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Bienvenidos a la política de taberna

25 de Marzo de 2017
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Pablo Iglesias
Señores diputados, he pronunciado mis últimas palabras en este debate. Perdonadme si os molesté, considero que es mi convicción la que habla; que ante un ideal lo defendería hasta la muerte; que pondría, como dije ayer, la cabeza y el corazón en el platillo de la balanza, de igual modo Breno colocó su espada, para que se inclinara en favor del voto de la mujer, y que además sigo pensando, y no por vanidad, sino por íntima convicción, que nadie como yo sirve en estos momentos a la República española. De este modo terminaba Clara Campoamor su intervención, en el Pleno del Congreso, sobre el sufragio femenino 1 de octubre de 1931.Yo preparando esta pregunta he llegado a la conclusión de que a usted el informe de los letrados le trae sin cuidado, pero como usted maneja la prosa de Lope con destreza he estado reflexionando sobre la expresión que utilizaría usted. Tiene varias opciones: me importa un comino, me importa un pimiento, me importa un huevo, me importa un rábano o me importa un pepino"."Incluso tiene usted otras fórmulas más directas: me la trae floja, me la suda, me la trae al fresco, me la pela, me la refanfinfla e, incluso, he encontrado una si los señores de la bancada del PP que acaban de insultar a un compañero mío me permiten terminar, que creo que se adapta perfectamente a su estilo: me la bufa.De esta forma intervenía Pablo Iglesias Turrión en la Sesión de Control al Gobierno del 22 de marzo. “me la trae floja, me la suda, me la pela”. Nada que ver la intervención de una y del otro. Comprendo que no es la misma época, que a lo mejor la importancia del tema tampoco era la misma, incluso que no se le puede pedir al señor Iglesias Turrión la profundidad de Doña Clara Campoamor, entiendo que quizás no se le pueda ni pedir la convicción que ella tenía. Lo que sí deberíamos pedirle, como mínimo, es un poco más de respeto al foro en el que habla. Y no lo digo por sus compañeros o rivales de escaño. Me refiero al respeto que se le debe a quien le vota a uno, al respeto debido a la ciudadanía, más aún cuando se la representa.Oiga mire, soy una persona normalísima, como esas que dicen ustedes representar. No formo parte de la casta, ni de la trama. No le voté, es cierto.Hay una cosa que la gente como yo, normalísima, tenemos meridianamente claro. Una cosa tan sencilla como que “me la bufa” es un comentario que puede encajar cuando se está hablando en un bar sobre el resultado del partido de futbol del fin de semana, pero que cuando se trata de defender cosas seria, se usan argumentos y se huye del lenguaje tabernario y del exceso de testosterona. Por dos motivos, el primero es que en una sesión de control del Gobierno se entiende que las preguntas no son baladíes y que a los ciudadanos y ciudadanas nos interesa la respuesta. Más aún si se refiere al uso que hace el Gobierno de su capacidad de veto. Por aclararnos, el veto impide que salgan adelante proposiciones de la oposición, necesarias y muchas de ellas de calado. Por tanto no estaba usted preguntando sobre el tiempo, ni sobre cómo había quedado el Barça en la Champions.En segundo lugar porque el lenguaje y lo que se dice importa, fundamentalmente porque el tiempo que usted tiene para intervenir es limitado y el que ha gastado en la perorata lo podía haber utilizado en un jaque mate dialéctico, en arrinconar a un gobierno que se atrinchera detrás del veto presupuestario.Me da la sensación que a quien se “la bufaba” era a usted, que lo que buscaba era una vez más la provocación. Oiga, eso lo ha conseguido, ha vuelto a llenar titulares por hacer una intervención “inédita” en el Congreso. Una lástima que el titular no haya sido una brillante réplica llena de argumentos.Huir del adorno innecesario, no tiene que ver con descender la política a la taberna de la esquina. Es cierto que la sociedad ha cambiado, que la política y la comunicación también. La gente demanda que le hablen claro, pero una cosa es defender lo que se piensa con claridad, sin circunloquios y otra muy diferente es perder el tiempo haciéndose el graciosillo de la clase. Salga usted a la calle y compruebe cuántos usamos ese tipo de lenguaje cuando defendemos cosas que nos importan.Como decía George Herbert: Mejor que levantar la voz, reforzar el argumento.
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