La política no ha sido capaz de evitar el enfervorecimiento de los seres humanos. La razón ha sido superada por los sentimientosNo es solo una cuestión política, es más, puede que ese sea el problema.La política no ha sido capaz de evitar el enfervorecimiento de los seres humanos. La razón ha sido superada por los sentimientos. El problema ha sido la propia política, mejor dicho, los malos políticos.Entiendo por mal político a todo aquel que es incapaz de resolver los principales problemas que vive un país. A esas personas que anteponen su interés personal, mirando captar un puñado de votos, antes que la necesidad primera del conjunto nacional. España es una realidad compleja, por su pasado y su historia más reciente, por esta razón, negar que en España hay diferentes sensibilidades es una torpeza garrafal. Pero todavía es más insensato querer resolver un movimiento, que se fundamenta en esas sensibilidades, a base de palos. ¿No saben ustedes que las porras acaban ocasionando más exaltación?Ilustre Gobierno de España, ¿hasta cuándo? Hasta cuándo van a quedarse en las sedes políticas y en Moncloa. Por qué durante seis años no ha habido nada de diálogo entre las partes. Han dividido a la sociedad y están tranquilos, no les preocupa. Hoy España está huérfana de líderes, no tenemos ninguna voz en el gobierno capaz de aglutinar una posición que posibilite el inicio de una solución para el conflicto.Cómo pueden pedir respeto a la Constitución cuando son ustedes los primeros que la han modificado sin el refrendo de los españoles, cuando han permitido el incumplimiento de algunos de sus artículos fundamentales. Los que de verdad respetamos nuestra Carta Magna, somos aquellos que deseamos reformarla para que en España triunfe la convivencia y se blinden nuestros más elementales derechos.Los catalanes quieren votar, quieren hacerlo porque unos se lo han prometido y otros se lo niegan, porque sus sentimientos son favorables a ese derecho a decidir y, como ya decía, no hay nada que pueda con el sentimiento de un grupo de ciudadanos. Unos saltaron las leyes y otros acabaron pateando los derechos de quienes se concentraban pacíficamente. Quién les dice ahora que la votación no es válida – porque no lo es – y que no van a votar nunca. Si pensáis que imponiendo la unidad, aunque sea por la fuerza, vais a conseguir resolver el conflicto, estáis más que equivocados. La fuerza solo va a ocasionar un crecimiento del independentismo. Si los ciudadanos de Cataluña se sienten reprimidos y, además, rechazados por esos grupos que gritan contra ellos, esto no tendrá solución alguna. Incluso si Puigdemont y Rajoy llegaran a un acuerdo y esa hoja de ruta se parase, el movimiento civil seguiría, porque no han sabido remediarlo, ni controlarlo. Además, nuestro gobierno sigue siendo analógico y no comprende que las RRSS tienen más poder que sus discursos, por lo tanto, podrían organizarse perfectamente, como se ha hecho en otras ocasiones.Intento escribir un conclusión capaz de adivinar y de proponer un fin a todo lo que estamos viviendo, mas no lo encuentro. No sé hacia dónde vamos, ni cómo puede resolverse la situación sin que la otra mitad lo rechace. Un referéndum no sería aceptado por una parte del país y una imposición de la ley en Cataluña ocasionaría un crecimiento mayor del movimiento independentista. A consecuencia del estaticismo de unos y la ineptitud de otros solo me surge una pregunta, ¿ahora qué?
Banderas esteladas son ondeadas en las ciudades catalanas reivindicando su deseo de querer votar sobre su pertenencia al Estado Español. En el resto de España se dan diferentes movilizaciones, ambas muy secundadas. Por un lado, encontramos protestas contra la represión vivida en Cataluña el día uno de octubre, frente a estas, plazas colmadas de la Rojigualda. Entre tanta exaltación, podemos hallar a algún insensato, inculto o como se le quiera llamar, que porta la bandera del Régimen Franquista, por no hablar de esas niñas de diecisiete años que alzan el brazo derecho y entonan el Cara al Sol, demostrando que de poco le han servido sus estudios de Historia, de Ética y su formación ciudadana.
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