El fantasma de los ancianos muertos en las residencias de Madrid durante la pandemia (7.291) perseguirá a la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Numerosas causas ya han sido archivadas por la Justicia antes de que se empezara a investigar, lo que pone en cuestión el sistema judicial español. Se ha echado tierra encima del mayor caso de negligencia sanitaria con resultado de muerte de nuestra historia. Y eso indigna a los familiares de las víctimas.
Uno de los jueces que, según diversos analistas y periodistas expertos en tribunales, han tenido contacto con el asunto de las residencias de mayores es Juan Carlos Peinado, el instructor empeñado en sentar en el banquillo de los acusados a Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por la organización de un máster para la Universidad Complutense. Llama poderosamente la atención que este magistrado encuentre tan grave, desde el punto de vista penal, la organización de un cursillo académico, mientras se lo toma con tanta calma ante la muerte de miles de personas. El periodista Manuel Rico ha asegurado, en una entrevista con Jesús Cintora, que “en el juzgado de Peinado hay al menos una causa, una querella presentada por familiares de víctimas de residencias. No hemos tenido noticias de ninguna decisión valiente de Peinado. No ha ido a tomarle declaración a Ayuso a Sol, que es donde está la sede la Presidencia de la Comunidad de Madrid”.
¿Qué ha pasado con esas denuncia sobre muertes en las residencias madrileñas? ¿Dónde han ido a parar? Nada se sabe. El propio Cintora añade: “Qué curioso, se echan en falta investigaciones judiciales sobre las miles de muertes que hubo en la pandemia, por ejemplo en los geriátricos, y sin embargo qué raudos son los jueces en temas como este de Begoña Gómez. ¿Hay doble vara de medir? Lo están diciendo las propias familias. A Ayuso no la hemos visto declarar ante un tribunal, como tampoco hemos visto declarar al rey emérito. Pero qué rápido se convierten algunos jueces en protagonistas de la actualidad como este de Begoña Gómez”.
Otro analista que pone el acento en esta curiosa incidencia detectada en el Juzgado de Instrucción Número 41 es Benjamín Prado, quien asegura: “Tiene las denuncias de víctimas de residencias de Madrid, pero él presta atención a los bulos de un sindicato ultraderechista”. Y añade: “En su juzgado, hay denuncias de familiares de las residencias de Madrid contra Ayuso, y no va a ir a la sede de la Comunidad de Madrid a entrevistar a la presidenta madrileña”. Prado se ha mostrado también crítico con el comportamiento del juez Peinado en lo referente al caso de Begoña Gómez. “Lo que hace el juez Peinado no lo ha hecho ningún juez antes en España. No hay más que ver quiénes van a ir a La Moncloa para ver de dónde vienen las denuncias; vienen de un pseudosindicato llamado Manos Limpias, liderado por un señor que era militante de Fuerza Nueva y admirador de Franco”, ha destacado el escritor.
En este sentido, Prado ha expresado que lo que le “sorprende es que en el juzgado del juez Peinado haya denuncias de familiares de las residencias de Madrid contra Isabel Díaz Ayuso, y que él no haya considerado que 7.291 víctimas merecen la atención que merecen unos bulos puestos por un sindicato ultraderechista”.
Así, el escritor ha insistido en que la forma de actuar del magistrado le parece “sorprendente”, y considera que es “el final de un duelo al sol con el que lleva soñando el juez Peinado desde que empezó esta causa”. “Y no sé cómo le va a salir, porque si llega al Tribunal Supremo, este seguramente le parará los pies”, concluyó.
También el diario El Plural ha puesto el foco en esta doble vara de medir. “La doble misión del juez Peinado, el nuevo García-Castellón: imputar a Sánchez y salvar a Ayuso”, titula el citado medio de comunicación. “Como pasaba con el juez de la Audiencia Nacional, a Peinado le caen todos los temas relacionados con la política”. De esta manera, El Plural viene a sugerir que todas las causas comprometedoras contra el Partido Popular terminan recayendo en el juzgado de Peinado. ¿Se ha convertido este magistrado en el juez de guardia para sacar de apuros a los políticos del partido conservador? Hay demasiados indicios que apuntan a esa teoría. El último ejemplo tiene que ver con la pareja de Ayuso, Alberto González Amador, implicado en dos casos de fraude fiscal. Según se ha sabido, el juez Peinado ha abierto diligencias previas tras la denuncia efectuada por los abogados de Amador, que denuncian el hackeo de sus ordenadores.
En uno de sus autos, el juez Peinado sostiene que los hechos denunciados pueden suponer un delito de revelación de secretos y considera procedente “acordar la incoación de diligencias previas y llevar a cabo las diligencias necesarias para determinar la naturaleza y circunstancias” del presunto hackeo de los correos electrónicos, así como las personas que hayan podido participar en ello. Esta instrucción apunta directamente al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, contra quien la Justicia ha desencadenado una auténtica caza de brujas para derribarlo y que el novio de Ayuso pueda salir ileso de este estrepitoso escándalo. Una ofensiva judicial de jueces conservadores, entre los que se encuentra el propio Peinado, ha abierto la veda contra el fiscal, haciendo realidad la fábula del “el cazador cazado”. El hecho de que el fiscal termine siendo investigado por el Supremo mientras se da amparo al defraudador constituye una auténtica infamia para cualquier sistema democrático. Peinado debería dedicarse a lo importante, a investigar qué pasó en las residencias madrileñas durante la pandemia y dejarse de másteres universitarios. Lejos de cumplir con esa obligación jurídica y moral, el magistrado se ha quedado en aquella afirmación de Ayuso, la de que los ancianos se hubiesen muerto igual aunque el Gobierno madrileño no hubiese dado la orden de encerrarlos bajo llave en las residencias como forma de evitar contagios. La gran tragedia para este país es que todos los focos se centran en Begoña Gómez mientras las denuncias de los familiares de los muertos siguen durmiendo el sueño de los justos, en algún cajón del juzgado 41 de Madrid. Peinado es un juez valiente, sí, pero para lo que quiere.