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¿Celebramos 50 años de democracia?

13 de Enero de 2025
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50 años de democracia

Este miércoles, el Gobierno de la Nación ha dado el pistoletazo de salida para conmemorar, durante todo el 2025, los 50 años de libertad de los que disfruta España desde la muerte del dictador. Se anuncian ya actos programados con eslóganes como “La conquista de la democracia”, de nuevo la conquista, no la pueden evitar, de la libertad de expresión o A la libertad por la transición. Como si de algo plenamente superado se tratara. Y yo, más allá de alabar, la depuradísima técnica con la que el PSOE aborda su enésima tarea de marketing político, me pregunto de inmediato: ¿pero es que no leen los periódicos? ¿Creen de verdad todo lo que dicen?

Pedro Sánchez ha decidido recordarnos que el general Franco falleció hace 50 años. Lo ha hecho, de forma solemne, para celebrar la democracia y las cinco décadas de libertad. Ya sabemos que las conmemoraciones históricas son siempre un arma política y que, al salir del ámbito historiográfico, se analizan de forma presentista. Es normal y, si se realiza con medida, incluso saludable. Ahora bien: por lo general, los gobernantes no son suelen ser respetuosos con el calendario. Faltan 10 meses para que se cumplan los 50 años de la muerte del dictador.

Además, el 20-N no fue precisamente una proeza colectiva, no tuvo la épica de un 2 de mayo madrileño o de un 11 de septiembre barcelonés. Fue la muerte de un abuelo en la cama, algo natural que demuestra que la dictadura franquista era un régimen fuertemente instalado y que en España había más franquistas pasivos que opositores al régimen, aunque muchos digan ahora que ese día brindaron con champán. El cincuentenario de la muerte de Franco debería ser recordado sobre todo por los franquistas, porque fue un éxito personal del dictador, despedido además con todos los honores y muestras masivas de luto.

Si Pedro Sánchez quiere celebrar la democracia, debería tener paciencia. En 1975 España no era un país democrático. Tras la muerte de Franco, nos tuvimos que tragar a su sucesor nombrado a dedo, Juan Carlos I, y antes de que llegara la democracia hubo que desmontarse el régimen franquista pieza a pieza, desde dentro, sin estridencias y sin ajustar cuentas a nadie, gracias a la tutela de los militares y los jueces.

Las primeras elecciones de 1977, no fueron muy democráticas, porque algunos partidos todavía no eran legales y porque 40 senadores eran designados por el rey. Después se aprobó la Constitución de 1978, que como todo el mundo sabe sigue vigente a pesar de que la mayoría de los que la votaron ya no están entre nosotros. Por tanto, para conmemorar la Transición hacia la democracia, si hay que celebrarla, se debería esperar dos o tres años más.

 

El problema es que el calendario histórico no se ajusta a la agenda de Pedro Sánchez, que es un presentista radical, y con razón, porque su inestable mayoría le impide realizar planes a largo plazo. Y ahora le va de perlas sacar la figura de Franco, que es su comodín para incomodar al PP y alinearle con Vox, mientras el PSOE se presenta como el dique de contención contra el auge de la extrema derecha. El problema, para ellos, es que esta vez también ha incomodado al rey Felipe VI, a quien no le hace especial ilusión recordar el pecado original de la dinastía que encarna.

Preparémonos, porque los años venideros vienen cargados de cincuentenarios (coronación de Juan Carlos I, como rey, nombramiento de Adolfo Suárez, amnistía, elecciones, Constitución, ayuntamientos democráticos). Y Cataluña, con un gobierno de Josep Tarradellas. No olvidemos que, con la vuelta de su exilio en Francia, podemos recordar que el autogobierno catalán fue anterior a la Constitución española.

Sin embargo, este 2025 nos comeremos un centenar de actos en los que la única noticia será si el PP va o no va a la celebración, porque el hecho que se recuerda nos lo sabemos de memoria: el general Franco sigue muerto. En especial porque la 'transición' es el tabú de España, y todo apunta a que este 2025 de conmemoraciones, el tabú permanecerá en plena vigencia.

A fin de cuentas, nunca nos han explicado qué fue ni, sobre todo, qué no fue, la 'transición'. Sencillamente, no lo sabemos y dudo mucho que lo lleguemos a saber, a saberlo bien, claro. Este 2025, por mucho dinero público que se invierta en las celebraciones. Las cosas de las que no se habla porque no se puede hablar, porque no es ni siquiera concebible hablar de ellas, solemos llamarlas tabúes. Este es el tabú de España, y todo apunta a que, durante este 2025, el tabú seguirá como hasta ahora, De hecho, si el PSOE hace honor a sus inmaculadas dotes para el marketing político, el tabú saldrá muy fortalecido y flamantemente catapultado.

 

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