En tiempos donde tu aplicación de meditación te recuerda que "respirar es importante" y tu psicólogo tiene lista de espera de tres meses, cabe preguntarse: ¿esto es vivir... o apenas sobrevivir? La salud mental se ha convertido en tema central de nuestra época, y no porque nos hayamos vuelto más frágiles, sino porque por fin aceptamos que tener emociones no es una falla del sistema.
Pero, ¿qué tiene que ver la filosofía con esto? Mucho. Desde hace siglos, los filósofos se preguntan lo mismo que tú cuando ves tu cuenta bancaria después de pagar el alquiler: ¿cuál es el sentido de todo esto?
Ya en el siglo I, Séneca aconsejaba calmar la mente con pensamientos racionales. Básicamente, fue el primer terapeuta que trabajaba sin cobrar por sesión. "No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos sobre lo que nos sucede", decía Epicteto, pionero del coaching sin PowerPoint.
Hoy, los psicólogos le llaman a eso terapia cognitivo-conductual. Los estoicos solo necesitaban una toga y un poco de dignidad.
Pero no todo es tan serio. Kierkegaard, por ejemplo, dijo que la ansiedad es el vértigo de la libertad. Hoy lo traduciríamos como ese momento en que tienes 72 pestañas abiertas y no sabes si estudiar filosofía, ser influencer de plantas o mudarte a una comuna en el campo.
¿Y qué hacemos con este vértigo existencial?
Albert Camus propuso rebelarnos contra lo absurdo. No con violencia, sino con café fuerte y sentido del humor. Dijo que el único problema filosófico verdaderamente serio es el suicidio. O sea, la pregunta no es "¿qué hago con mi vida?", sino "¿vale la pena seguirla?". Y su respuesta fue sí. Aunque todo sea absurdo, vivirlo con ironía y dignidad puede ser nuestro acto más valiente.
Así que no estás solo en tus crisis existenciales. Las han tenido emperadores romanos, monjes medievales y adolescentes del siglo XXI que gritan al vacío de TikTok.
Si la vida no tiene sentido, al menos podemos inventarle uno. Aunque sea reírnos de nuestros pensamientos a las 3:00 AM. Como diría Nietzsche: "Si vas a mirar largo tiempo a un abismo, ponle nombre, míralo a los ojos y pregúntale si quiere un mate." O visto desde otra perspectiva plantéate si esto que hemos hecho aquí es o no filosofía clínica, si la filosofía ha servido para que pases un buen rato y que esa experiencia te valga para sobrevivir el resto del día.