Fotografia-Guillem-Sanchis.jpg

¿Es cara la energía nuclear? (II)

12 de Noviembre de 2023
Guardar
Portada articulo 2

En el anterior artículo vimos cómo, a primera vista, el coste podría parecer el talón de Aquiles de la energía nuclear; argumento que parecerían corroborar ejemplos recientes de proyectos en Occidente, con costes mucho mayores a los inicialmente esperados. Análisis de coste como el coste nivelado de la energía, o LCOE, así lo apuntan.

Sin embargo, a continuación, veremos que, para evaluar el coste real de cualquier tecnología de generación eléctrica, hay que tener unos cuantos factores más en cuenta.

Efectivamente, lo que el coste nivelado calcula es algo muy específico: el coste de financiación, construcción y operación de la instalación durante su vida, dividido por la energía total producida. En otras palabras, representa el precio medio al cual la electricidad producida se tendría que vender para poder recuperar esos costes. El LCOE es, por tanto, una herramienta financiera, pensada para ayudar a planear inversiones. No representa, en particular, el coste que la electricidad producida por una energía concreta va a significar para el consumidor final.

Y es que el LCOE no tiene en cuenta, por ejemplo, el coste que la intermitencia de tecnologías como las renovables variables (la solar sólo genera durante el día, y la eólica, cuando hace viento) imponen sobre la red eléctrica. Al fin y al cabo, una red eléctrica debe equilibrar, en tiempo real, la oferta y la demanda de electricidad; incluso una breve descompensación significaría tener apagones. Por tanto, para fuentes de energía la producción de las cuales no se puede controlar, es necesario tener siempre una alternativa a punto. Este respaldo imprescindible, que a la práctica acaba siendo el gas natural, hace que el LCOE no refleje el coste real.

De hecho, en su revisión de 2023, la asesoría financiera Lazard (la fuente de referencia en análisis de coste nivelado) ha decidido combinar su análisis de coste nivelado de generación con su “coste nivelado de almacenamiento” (LCOS), en lo que han llamado LCOE+ [1]. Los siguientes gráficos, donde se ha incluido el coste de disponer de una fuente alternativa para las tecnologías de producción no controlable (solar y eólica), es ilustrativo:

LCOE y coste de la fuente de respaldo (gas natural), para energía eólica y solar, calculado para varias regiones de EE.UU. Fuente: elaborado por ECONUCLEARES, con datos de Lazard (2023).

Lo mismo ocurre con el coste de la transmisión. Para fuentes con menos densidad energética como, de nuevo, la solar o la eólica, se necesitan muchas más líneas eléctricas para conectar los emplazamientos idóneos de estas instalaciones con el punto de consumo de la electricidad. Una vez más, este coste, que esas tecnologías imponen sobre la red eléctrica, hace que su LCOE no represente los costes reales.

Un tercer ejemplo es la longevidad de la instalación. Un análisis de coste nivelado raramente considerará un período de tiempo mayor a los 30 años, ya que la tasa de descuento que se elige para el cálculo implica que el coste de la instalación está esencialmente amortizado tras este tiempo. Sin embargo, sabemos que una central nuclear puede operar de forma fiable y segura durante, como mínimo, 60 años; su operación a largo plazo una vez amortizado su coste representa, de hecho, una de las fuentes de electricidad más baratas.

Comparación del coste nivelado de varias fuentes de energía. Fuente: Lazard (2021).

Evidentemente, ninguno de estos puntos es, por sí mismo, un argumento en contra de las energías renovables; simplemente, es necesario evaluar de forma honesta y realista el coste real de producir electricidad con todas las tecnologías. Tampoco significa que el LCOE sea una métrica incorrecta o errónea; es un cálculo perfectamente válido para el objetivo para el que se concibió. Sin embargo, el coste nivelado es un análisis rutinariamente abusado, sea por ignorancia o por cinismo.

¿Y qué hay de los ejemplos frecuentemente citados, y que mencionamos en el primer artículo? [link articulo número 1] Casos como la central nuclear de Votgle 3, en EE. UU., o Olkiluoto 3, en Finlandia, demuestran, aparentemente, que construir nuevas centrales nucleares siempre acaba siendo mucho más caro de lo previsto, digan lo que digan los modelos.

Pero la realidad es que casos como estos corresponden a una circunstancia muy específica: son el primer proyecto de construcción de reactores nucleares que sus respectivos países han llevado a cabo en décadas. Eso significa que tuvieron que ejecutarse sin una base establecida en cuanto a proveedores, mano de obra especializada, y, en general, sin la base de conocimiento imprescindible para acometer proyectos de esta magnitud.

Por tanto, la dificultad que hubo en llevar a cabo esos proyectos no es un argumento en contra de construir nuevas centrales nucleares, ¡es un argumento a favor de construir más!Una vez se ha establecido la infraestructura necesaria, cada reactor adicional puede beneficiarse de las eficiencias adquiridas y de las lecciones aprendidas en la construcción de los anteriores.

Esto lo vemos en ejemplos como la construcción de los cuatro reactores en Barakah, en los Emiratos Árabes. Está siendo liderada por la desarrolladora surcoreana KEPCO, la cual, a diferencia de sus análogas occidentales, nunca dejó de construir reactores nucleares y, por tanto, nunca perdió la base de conocimiento ni las redes logísticas necesarias. Ello se ha visto reflejado en un proyecto sin retrasos importantes y en el cual cada reactor sucesivo se ha completado a un coste menor al anterior [2]. Lo vemos también en la actual campaña de renovación de las centrales nucleares canadienses (prevista en su diseño), donde el proceso de trabajar sucesivamente en reactores muy similares se está traduciendo en proyectos completados en menores plazos y por debajo del coste previsto originalmente.

Así pues, ¿Es cara la energía nuclear?

La respuesta es que, si se compara de forma honesta con sus alternativas, la energía nuclear es, como mínimo, competitiva, especialmente cuando se considera la construcción de varias unidades. Esto abre la puerta a poder sopesar el resto de las ventajas que aporta (seguridad de suministro durante décadas, relativa independencia a nivel geopolítico, o mínimo impacto ambiental). Y, desde luego, todo esto pone de manifiesto aún más el sinsentido del actual plan español de cerrar centrales nucleares que ya han sido amortizadas y que pueden seguir funcionando durante muchos años más.

Guillem Sanchis es ingeniero nuclear y cofundador de Econucleares, la primera organización ecologista española favorable a la energía nuclear.

---------------------------------------------------

Fuentes:

[1] https://www.lazard.com/media/2ozoovyg/lazards-lcoeplus-april-2023.pdf

[2] https://es.catapult.org.uk/report/nuclear-cost-drivers/

Lo + leído