cero, como una discípula del sanchismo satánico– no han dado resultado, entre otras cosas porque la Oficina de Conflictos de Intereses ya ha dado carpetazo a la denuncia del PP contra Pedro Sánchez por el rescate de Air Europa al no apreciar nada raro en su gestión ni en la de su esposa, libre de cualquier relación laboral o profesional con la aerolínea. Pese a todo, Cuca Gamarra avisa: “Todo aquel que tenga que dar una explicación vendrá aquí a darla y, mientras no se den, evidentemente todos son susceptibles de ser llamados”. Menos lobos, Caperucita, habría que decirle a doña Cuca.

Al final, y por lo que parece, se ha impuesto la tesis de los precavidos, mientras que el sector duro, partidario del canibalismo político sin freno ni control, tendrán que esperar para devorar a la esposa del presidente. Algunas fuentes como Pablo Montesinos, portavoz del PP en el Sanedrín televisivo de Ferreras, no descartan que a lo largo de los próximos meses acaben llamando a la pareja monclovita, pero que ahora no. “El objetivo es que esa comisión sea un mar de titulares”, amenaza el que fuera mano derecha de Pablo Casado y su hombro de consolación en el momento de la defenestración por las hordas ayusistas. Por contra, el atinado Antonio Maestre cree que “todo esto es ruido”, ya que a día de hoy “no hay información alguna que pueda insinuar que Air Europa recibió algún trato de favor por intercesión de Begoña Gómez”. Veremos.

Lo + leído