Ya les adelantaba en este medio en diciembre de 2024 el "runruneo" surgido durante la Conferencia de Presidentes Autonómicos celebrada en Santander. Entre los asistentes se deslizó la intención del Gobierno de condonar deudas autonómicas con el fin de "dulcificar" la singularidad del cupo catalán frente a la postura mayoritariamente contraria de las demás comunidades autónomas.
Comentaba recientemente en mi columna "Con calma… sobre las deudas vivas" que, a partir de estos momentos, podrían abrirse nuevos escenarios tras los planteamientos avivados en dicha Conferencia. Aunque el encuentro finalizó sin acuerdos, sí sirvió para presentar las intenciones del presidente de negociar distintas condonaciones.
Es posible que, en algunas mentes de Moncloa, surgiera la idea de despertar entre los españolesun nuevo "canto de sirenas", similar al de la Odisea: promesas atractivas y esperanzadoras que, en realidad, conducen a un futuro incierto, incluso infernal. ¡Craso error, como advertía el clásico!
Por ejemplo, cabría preguntarse qué sucedería con el principio de igualdad en lo relativo a la deuda de las entidades locales, que ascendía a 23.317.793 millones de euros al 31 de diciembre de 2023.
En segundo lugar, ¿quiénes serían los destinatarios finales de las quitas o condonaciones? ¿Los de siempre, mediante nuevas subidas de impuestos? ¿O quizás las instituciones o entidades inicialmente prestatarias, a su riesgo y ventura?
Recordemos algunos puntos clave:
1.- Se trataría de una propuesta temática promovida por ERC para recuperar protagonismo frente a JUNTS, como un trofeo a cuentas por cobrar de 17.000 millones de euros (22% de la deuda pendiente).
2.- Una especie de "redención económica" y "generosidad troyana" por parte del Gobierno, ampliando la "quita" como inversión futura en comunidades autónomas no gobernadas por el PSOE, quizá con vistas a próximas elecciones. Un ejemplo sería Andalucía, antiguo feudo socialista.
Finalmente, no olvidemos que, según los datos al cierre de septiembre pasado, la deuda total superaba los 1,63 billones de euros, lo que significa que cada español debe algo más de 34.100 euros. No solo son 9.400 euros más que cuando Sánchez llegó al poder, sino que esta cifra supera la renta per cápita del país, que ronda los 30.000 euros.
En fin, habituémonos a pequeñas dosis de "sofocos", porque lo peor está por venir… salvo que descarrile, y acostumbrarnos a los inescrutables y lesivos pensamientos de Hacienda.