No es que esté mal contestar a estos canallas en los términos en los que ellos se expresan; el problema es hacer de ello una estrategia. Cuando se contesta a un insulto con otro, o cuando se hace hincapié en el mayor número de casos de corrupción del rival, lo que se hace es caer en su juego y alejarnos de nuestras fortalezas.
Esto empeora nuestra situación y da oxígeno al adversario. Porque nuestra auténtica fortaleza, y la debilidad del Partido de los Poderosos, es la IDEOLOGÍA. El Liberalismo es un error, mientras que el Socialismo (entendido en términos de Eficiencia Relativa) es un acierto, una conquista de la Humanidad, como el fuego, o la rueda.
El Liberalismo propugna, en definitiva, que el bien colectivo es el resultado de la suma del bien individual; que si los individuos buscan, individualmente, su bienestar, y el Estado no se entromete y pone trabas a esa consecución, el beneficio será genérico.
Es decir, todos salimos ganando si salen ganando los individuos uno a uno. Esto podría ser así si los recursos fueran ilimitados, si la civilización fuera un jardín del Edén donde solo hubiera que alargar la mano para coger el sustento. Pero no es así. Los recursos son limitados, y la riqueza económica, que no es sino otra manera de administrar los recursos, también es limitada.
Esto significa que cuando hay unos pocos que acaparan muchos recursos, que acumulan mucha riqueza, es porque necesariamente una mayoría disfruta de menos recursos de los que, en un justo y equitativo reparto, les tocaría. Una manera de administrar eficientemente los recursos es la socialización.
Crear una Sanidad, una Educación, unos Servicios Sociales, unas Infraestructuras para todos, con el dinero de todos, es mucho más rentable y equitativo que crear un mínimo de tres sanidades, educaciones y demás, para la clase alta, media y baja. Esto es ridículo, es injusto, es absurdo, un dispendio y un gasto energético mayúsculo que el planeta no puede soportar.
Este sistema, el Liberal, lleva a la desigualdad social, la injusticia, la explotación, la marginación, la delincuencia, y la destrucción del ecosistema. Tenemos razón los que pensamos que, siendo los recursos, y la riqueza, limitados, hay que socializarlos para poder disfrutarlos más y mejor, y de una manera sostenible. Por supuesto lo hasta aquí expuesto no es óbice para el desarrollo individual de las potencialidades del individuo, pero el Liberalismo, en el pecado lleva la penitencia: propugna, para el desarrollo individual, un sistema que crea desigualdad e injustica de manera que solo unos pocos pueden desarrollarse individualmente en todo su potencial. Ridículo, absurdo, y falso.
Pues bien, el Psoe, en tanto que socialista, debe centrarse en potenciar y exponer de una manera continua, sin desmayo, los beneficios de las políticas en defensa de lo público, en defensa del bien común, y en criticar, también sin desmayo, los desmanes del Partido Pútrido allí donde gobierna destruyendo los Servicios Públicos que tanto trabajo costó poner en marcha ¿Por qué el Partido Patriotero destruye los Servicios Públicos? Porque se financian con impuestos, que ellos no quieren pagar, y porque con su privatización se hace negocio al mismo tiempo (especialmente si cuando se fracasa, el sector público acude al rescate como pasó con el hospital de Alcira). Jugada doble: se ahorran dinero en impuestos y al mismo tiempo se hace negocio.
No está mal pensado. Además, cuando las cosas no funcionan se le echa la culpa al gobierno social comunistarra de Pedro Sánchez que quiere destruir España, y encima, por si no fuera suficiente, nos ganan las elecciones.
Como podemos ver, el esfuerzo formativo, e informativo que hay que hacer para desmontar esta estrategia (que hay que reconocer que es muy buena) es extraordinario. Y ahí es donde está el problema: en mi modesta opinión no se está haciendo ni el 10% del esfuerzo que debería hacerse.
En vez de eso nos enredamos con la amnistía, o con el “y tú más” de la corrupción. Con esto solo hacemos desviar la atención de lo auténticamente importante, y con ello, beneficiar a nuestro adversario, el Partido Porompompero. Un saludo a todo el mundo.