¡Lo que ha cambiado la derecha en España! Si no hace tanto tiempo se quejaban de conspiraciones judeomasónicas y marxistas internacionales contra España —en las elecciones de 1979 Adolfo Suárez salió en televisión gritando aquello de que venían los marxistas—, ahora han dado la vuelta al calcetín y son completamente sionistas, masones y marxistas. Incluso los calificados como ultraderecha lo son. En contraposición, se puede decir sin miedo, que la izquierda es liberal, metafísica y entregada al poder de la estructura.
¿No se lo creen? Ahí tienen a Santiago Abascal corriendo a visitar a Benjamin Netanyahu para alabarle y hacerle entender que el presidente del Gobierno es poco menos que un imbécil. Lo que quieran los sionistas Santiago lo aceptará. En su partido nadie mueve un poco la ceja por ello, están entregados al poder de los judíos. Y da igual que masacren a personas en campamentos de refugiados, Israel está tocada por el halo divino y no puede equivocarse. Hace poco se hacían querer por los iraníes o persas, pero sobre eso han corrido un tupido velo.
En el PP siempre habían estado en un “ni contigo, ni sin ti”. Durante el gobierno de José María Aznar algo fue cambiando y no permearía en el partido hasta su salida. Trabajando para ciertos lobbies sionistas o de judíos, además de para agencias de Estados Unidos (miren su currículum, no lo oculta), ha acabado llevando al PP hacia el sionismo más duro. Isabel Díaz Ayuso, dirigida desde detrás por el aznarismo, no ha dudado desde el primer día en vincularse con todas las organizaciones judías, sionistas o no, que hay en España. Alberto Núñez Feijoo, como le pasaba a Mariano Rajoy, lo que le digan, que tampoco eso es algo que le importe mucho.
Masones en el PP y en Vox los ha habido y los sigue habiendo. De hecho alguno que es muy de pegarse a la cruz de Cristo es un reconocido masón en el mundo internacional. La masonería no hace distinciones entre partidos y está muy extendida entre todos. En algún caso son sionistas y masones a la vez, algo que no es raro de ver. Lo paradójico es que todos esos católicos, algunos del Opus Dei o de El Yunque, vayan de dignos por la vida cuando están infringiendo la doctrina. Tampoco es extraño que no se pongan rojos porque allí se encuentran con cardenales.
De todo lo dicho al comienzo seguramente lo que más les extrañe sea que hayan adoptado el marxismo. La mayoría de los peperos y voxeros son althusserianos sin saberlo. Se han encontrado, de repente, con que el sistema capitalista juega con las cartas marcadas, pues el neoliberalismo tiene dos caras, la liberal y la progre. Esto les ha provocado, al menos a quienes quieren algo más asalvajado y/o libertario, casi un colapso mental y exponen ideas completamente basadas en los textos deLouis Althusser. No lo hacen conscientemente pues, en la mayoría de los casos ni lo han leído, pero toda la teoría de la reproducción y la de los aparatos ideológicos del Estado están ahí. ¿Por qué se gastan el dinero de los contribuyentes en comprar periodistas y periódicos? ¿Por qué les molesta que Sánchez intente copar los núcleos de difusión ideológica?
De Antonio Gramsci han tomado aquello de la batalla cultural. Esto es más evidente que lo anterior, pero es que están copiando a Lenin y sucesores toda la teoría del Estado. De Marx han tomado la crítica de la ideología. Y así con una buena cantidad de elementos del pensamiento marxista. Cuando Díaz Ayuso habla del marxismo habría que decirle: «¡Alma cándida! Si el marxismo eres tú». Así pasa que mezclan a Donoso Cortés con Althusser, a José Ortega y Gasset con Göran Therborn, a Bertrand de Jouvenel con Étienne Balibar y todo ello con un barniz de cristianismo protestante —ora luterano, ora evangélico—. Normal que no se enteren ni ellos de lo que hablan.