La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha revelado que durante la reunión telemática del Cecopi en la tarde de la dana, que ha dejado más de 220 muertos en la provincia de Valencia, la pantalla del CECOPI, el servicio de Coordinación de Emergencias de la Generalitat ,“pasó a negro”. Según la ministra, entre las seis y la siete de la tarde la pantalla se desconectó, de modo que los tres responsables de AEMET, Delegación del Gobierno y Confederación Hidrográfica no pudieron saber qué pasaba en el CECOPI.
Cabe recordar que en esa hora decisiva, entre las seis y las siete, fue cuando se desbordó la rambla del Poyo, provocando la barrancada en toda la provincia. En esa hora crítica las autoridades valencianas ya tendrían que haber decretado la alerta roja, salvando cientos de vidas humanas, pero no lo hicieron. ¿Qué pasó en ese lapso de tiempo? La prensa local valenciana empieza a lanzar hipótesis variadas y de todo tipo, desde que el sistema sufrió una avería hasta que los funcionarios apagaron el circuito de comunicación para mantener una reunión privada o un receso, pasando por la posibilidad de que fuese el propio Carlos Mazón, presidente de la Generalitat, quien diese la orden de desconexión para que el Gobierno central no supiese lo que estaba ocurriendo allí (recuérdese que el honorable se incorporó al gabinete de crisis bien avanzada la tarde, tras mantener una comida privada de cinco horas con la periodista Maribel Vilaplana y cuando ya no se podía hacer nada por los miles de valencianos que estaban en la calle, en los campos o en la carretera regresando de sus puestos de trabajo).
Así, el periódico Levante-EMV titula en su edición de hoy: “El Gobierno, Aemet y la Confederación del Júcar fueron excluidos del Cecopi durante más de una hora”. “Se apagaba la cámara y se cerraban los micros, así que era imposible saber lo que estaban debatiendo, o decidiendo, porque no lo compartían. Los asistentes de forma telemática a la reunión del Centro de Coordinación Operativa de Emergencias el 29 de octubre, representantes del Estado, quedaron excluidos de las deliberaciones en dos momentos de la tarde. El primero fue un simple receso de media hora nada más arrancar el gabinete de crisis. En el segundo, entre las 18 horas y las 19 horas, el debate ya estaba centrado en los mensajes de alerta que se barajaba enviar a la población. Pero la pantalla se fue a negro para los representantes de la Delegación del Gobierno, la Aemet y la Confederación del Júcar”, añade el rotativo de Valencia.
Estamos, sin duda, ante un nuevo dato letal que arroja una palada más de tierra sobre Carlos Mazón. Será la investigación judicial, abierta ya en varios juzgados, la que determine qué fue lo que ocurrió, pero a estas alturas solo cabe una conclusión: la gestión de la dana de la Generalitat fue una auténtica chapuza.
Desde la Confederación Hidrográfica del Júcar y otras fuentes consultadas por Radio Nacional de España, presentes aquella tarde, confirman que “se dijo que cortaban 15 minutos” para hacer un receso, pero “tardaron en volver a conectar una hora y cuarto”. El receso se alargó. El tiempo se dilató einsteinianamente aquella tarde fatídica. Solo así puede explicarse que la sobremesa de Mazón en el restaurante El Ventorro se le fuera de las manos desde mediodía hasta el crepúsculo.
La Generalitat Valenciana, sin embargo, contradice la versión del apagón. Fuentes del PP han negado, tras las palabras de la ministra, que el CECOPI se desconectara y han apuntado a la posibilidad de un fallo técnico. Una vez más, el Consell echa balones fuera, que es lo que lleva haciendo desde el 29-O para mantener en el poder a Mazón. Así, la portavoz del Gobierno valenciano, Susana Camarero, ha acusado a Teresa Ribera de no decir la verdad. Cualquier cosa menos hacer autocrítica y cesar al actual dirigente de la Comunitat.
La reunión empezó sin Mazón, que no se incorporó hasta pasadas las 19 horas después de su comida. Los técnicos incluso tuvieron que ponerle al tanto de lo que estaba pasando en toda la provincia. Fueron horas preciosas que se perdieron, horas en las que se pudo rescatar a muchos valencianos. Esa es la única verdad. Ahora el PP quiere desviar el tiro implicando a Ribera, que no tenía ninguna competencia. En todo caso el objetivo sería Marlaska, quien como ministro del Interior era el responsable último del Gobierno central en situaciones de crisis. Hasta para organizar montajes son chapuceros los prebostes del PP.