A diferencia de la actualidad y desde hace mucho tiempo, hasta bien entrada la década de 1980, el PSOE era una organización política muy activa y con gran participación de su militancia. Por eso, no era de extrañar que, un tema de tanta importancia y trascendencia, como fue la convocatoria del referéndum a celebrar el 12 de marzo de 1986, para ratificar o no la permanencia en la OTAN concitara tantas expectativas. Aunque ya España había entrada el 30 de mayo de 1982, por mediación del gobierno de la UCD y teniendo en contra a la mayoría de la población y de los partidos políticos encabezados, por el propio Partido Socialista Obrero Español que, hizo campaña de oposición con el célebre eslogan: “OTAN de entrada no”.
Aunque el referéndum no era vinculante, pero Felipe González que estaba en plena efervescencia, lo planteó como un plebiscito a su persona y defendiendo esta vez la permanencia de España en la OTAN, con el siguiente planteamiento: El Gobierno considera conveniente, para los intereses nacionales, que España permanezca en la Alianza Atlántica, y acuerda que dicha permanencia se establezca en los siguientes términos:
- 1.º La participación de España en la Alianza Atlántica no incluirá su incorporación a la estructura militar integrada.
- 2.º Se mantendrá la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español.
- 3.º Se procederá a la reducción progresiva de la presencia militar de los Estados Unidos en España.
¿Considera conveniente para España permanecer en la Alianza Atlántica en los términos acordados por el Gobierno de la Nación?[.]
La pregunta cautelosamente no mencionaba a la OTAN. Al final, a Felipe González le dio resultado los planteamientos y condiciones expuestas y prevaleció el sí con el 56,85% de los votos. Las únicas comunidades autónomas en las que triunfó el no fueron: El País Vasco, Navarra, Canarias y Cataluña. Dentro del PSOE y al respecto, el voto se había polarizado. Los debates en las respectivas agrupaciones, aunque con respeto, pero fueron muy apasionados. La gran mayoría de los y las militantes de Juventudes Socialistas, hicieron campaña y votaron en contra.
Lo mismo ocurrió con quienes pertenecíamos a la corriente de opinión Izquierda Socialista. Estimábamos que, por encima de todo, estaban nuestros principios y convicciones y sin lugar a dudas, según se ha venido comprobando, fundamentalmente desde la caída del Muro de Berlín en 1989 y la posterior disolución de la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia, su instrumento militar que la sustentaba, al respecto, no tenía ningún sentido seguir manteniendo en el bando opuesto a la OTAN y, tendría que igualmente haberse disuelto.
La permanencia de España en la OTAN se complicó mucho más, cuando pasó a presidir el gobierno José María Aznar e incumplió los tres puntos o condiciones que fueron planteados en el referéndum. Esto nos condicionaba más a los Estados Unidos que ha tenido y tiene a la OTAN, como su instrumento militar para extender sus dominios, independientemente de las causas y los efectos producidos.
En este sentido, se puede comprobar con la actual Administración de los EE.UU, con el reaccionario Donald Trump al frente, apoyando al genocida primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu, en su intento de eliminar el Estado de Palestina, con la expulsión de los habitantes de Gaza de su legítimo territorio, lo mismo que viene ocurriendo en la Franga de Sinai, donde los palestinos vienen siendo expulsados impunemente de sus posesiones por los colonos judíos.
Por todo lo expuesto, y en aras de lograr un mundo más distendido y seguro, no era de extrañar que, en el PSOE, una gran parte de su militancia, se manifestara y votara en contra de la permanencia de España en la OTAN. Precisamente esta postura, era compartida por el propio ministro de Asuntos Exteriores Fernando Morán que, había negociado el tratado de adhesión de España a la Comunidad Económica Europea y se produjo la integración el 1 de enero de 1986.
Sin embargo, y con arreglo a sus convicciones, abandonó su cargo pues no estaba de acuerdo, con la expansión militar de los Estados Unidos con la OTAN en territorio español. Precisamente este entre otros muchos motivos, era el reflejo de las posiciones divergentes que se exponían en el seno del PSOE. En Canarias Izquierda Socialista jugó un papel muy importante, apoyando y protagonizando las manifestaciones anti OTAN. Eso produjo que obtuviéramos muchos apoyos de gran parte de la militancia, algo que se demostró en el IV Congreso Regional del Partido Socialista Canario -PSOE- que se celebró a finales de enero de 1985 en Tenerife.
Izquierda Socialista en ese referido congreso contaba con la mitad de los votos, como se demostró en la votación para elegir a los representantes al Comité Federal. Se elegían tres miembros, y al conseguir Izquierda Socialista el 52%, le correspondió ser representada por los malogrados y entrañables compañeros, Ramón Álvarez Braun y Carmelo Padrón Díaz.