El informe anual de Amnistía Internacional sobre la situación de los derechos humanos en el mundo en 2021, publicado en marzo de 2022, muestra que las promesas de “reconstruir mejor” tras la pandemia de COVID-19 se quedaron en poco más que palabras huecas. Las esperanzas de cooperación global se desvanecieron ante el acaparamiento de vacunas y la avaricia empresarial.
Los gobiernos reprimieron las voces independientes y críticas, y algunos llegaron a utilizar la pandemia como pretexto para reducir aún más el espacio de la sociedad civil. Surgieron nuevos conflictos y se perpetuaron otros no resueltos. Las personas obligadas a huir se vieron sometidas a una cadena de abusos, tales como expulsiones sumarias ejecutadas por los países del Norte global.
Sin embargo, también hubo personas, movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil que mantuvieron viva la esperanza de un mundo mejor tras la pandemia.
El informe anual da cuenta del impacto de esas dinámicas a escala global, regional y nacional, y trata, asimismo, de manera más extensa la situación de los derechos humanos en 154 países.
Del seguimiento que hemos realizado a los 154 países durante 2021 se deprende que los derechos a la libertad de expresión, asociación y reunión pacífica se vieron reprimidos a niveles alarmantes en todo el mundo. Esta constatación queda patente, en parte, en nuestro análisis del número de países en los que:
Se aprobaron nuevas leyes que restringían la libertad de expresión, asociación y reunión pacífica; se registraron denuncias verosímiles de uso excesivo o innecesario de la fuerza por parte de las fuerzas del Estado contra manifestantes o personas que protestaban y, se practicaron detenciones arbitrarias de defensores y defensoras de los derechos humanos.