En terreno de nadie me encuentro. O igual no, lo mismo somos mayoría los que en España
no compartimos la postura soberanista catalana y, sin embargo,
no soportamos ver a los líderes del 'procés' en el banquillo tras más de un año de prisión preventiva. Nunca como ahora, en un análisis, he tenido el corazón más partido.Igual es que los que pensamos distinto hacemos menos ruído, pero me siento en terreno de nadie.A pesar de que nada entiendo, ni comparto, de la postura soberanista ante su
desprecio a la mano tendida al diálogo con el Gobierno, creo, sin embargo, que
este proceso que hoy ha comenzado en el Tribunal Supremo está plagado de
interferencias políticas y
vulneraciones de derechos fundamentales.Lo ha dicho esta mañana el abogado de Junqueras y Romeva, Andreu Van den Eynde,, comparto esta visión de desde una
postura nada sospechosa de ser independentista. Porque creo además que esta
marca España en nada ayuda a la imagen moderna y ejemplo de la defensa y avance en derechos sociales por la que tanto se ha trabajado y avanzado estos últimos años.
Juicios de valor políticos de la Fiscalía
En la crónica de José Antonio Antequera sobre el inicio del juicio para Diario16, e incluso como habrán podido escuchar y ver directamente quienes h
ayan seguido el juicio al minuto a través del canal de nuestro medio, se hace referencia a cómo el abogado Van den Eynde recuerda que
en la querella de Fiscalía se hablaba de que la caída de los líderes independentistas
“será muy dura”, introduciendo
juicios de valor políticos, y que durante el tiempo de instrucción, representantes del anterior Gobierno del PP, llamaron
“golpistas”, “nazis”, “cadáveres políticos” y “delincuentes” a los procesados. Pues bien, no porque lo diga el abogado de Junqueras, deja de ser cierto que esto es “ungrave quebranto a la presunción de inocencia y una
perversión de este derecho a través de los medios de comunicación”.Si el independentismo sentencia al Gobierno de Sánchez, que cada palo aguante su vela
Y es que, si echamos la vista atrás desde que se inició un proceso que hubiera sido muy distinto en función de quién y cómo se hubiera gestionado desde el Gobierno, por mucho que cuando interesa unos y otros defiendan la independencia de la Justicia, vemos que hasta llegar al juicio se han cometido
excesos, atropellos, intentos de deslegitimar cualquier postura que no fuera la de la revancha.Y mientras, perverso ha sido también el juego político del soberanismo con un Gobierno que ha tratado de tender la mano para, por lo menos, recuperar el diálogo con los independentistas catalanes.Es probable que ayer Moncloa dejara escapar el aviso para navegantes al soberanismo sobre su intención de
convocar elecciones generales en abril. Pero, visto lo visto, lo mejor sería que convocaran esos comicios de verdad, en breve.
Si el independentismo sentencia al Gobierno de Sánchez, que cada palo aguante su vela… y todas y todos
a votar.