06 de Mayo de 2019
Actualizado el 02 de julio de 2024
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arte
En esta época de tantos avances científicos y técnicos, pero también de deshumanización, aislamiento, individualismo feroz, enfrentamientos culturales, políticos y religiosos, y daño terrible para el planeta, hay una esperanza que es que el arte y la cultura actúen como musas seductoras que lleven al ser humano a la sabiduría, no contentándose con los conocimiento aparentemente más pragmáticos, ni con las denuncias de la furiosa actualidad, sino que entren en el Humanismo, en la búsqueda de significados y significantes.Las artes cuando lo son realmente, elevan el espíritu, o la mente, mejor dicho, a una vibración superior en que se percibe la armonía de lo sublime, y en ocasiones produce un éxtasis que abre las puertas de la consciencia de sí.La cultura da muchas vueltas, y opone unas tesis a la contrarias, es paradógica y circunstancial pero es un esfuerzo por tomar perspectiva por ver la vida y el ser humano desde arriba, extrayendo reglas generales que den orientación en el proceloso mar de la existencia.Los poderes fácticos en la sombra, parece que quieren tener a la gente adormecida, interesada solo por la satisfacción de sus sentidos, y por tener sensaciones de seguridad y confort. Sin embargo, no solo de pan vive el hombre, sino que necesita conectarse a su mundo interior de manera que sepa si lo vive esta acorde con lo que su camino de evolución le demanda, o está en una senda equivocada.También necesita vivir de manera que se sienta orgulloso de sí mismo o si misma, el honor es un regalo que un ser humano se hace a sí mismo, y vender valores del alma por materiales es un mal negocio, ese es el pacto con Lucifer en que muchas veces caemos en la vida, y que él se cobra muy caro. La libertad implica responsabilidad, y quererse a uno mismo empieza por conocerse y saber lo que realmente necesita, que es prioritario y que accesorio o superfluo. La excesiva valoración de la estética, utilizada como elemento que confiere un valor prioritario, y un elemento de atracción y poder está llegando a perjudicar mucho, sobre todo a las personas jóvenes que son más influenciables. Que algo o alguien sea bello, significa solamente eso, habrá que ahondar más para saber si hay algo más que un buen diseño.En esta época de consumismo y de valoración de uno mismo y de los demás por lo que tiene más que por lo que es o lo que da, el arte y la cultura pueden cogernos de la mano para que terminemos leyendo a grandes pensadores, a buenos filósofos que nos ayuden a completar y a confirmar nuestras intuiciones, ya que el conocimiento se puede adquirir por uno mismo, pero también de otros que han luchado por obtenerlo. Siempre con un espíritu crítico, y sin demasiado temor a equivocarnos, podemos ir forjándonos una opinión, que nos haga ver la importancia relativa de las cosas y que lo primero es antes.Muchas gentes están deprimidas (casi el 30%) otras estresadas, y bastantes aburridas y sin encontrarle sentido a la vida que aunque nos ha dado más medios, nos ha desarraigado de nuestros semejantes y de la naturaleza. La cultura ayuda a llenarnos para después compartir, al mismo tiempo que a encontrarle sentido a la existencia. Hay que buscar, cada uno por sus caminos, pero lo que es seguro es que la satisfacción sensorial y saciar la sed de aventura no bastan para dejar de sentir el vacío en el interior, que es un indicio de un tipo de hambre que no es física, ni afectiva, es más transcendente. Cada vez más, psicólogos, filósofos, sociólogos y otros pensadores humanistas se dan cuenta de que tenemos cuatro órganos de percepción y acción, que podemos llamar cuerpos, que son el físico, el emocional, el intelectual y el espiritual, y que cada uno tiene que estar atendido y cuidado. En distintas épocas nos hemos descuidado con unos o con otros y se han producido grandes desequilibrios, en la actualidad también ocurre, pero ya hay un enorme conocimiento, sobre todo oriental, ya que ellos se han dedicado a aprender a cuidar su bio-vehiculo, y aspirar a la máxima realización humana, independientemente de los medios materiales y no tanto a intentar construir por fuera. Aunque en occidente tenemos también excelentes exponentes del inmortal anhelo, y de dotar de inspiración a sus semejantes. ¡Que se difunda la luz! ¡Que brille la belleza de la verdad!
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