Esta semana en ABC se publicó un artículo de Juan Manuel de Prada, conocido por su estilo provocador. Este autor se ha hecho famoso por sus tendencias, truculencias e insultos, lanzados sin distinción. ¿Será acaso un ego cada vez más inflado lo que busca llamar la atención sobre sí mismo?
El artículo del pasado 3 de noviembre resulta frustrante y decepcionante. La piedad que se desee tener con él, incluso desde el título, es cuestionable. ¿Estamos realmente preparados para lo que está por venir? “No es ‘cambio climático’, sino incompetencia criminal”.
Cambio climático es la gota fría de toda la vida pero "esta chusma gobernante, estos hijos de la grandísima puta" lo llaman así. Para "crear un relato para panolis, que presente lo acaecido como algo nuevo, desconocido y terriblemente devastador".
De él "todos somos culpables". ¿De qué se trata en realidad? De "una concatenación de inoperancias y calamidades de los políticos, mientras que el pueblo se echa a la calle con lo poco que tiene para ayudar". Ha sucedido en España, "un Estado fallido, gobernado por hijos de la grandísima P".
Termina con un 'exabrupto bestial', según el periódico: "tendríamos que ahorcarlos y después descuartizarlos, exponiendo por último sus despojos en la plaza pública".
Esto es una síntesis breve del contenido, con el que me he quedado anonadado. ¿Que intenta comunicar con ello el escritor? Varios temas muy graves en mi opinión para inflamar a los ciudadanos a que cometan toda una serie concatenada de barbaridades. La crispación producida por este autor se eleva a la enésima potencia.
Se enfrenta a todos cuántos lean su columna para decirles que no tienen sangre en las venas, sino horchata. Y estos son los ciudadanos españoles, que fanfarronean tanto. ¿De qué? Como no sea de la horchata que tienen en vena. ¿Acaso falta algo más? La sangre roja del toro, valiente y arriesgado, capaz de morir en la plaza pública. Al menos, no son hijos de la grandísima, etcétera.
Para Prada, existe una polarización clara entre políticos y pueblo. El pueblo se lanza, dispuesto a ayudar. ¿Y los políticos? Generan calamidades y culpan a todos. Ellos son los verdaderos responsables, pero procuran hacer un relato y convencer a los ingenuos de que esto es algo nuevo. Son unos hijos de..., ya sabemos, pero insiste en repetirlo por si alguien aún no se ha enterado.
El intelectual habla ex cathedra, pero con pésimas intenciones y mal genio. El humilde pueblo elige cada cuatro años a sus representantes a través de los partidos políticos. Estos serían los políticos, que ya sabemos lo que son. ¿Qué es y lo que debería hacer con estos el pueblo, es decir, los españoles de hoy en día?
A esta chusma gobernante tendríamos que ahorcarlos, descuartizarlos y exponer sus despojos en la plaza. Como a Prada le gusta el cine del oeste, sabe que esto es lo que hacían en cada lugar donde vivían. Tenían un árbol viejo, y cuando alguno cometía una tropelía, robaban ganado, o se había vengado sin razón, uno alzaba la voz y proclamaba: al árbol.
Allí le colgaban, le ahorcaban y le dejaban expuesto para ejemplo de todos los que pasaban. ¿Para qué conducirlo ante la justicia? El pueblo era la justicia.
Aquí había que hacer lo mismo. Sin esperar a la democracia, nuestro sistema político.
Como dice Abascal: la Autonomía de Valencia no ha servido para nada. Su incompetencia ha dejado morir a la gente del pueblo. ¿Qué esperamos del Estado, siendo fallido? Hay que levantarse y quemarlo cuanto antes. No somos todos culpables. Es la chusma gobernante, a la que hay que destruir, según dicta el diagnóstico de Prada.
¿No constituye esto una provocación ante un posible golpe? Es simplemente una columna en un diario, una convocatoria a la regresión. Hay que tener mucho cuidado con los revolucionarios de postín. Si la institución democrática no sirve para nada, entonces, expulsémosla. Esto representa una incitación extrema a la acción.
Hay medios escritos que solo se venden por el equipo de periodistas que han aprendido a provocar muy bien. Incluso un medio tradicional y clásico, como ABC, conoce la lección, comienza con sus portadas y sigue en sus páginas interiores, todo con segundas intenciones. Pero lo de Prada tiene un propósito muy claro y definitivo.
Escritores de este tipo, provocan el caos en las conciencias y en la realidad ¿Todo para qué? Para ganar un poco más de fama y algo de dinero.
Son mercenarios, vendidos al mejor postor. Cuanto más caóticos y escandalosos sean sus escritos más efecto tendrán. ¿Acaso no se puede hacer una crítica dura y efectiva sin caer en los peores insultos tabernarios? Hay que enorgullecerse, cuando se tiene un mejor estilo y uno se sabe contener, en lugar de hacer el bestia y atentar contra todo lo existente.