Antonio Aguado Sánchez

La casta política es la peor de las lacras

08 de Abril de 2025
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La casta política es la peor de las lacras

Hasta que no entró la década de los 80 del pasado siglo, los partidos políticos fundamentalmente los de izquierda, se habían dotado de unas estructuras que los hacían funcionar, de forma democrática y muy participativa. Esto se pudo comprobar teniendo en consideración las tres elecciones que hasta aquel entonces se habían celebrado, la Asamblea Constituyente de junio de 1977, elecciones generales de marzo de 1979, y al mes siguiente en abril las municipales.

Por aquella época y debido a las reminiscencias del franquismo, aún existía cierto reparo a integrarse en los partidos políticos de izquierda, menos en el Partido Comunista debido a su trayectoria en la lucha antifranquista, pero si en el PSOE que salvo en el exterior con los exiliados y emigrantes, en el interior, apenas se había estrenado. Sin embargo, en las primeras referidas elecciones, el resultado electoral para los partidos políticos de izquierda con ámbito estatal fue: PSP (Partido Socialista Popular). PCE (Partido Comunista de España) y PSOE (Partido Socialista Obrero Español), bastante discriminatorio, sobre todo para el PCE que tanto había luchado para lograr la victoria.

Al respecto, el PSP obtuvo 816.582 votos y 6 escaños. PSOE 5.371.806 votos y 118 escaños. PCE 1.709.890 votos y 20 escaños. Como se podrá comprobar, fue éste quien más sufrió las reminiscencias del régimen franquista. En ese entonces, en la conciencia de muchos votantes de izquierda y simpatizantes comunistas, aunque lo deseaban, pero latía en ellos el reparo a votarles, debido a que la huella de la nefasta dictadura que, por cerca de 40 años tuvimos que soportar, aún estaba muy presente.

Esa situación le vino muy bien al PSOE, obteniendo muchos de los votos naturales que con toda probabilidad iban destinados al PCE. Las elecciones las ganó la UCD (Unión del Centro Democrático) con 5.310.391 votos y 165 escaños y AP (Alianza Popular), organización política fundada por el reaccionario franquista Manuel Fraga Iribarne y precursora del actual PP (Partido Popular).  obtuvo 1.504. 771 votos y 16 escaños.

En las siguientes elecciones generales del 1 de marzo de 1979, después de haberse celebrado recientemente el 6 de diciembre de 1978, el referéndum para ratificar la Constitución española, el resultado con relación a las anteriores varió muy poco. Se produjo las novedades de que, sustituyendo a Alianza Popular, se presentó CD (Coalición Democrática) que consiguió 1.088.578 votos y 10 escaños. Y el PSP se integró en el PSOE y éste incrementó sus votos a 5.469.813 votos y 121 escaños. Con arreglo a éstas últimas elecciones, ya en las municipales de abril de ese mismo año, el voto, aunque por municipios se había en gran medida estabilizado. Fue en las elecciones de octubre de 1982, cuando con el célebre eslogan “por el cambio” y encabezado por Felipe González el PSOE obtuvo un triunfo muy relevante con 10.127.392 votos y 202 escaños.

A partir de ese entonces y hasta en la actualidad, en todas las opciones políticas y más aún en las de mayor apoyo y consistencia, como sobre todo ha venido ocurriendo en el PSOE, empezaron a aparecer toda clase de personas y muchas de ellas, con el objetivo claro de vivir con comodidad de la política, como políticos profesionales. Es normal, ver a políticos de todos los signos en activo desde la primera etapa.

Hasta los estertores del franquismo y bien entrada la Transición, la afiliación fundamentalmente al PCE y en gran medida al PSOE, se hacía por principios y convicciones para lograr la libertad y la democracia y más justicia social. No había cargos ni prebendas y la militancia que practicábamos era comprometida y muy sacrificada.

Pero todo eso, paulatinamente ha venido desapareciendo y ahora, las organizaciones políticas incluso las de nuevo cuño, como Podemos que, denunciaba a la casta política y  se creó, para “asaltar los cielos”, ha venido ampliando cada vez más,  el número de años para ocupar cargos institucionales y orgánicos y con arreglo a sus últimas resoluciones, lo han ampliado de ocho a doce años y éstos pueden ser prorrogables, sometiéndolo a la aprobación de “los inscritos”. Se entiende que los partidos políticos tendrían que estar compuestos por sus afiliadas y afiliados. 

Sumar, con su reciente denominación, como Movimiento (ésta palabreja asusta) Sumar, cuya promotora la vicepresidenta segunda del gobierno y ministra de Trabajo Yolanda Díaz, empezando de muy joven en su Galicia natal, viene viviendo de la política cuando accedió como concejala, en su municipio del Ferrol en junio del 2003. O sea, casi 22 años.

En los partidos de la reaccionaria derecha extrema como el PP y fascista extrema derecha de Vox, la situación es aún mucho más grave, como se puede comprobar con entre otros muchos casos, el de Javier Arenas del Partido Popular que, desde 1983 cuando accedió al cargo de teniente de alcalde, en el municipio de Sevilla y hasta la actualidad, como senador y pasando por varios cargos, ha venido viviendo de la política.

Con relación a Vox por ser un partido político de nuevo cuño, creado en diciembre del 2013, su líder Santiago Abascal nacido en abril de 1976, vive de la política desde los 23 años, cuando estuvo en el cargo de concejal de Llodio en Alava, entre 1999 y 2007, posteriormente ha tenido varios otros cargos de elección y libre disposición (enchufado), pero todos los ha mantenido hasta ahora de forma ininterrumpida. Significa que, al margen de la política, no ha tenido ningún vínculo profesional.

El de Ana Oramas por Coalición Canaria es otro caso muy significativo, nació en julio de 1959 y empezó su “carrera” política a la temprana edad de 20 años, como concejala en 1979 en Santa Cruz (Tenerife). Durante este tiempo ha ocupado varios cargos y en la actualidad es vicepresidenta primera del Parlamento de Canarias.

La política tendría que ser vocacional y desempeñándola bien, por dos mandatos o legislaturas. Esta medida se debería contemplar con carácter retroactivo.

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