Los valencianos no solo tuvieron que hacer frente a los estragos de la dana, la mayor catástrofe medioambiental de la historia. También sufrieron un auténtico chaparrón de bulos, noticias falsas y desinformación. Y uno de los promotores de estas prácticas fue, ni más ni menos que Vladímir Putin. El líder ruso pone a trabajar a sus piratas informáticos cada vez que se produce un desastre natural o provocado por la mano humana en Europa. Objetivo: hacer que los ciudadanos de la UE pierdan la confianza en las instituciones democráticas. Y a fe que lo consigue. De hecho, el lema para la historia que quedó de aquella riada del 29 de octubre fue “solo el pueblo salva al pueblo”. Es decir, no confíes en el sistema porque te defraudará.
Un informe de Seguridad Nacional confirma ahora que Rusia fue la responsable de “amplificar narrativas desinformativas” durante la catástrofe de la dana, así como de promocionar la desconfianza en las instituciones públicas y proyectar una imagen de país sumido en el caos, informa Efe. Así lo señala este informe correspondiente al año 2024 y remitido al Congreso de los Diputados, en el que apunta al “ecosistema de propaganda y desinformación pro-Kremlin” que, “con carácter oportunista” amplificó y adaptó narrativas desinformativas preexistentes en su beneficio.
No hace falta ser un avezado analista (hasta el rey Felipe VI le dijo a los afectados que no se fiaran de lo que veían en redes sociales porque había “mucha desinformación”) para comprender que junto a Putin, trabajando codo con codo, estaban los partidos ultraderechistas con sus ejércitos de bots, influencers y líderes de opinión haters destrozando la democracia desde dentro. Se llama “guerra híbrida” y consiste en plantar batalla al enemigo con armas no convencionales.
Según informaba la Cadena Ser el pasado mes de marzo, unos piratas informáticos atacaron las webs de Casa Real, la Moncloa y tres ministerios, “bombardeándolas a través de denegaciones de servicio (DDoS), tratando de saturar las páginas mediante peticiones en bucle para que no respondan”. “Así logran que no se pueda acceder a ellas durante unos minutos o incluso horas, mueren de éxito por tantas demandas. Después, hacen una captura de pantalla para vender su trofeo”, aseguraba la cadena de radio privada. Los hackers rusos están entre nosotros practicando el sabotaje. De hecho, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, apuntó a ellos como autores del reciente apagón generalizado en España.
Las tácticas de Putin están dando resultado. La desconfianza en las instituciones crece en España y el país es además el que registra un mayor descontento con gobiernos y empresas, según el reciente informe Edelman Trust Barometer 2025. El sondeo se realizó en 28 países con un total de 1.150 encuestados por país y en España la muestra se tomó en plena crisis por la dana, entre el 25 de octubre y el 16 de noviembre. El informe registra una caída del índice de confianza en las instituciones en España (gobiernos, empresas, medios de comunicación y onegés), pasando de 46 a 44 puntos. Tanto Gobierno como empresas pierden 3 puntos, en contraste con la subida experimentada en 2024. La desinformación sigue siendo una de las mayores preocupaciones de los españoles, con un 70% de personas que consideran difícil distinguir entre medios creíbles e informaciones que buscan engañar. España se sitúa así como el tercer país con más desconfianza ante los medios, solo por detrás de Tailandia y la India.
Los actores prorrusos, según el citado informe de Seguridad Nacional, se focalizaron en promocionar la desconfianza ciudadana en las instituciones públicas, en deslegitimar el apoyo a Ucrania bajo pretexto de la necesidad real de ayuda a las zonas afectadas por la dana y en proyectar una imagen de país sumido en el caos.
El informe advierte de que la desinformación rusa ha experimentado cambios “relevantes” a raíz de la guerra. Antes de la invasión, la difusión de estas narrativas se desarrollaba mayoritariamente a través de las agencias y medios estatales rusos.
Desde el inicio del conflicto hace más de tres años, el Kremlin ha evolucionado este modelo con el objetivo de sortear el efecto de las sanciones de la UE y de lograr una mayor penetración de estas campañas.
Así, Seguridad Nacional sostiene que el modus operandi de la desinformación rusa es “más sofisticado” y resulta más difícil llegar al origen de la misma al emplear “actores y organizaciones desvinculados que operan en infraestructuras múltiples, específicamente creadas y que funcionan de forma independiente”.
En este nuevo panorama, el informe constata que Rusia ha optado por priorizar las campañas en redes sociales, en cuyo desarrollo y difusión ha cobrado especial importancia el uso de herramientas de Inteligencia Artificial, lo que ha supuesto “un salto cualitativo y cuantitativo en la difusión de la desinformación masiva y casi instantánea de contenido desinformativo”.