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Es imposible entender la destrucción de aquello que creímos haber construido sin la siniestra participación de los medios de comunicación. Yo, incluida.***
En el momento que escribo esto, una panda de no sé cuántos repugnantes está celebrando en el Novotel Madrid Center un homenaje al dictador asesino Francisco Franco. Ellos comen y beben mientras más de 100.000 asesinados de los cuales tenemos nombres y apellidos siguen enterrados en fosas y cunetas. Porque nosotros permitimos las dos cosas. Que unos beban y que a los otros no les den la tierra que les corresponde.***
Mañana, más.