El PP de Alfonso Fernández Mañueco en el Gobierno de Castilla y León no es el mismo que el de Juan Manuel Moreno Bonilla en Andalucía, y menos aún cuando se trata de defender los derechos de la mujer a favor de la igualdad y contra el machismo y el negacionismo de la ultraderecha de Vox. En el primero de estos ejecutivos autonómicos, PP y Vox gobiernan en coalición y en la comunidad andaluza los populares obtuvieron mayoría absoluta en junio pasado.
Esta ambivalente situación de los populares se ha podido comprobar este jueves en el Parlamento de Andalucía cuando durante la sesión plenaria la vicepresidenta primera de la Cámara autonómica, la popular Ana Mestre, ha tomado la palabra cuando sustituía en sus funciones al presidente de la Cámara, Jesús Aguirre, y ha reclamado a los 14 diputados del partido ultraderechista Vox que la llamen “presidenta” y no “presidente” cuando se dirijan a ella en sus intervenciones.
Vox utiliza siempre el masculino genérico en estas ocasiones en sus interpelaciones orales en la Cámara autonómica, como hacen habitualmente en su estrategia de negar el lenguaje inclusivo a favor de la igualdad. La también diputada del PP por Cádiz ha rogado a los ultraderechistas que dejen de usar el genérico masculino con ella desde ese momento. Mestre ha explicado que “se atribuye la condición de 'presidenta' o 'presidente' a la persona que preside, por lo que entiendo y considero que reconocerá el sexo de las personas que en estos momento preside” el Pleno. La vicepresidenta de la Cámara ha realizado esta petición “por el buen uso del lenguaje, simplemente”.
Nadie en el PP alzó la voz contra el vicepresidente de Castilla por hablar de “tragedia familiar” en los tres crímenes machistas de esta semana
En cambio, cuando el PP necesita el apoyo de la ultraderecha, esta defensa pública de los derechos de la mujer y contra las desigualdades por razones de sexo desaparece por completo de su aparente discurso inclusivo. Claro ejemplo de ello fue el mensaje negacionista de la violencia machista que el vicepresidente del Gobierno de Castilla y León, el ultraderechista Juan García-Gallardo, enarboló para condenar los tres crímenes machistas registrados esta semana en apenas 24 horas. El vicepresidente de Castilla y León denominó “tragedia familiar” estos crímenes machistas. La ministra de Igualdad, Irene Montero, reclamó sin éxito al PP que “hiciera dimitir” de su cargo a García-Gallardo.
Las escandalosas declaraciones del dirigente ultraderechista no han tenido ningún efecto entre los compañeros de su gobierno del PP y sólo el presidente Mañueco se limitó a condenar la “violencia machista” tras conocer los crímenes, pero no hizo ninguna alusión al discurso negacionista de su vicepresidente. Mañueco antepuso su condena “contra todo tipo de violencia” en el ámbito familiar y “muy especialmente la violencia de género”, con la que mantiene un “compromiso personal desde hace muchos años”.