España trabaja... y sigue siendo pobre

El país se sitúa como el tercero con mayor pobreza laboral en la Unión Europea, con una tasa del 11,6% que pone en evidencia las carencias del modelo de empleo actual

05 de Mayo de 2025
Actualizado el 06 de mayo
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España trabaja... y sigue siendo pobre

La pobreza laboral en España no cede, pese al crecimiento económico y la creación de empleo. Oxfam Intermón alerta de una realidad estructural que castiga especialmente a los más vulnerables: personas con contratos precarios, trabajadores autónomos, mujeres, inmigrantes y hogares con menores.

Mientras las cifras macroeconómicas celebran un crecimiento del 3,4% del PIB en 2024 y la creación de más de 400.000 empleos, la pobreza laboral en España permanece estancada en el 11,6%, según datos de Oxfam Intermón. Esta tasa supone cinco puntos porcentuales más que la media de la Unión Europea, consolidando a España como el tercer país con mayor pobreza laboral del bloque.

La contradicción entre crecimiento económico y persistencia de la precariedad laboral refleja un problema estructural del mercado de trabajo en España. Aunque se reconocen avances como la reforma laboral y la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), millones de personas siguen siendo pobres a pesar de tener empleo. Así lo advierte Alejandro García-Gil, responsable de protección social y empleo de Oxfam Intermón: “Se han hecho progresos, pero queda una deuda pendiente con quienes trabajan sin lograr salir de la pobreza”.

La pobreza laboral no golpea a todos por igual. Hay perfiles especialmente expuestos, entre ellos las personas con contratos a tiempo parcial o fijos discontinuos, las trabajadoras y trabajadores autónomos, de los cuales uno de cada cuatro vive en situación de pobreza, y las personas asalariadas a tiempo parcial, cuya tasa de pobreza (21,3%) duplica la de quienes tienen jornada completa. También destacan las personas de origen extracomunitario, con una incidencia cercana al 30%, tres veces más que entre quienes nacieron en España.

La variable educativa también tiene un peso crucial. El 19,2% de quienes solo tienen educación primaria sufren pobreza laboral, frente a un 5,7% entre quienes han cursado estudios superiores. Una muestra clara de cómo el nivel formativo influye directamente en las condiciones laborales y en la capacidad de escapar de la precariedad.

La estructura familiar es otro elemento determinante. Las familias monomarentales registran una pobreza laboral del 30%, mientras que en los hogares numerosos la cifra asciende al 36,4%. La presencia de menores en el hogar, lejos de suponer un estímulo a políticas de protección, parece amplificar el riesgo de exclusión.

Ante este panorama, Oxfam Intermón propone una serie de medidas urgentes y estructurales para reducir la pobreza laboral: aplicar la Directiva europea de protección a personas con contratos a tiempo parcial, establecer por ley la actualización automática del SMI, fijar salarios de referencia en la administración pública a la hora de contratar servicios, y crear una prestación universal por hijo/a para reducir la pobreza infantil y la de los hogares con menores a cargo.

La persistencia de la pobreza laboral en un país con indicadores económicos positivos cuestiona la calidad y la equidad del empleo que se genera. No se trata solo de crear puestos de trabajo, sino de garantizar que estos sean dignos, estables y suficientes para vivir. Mientras tanto, el 1 de mayo se convierte en un recordatorio incómodo: en España, tener trabajo no siempre significa poder escapar de la pobreza.

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