“Cualquier persona que haya sido condenado por violencia, en este caso por violencia machista, entenderá que para nosotros es una línea roja”. El portavoz nacional del Partido Popular, Borja Sémper, ha dibujado este lunes en teoría la línea roja que separa la firma de acuerdos del PP con la extrema derecha de Vox en ayuntamientos de todo el país este próximo sábado. Pero, ¿qué diferencia existe entre vetar acuerdos con un condenado por la justicia y al mismo tiempo abrazar pactos municipales y autonómicos con un partido que niega sistemáticamente la violencia machista como una realidad incuestionable en las más altas instancias internacionales?
Esta pregunta se responde sola de facto, ya que populares y Vox rubricarán este próximo sábado acuerdos de gobierno en unos 135 municipios de todo el país y también en varias comunidades autónomas tras los resultados de las pasadas elecciones del 28M. La Audiencia Provincial de Valencia condenó en el año 2002 a Carlos Flores Juberías, diputado electo a Les Corts valencianas y candidato de Vox a la Generalitat, por un “delito de violencia psíquica habitual y 21 faltas de coacciones, injurias y vejaciones” contra su expareja y madre de sus hijos. El fallo judicial certifica que el condenado provocó un “quebranto psicológico” a su ex pareja. El líder de Vox al que el PP ha vetado para conformar un gobierno de coalición en la Comunidad Valenciana amenazó a la que fue su pareja con expresiones como “te voy a estar jodiendo toda la vida hasta que te mueras y acabe contigo, ladrona”, según se detalla en la sentencia condenatoria.
El mismo Borja Sémper que critica a Sánchez por pactar con Bildu y afirma que “Bildu no es ETA” ahora dibuja una línea roja al candidato de Vox a la Generalitat Valenciana pero da luz verde a pactar con Vox
El fallo judicial considera probado que Flores Juberías persiguió a su víctima hasta en 21 ocasiones una vez ya divorciada la pareja, mientras le profería todo tipo de insultos, vejaciones y amenazas, tanto en su domicilio como en el colegio de los hijos y también por la vía pública. El candidato de Vox a la Generalitat Valenciana acudió en siete ocasiones en solo un mes y medio a la calle del domicilio de su ex esposa y, situado bajo su balcón, le gritó insultos como “ladrona, secuestradora de niños, dueña de calabozo, puta”.
Incongruente línea roja
La línea roja marcada por el PP de Alberto Núñez Feijóo para alcanzar acuerdos al más alto nivel con la extrema derecha en comunidades autónomas y ayuntamientos de todo el país queda completamente desautorizada ya que estos pactos obvian y aceptan de hecho la negación de la violencia machista que Vox defiende a diario. La dirección nacional del PP está dispuesta a tragar este sapo por elevación aunque haya intentado escenificar de cara a las próximas elecciones generales de julio un alejamiento contra los que niegan la violencia machista al vetar a un líder de Vox condenado por ejercer violencia sobre su ex pareja.
Esta evidencia de que el PP intenta navegar entre dos aguas sin que le salpique demasiado de aquí a la cita electoral del 23 de julio queda registrada en las posturas contradictorias de su propio portavoz nacional, Borja Sémper, que ha criticado sin ambages al Gobierno de Pedro Sánchez por pactar con Bildu, pese a que no son escasas ni mucho menos las declaraciones en sentido contrario que el dirigente popular ha venido realizando del partido independentista vasco en la última década. “Bildu no es ETA”, “El futuro de la sociedad vasca, guste o no en determinados sitios, se tiene que construir también con Bildu” o “Por fin vamos a tener la oportunidad de discutir de política con Bildu. Eso es lo que yo quiero” han sido algunas de las reflexiones que Sémper ha realizado sobre esta formación vasca, a la que incluso defendió para pactar en temas de política municipal cuando fue candidato del PP en 2019 al Ayuntamiento de San Sebastián. La habilidad del PP de nadar y guardar la ropa es incuestionable. Para muestra, un botón.