En una comparecencia desde La Moncloa, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha presentado un ambicioso plan de inversión que situará el gasto en Defensa en el 2% del PIB nacional el próximo año. Esta cifra, que hasta ahora parecía lejana, representa un salto de más de 10.000 millones de euros respecto al presupuesto actual, y responde al compromiso adquirido con la OTAN en 2014, durante el mandato de Mariano Rajoy.
España sube el listón militar para 2025
Sánchez ha querido dejar claro que este esfuerzo presupuestario no implicará ni subidas de impuestos, ni recortes en sanidad, educación o pensiones, ni un aumento del déficit público. El Ejecutivo financiará el plan con recursos sobrantes de los Presupuestos de 2023, fondos europeos Next Generation y los ahorros derivados de lo que el presidente calificó como “una gestión económica responsable”.
Más allá de los tanques: ciberdefensa, industria y clima
El plan, bautizado como Plan Nacional para la Seguridad y la Defensa, se estructura en cinco ejes, con una fuerte orientación tecnológica y una visión de futuro que va más allá de lo militar. La partida más llamativa será la de ciberseguridad, que absorberá un 31% del total (3.260 millones de euros). El objetivo: construir un "escudo digital" para frenar los más de 1.000 ciberataques anuales que sufre España, muchos de ellos contra infraestructuras críticas como hospitales, redes eléctricas o aeropuertos.
“Los enemigos de Europa ya no solo usan misiles. Usan drones, redes sociales, inteligencia artificial y ciberataques”, advirtió Sánchez. Este bloque incluirá desde la adquisición de satélites y radares, hasta inversiones en inteligencia artificial, 5G, computación cuántica y telecomunicaciones cifradas para las Fuerzas Armadas.
Otro 35% del presupuesto irá destinado a mejorar las condiciones laborales de tropa y marinería, con subidas salariales y más formación. “Queremos homologar el trabajo de nuestros soldados al de sus homólogos europeos”, explicó el presidente.
La inversión también se enfocará en reforzar capacidades “duales”, útiles tanto en misiones militares como en emergencias civiles, como incendios o inundaciones. Este bloque, que representará el 17% del total (unos 1.750 millones), responde directamente a los efectos cada vez más frecuentes del cambio climático.
Por su parte, un 15% se dedicará a la adquisición de nuevos equipos de defensa terrestre, marítimo y aéreo. “No se trata de armar para atacar, sino para disuadir”, insistió Sánchez, defendiendo el carácter pacifista de España.
Un motor para la economía
Lejos de presentar esta inversión como una carga para las arcas públicas, el Gobierno la vende como un potente estímulo económico. Según las previsiones del Ejecutivo, el plan generará un incremento del PIB de entre 0,4 y 0,7 puntos y permitirá crear unos 100.000 empleos, de los cuales 36.000 serían directos en la industria de defensa y 60.000 indirectos.
Además, el plan contempla un aumento del 18% en la inversión en I+D+i, con un claro enfoque en la “reindustrialización” del país. “España necesita fortalecer su autonomía estratégica y eso pasa por recuperar músculo industrial”, declaró el presidente, que subrayó que el 87% de la inversión se quedará en empresas españolas.
De los 10.471 millones de euros, solo una quinta parte se destinará a armamento convencional. El resto se invertirá en desarrollo tecnológico, ciberdefensa y mejora de infraestructuras y capacidades nacionales. “No necesitamos mirar más allá de nuestras fronteras para llevar a cabo esta modernización”, señaló, en referencia a la preferencia por proveedores españoles y europeos.
Guiño a Bruselas
Uno de los aspectos que más ha querido recalcar Sánchez es que esta inversión no se hará “a costa del estado del bienestar”. Según explicó, se utilizarán recursos ya disponibles o no comprometidos, sin recurrir a más deuda ni tocar las partidas sociales.
Además, el plan será remitido a Bruselas para su evaluación técnica tanto por la Unión Europea como por la OTAN. “España cumple. Lo que otros prometieron, este Gobierno lo materializa”, dijo el presidente en una referencia velada a anteriores gobiernos que firmaron compromisos sin ejecutarlos.
Sánchez enmarcó todo este anuncio en un contexto internacional “en plena ebullición”, con conflictos abiertos como el de Ucrania y amenazas crecientes en forma de desinformación, sabotajes y ataques informáticos. “Europa debe estar preparada, y España no puede quedarse atrás”, afirmó.
El presidente subrayó que el gasto en defensa no es un lujo, sino una necesidad estratégica. “El mundo ha cambiado y no podemos permitirnos quedarnos desprotegidos ante amenazas híbridas o nuevos conflictos globales”, explicó.
Palabras para el Papa Francisco
La rueda de prensa arrancó con un gesto de humanidad poco habitual en comparecencias de este tipo. Pedro Sánchez quiso tener unas palabras de homenaje al papa Francisco, a quien definió como “un amigo de España” y “referente moral y espiritual” por su defensa de los más vulnerables, la migración digna y la lucha contra el cambio climático. “El mundo va a echar de menos su valor”, concluyó.
“España cumplirá en 2025 el objetivo del 2% del PIB en gasto en defensa”, arrancó finalmente Sánchez, dejando claro que el compromiso militar y estratégico del país será una realidad más pronto que tarde. La carrera hacia el 2% ya está en marcha, y el Gobierno quiere liderarla con el sello del progreso, la tecnología y la responsabilidad social.