Como órgano máximo entre congresos, en teoría el Comité Federal es el que tiene que analizar y darle soluciones a todo lo que ocurre en el PSOE. Al de este fin de semana iba plagado de graves problemas de presunta corrupción que, afectaban a los dos últimos secretarios de organización José Luís Ábalos y Santos Cerdán, acompañados ambos por un tal Koldo García que, como si fuera un buen alumno del Comisario Villarejo, se dedicaba a grabar todo lo que entre ellos manifestaban, siendo muy comprometedoras las manifestaciones que se intercambiaban. Hasta tal punto que por ahora Santos Cerdán ha ido a parar a la Prisión de Soto del Real, por la que han pasado varios dirigentes del Partido Popular.
Con este panorama, se celebró este sábado el Comité Federal y uno de los puntos más importantes era precisamente la elección de una persona para ostentar la vacante secretaria de organización que es de suma importancia, pues es la responsable de mantener cohesionado y coordinado a todos los territorios con implantación del PSOE. Pedro Sánchez tenía previsto para el desempeño de esa responsabilidad, crear un equipo colegiado de cuatro personas estando al frente Rebeca Torro y como adjuntos Borja Cabezón y Anabel Mateos.
También pensaba integrar a Francisco Salazar persona de su entera confianza por formar parte de su entorno de la Moncloa. Sin embargo, esta posibilidad se le vino abajo y no pudo llevarla a efecto, debido a que en la misma mañana un poco antes de la apertura del Comité Federal, salió a la opinión pública denunciado por mujeres militantes socialistas de toda confianza, comportamientos indecentes machistas que este señor tenía con compañeras de su entorno.
Lógicamente, este era otro grave problema al que había que hacerle frente y darle una pronto y adecuada solución. En principio Pedro Sánchez igual que le ocurrió con José Luis Ábalos y Santos Cerdán, manifestó su extrañeza por el comportamiento que estaba practicándo y dijo que lo desconocía y que, era algo que no se iba a permitir y con arreglo al código ético se iban a tomar las medidas oportunas, e instó a las compañeras que sufren este tipo de conductas de acoso y machistas a que las denuncie,
El caso es que, en muy poco tiempo, se ha visto sorprendido y decepcionado por tres personas de su entorno inmediato y que tendría que conocer muy bien: José Luís Ábalos, Santos Cerdán y por último el referido Francisco Salazar. Esto ha significado darle más argumentos al reaccionario Partido Popular que, precisamente ayer empezó su congreso nacional en Madrid, Por supuesto, no plantearon que tipo de sociedad pretenden para nuestro país y las fórmulas y los medios a disponer, para darle las debidas soluciones a los problemas que afectan a la ciudadanía.
Por su parte, el Comité Federal del PSOE se dedicó a vanagloriar las intervenciones de Pedro Sánchez y cerrar filas en torno a su persona. Nada de extrañar, debido a que la gran mayoría de sus miembros los ha puesto él, con los apoyos de sus homólogos territoriales, Casi todos viven de la política y lógicamente, sus intervenciones y acuerdos iban en consonancia con lo que manifestaba y proponía Pedro Sánchez.
La única voz discordante fue la del presidente de Castilla la Mancha y secretario general del PSOE en esa comunidad autónoma, Emiliano García Page que, criticó la política que según él viene realizando Pedro Sánchez y pidió que, se someta en el Parlamento a un voto de confianza o en la línea interesada y reaccionaria que desea el PP, que convoque elecciones. Por supuesto, esas propuestas en el marco que se plantearon y por su inconveniencia no podrían prosperar.
Pero desde posiciones democráticas es evidente que el PSOE necesita profundas transformaciones. Todavía estamos esperando que Pedro Sánchez lleve a efecto la promesa que hizo de regenerar la democracia y dando ejemplo debería empezar por el PSOE. La docilidad y pleitesía que se le profesa, no es nada conveniente para una organización política que debería tener la democracia como una de sus principales señas de identidad.
Se hace necesario que ninguna persona en el PSOE, acumule tanto poder ostentando al mismo nivel (juez y parte, algo que habría que erradicarse), los cargos institucionales de presidente del gobierno y secretario general del Partido Socialista. En este sentido, hay un buen ejemplo a imitar como es el del Partido Nacionalista Vasco. Donde prima el cargo orgánico al institucional, para apoyar a sus cargos públicos y puedan hacer una buena gestión, pero también para controlarles y no tengan actuaciones indeseadas.
Pedro Sánchez no puede dar más de si, y tendría que buscar las fórmulas adecuadas para no seguir erosionando más al PSOE y poniéndoselo más fácil al reaccionario Partido Popular y fascista Vox y puedan formar gobierno, con lo que eso significaría en la perdida de libertad y justicia social. En consecuencia, se tendría que adoptar el modelo del PNV.
Para la presidencia del Gobierno Adriana Lastra podría ser una buena candidata. Era la vicesecretaria general del PSOE y portavoz del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados. En ambos cargos desempeñó una magnifica gestión. Tuvo que dimitir porque Santos Cerdán como secretario de organización y “buen amigo de Pedro Sánchez”, le menoscababa y hacia la vida imposible.
Como secretaria general federal del PSOE otra mujer Zaida Cantera, por su gran experiencia, capacidad e integridad podría hacer una excelente labor. Teniendo serios indicios de los comportamientos de Santos Cerdán, éste buscó las formulas para hacerla dimitir y abandonar su escaño como diputada.
Seguro que entre Adriana Lastra y Zaida Cantera, conjuntamente podrían hacer una gran labor, en pro del Gobierno y del PSOE. Si de verdad Pedro Sánchez, como es de imaginar siente al Partido Socialista, tendría que dar los pasos precisos para que esto se haga realidad. Como presidente de la Internacional Socialista, tiene una gran responsabilidad para apoyar y potenciar a los partidos socialistas, socialdemócratas y el laborista británico, en la seguridad de que su labor redundará para cerrarle el paso a la extrema derecha que cada vez se extiende más.