Es evidente que, desde posiciones democráticas, lo sumamente prioritario es cerrarle el paso a la reaccionaria derecha extrema del PP y fascista extrema derecha de Vox. Sin embargo, esa posibilidad se viene alejando cada vez más, debido a las tantas siglas de izquierda existentes que compiten entre ellas y peor aún, las personas que están al frente defendiendo por encima de todo sus intereses personales.
Aparte de las organizaciones políticas de izquierda de ámbito autonómico, existen otras muchas con implantación estatal: Partido Socialista Obrero Español, Sumar coalición que comprende a: IU Izquierda Unida. Federación formada por: PCE Partido Comunista de España, UJCE Unión de Juventudes Comunistas de España, IR Izquierda Republicana, VQ Verdes Equo, CatComú Catalunya en Comú, CCPV Coalició Compromís Valencianismo, MP Más País, IdPA Iniciativa del Pueblo Andaluz, Podemos (actualmente Unidas Podemos) y PCPE Partido Comunista de los Pueblos de España. Existen muchas más, pero esto es una muestra de la gran fragmentación de la izquierda.
Con este panorama no sería de extrañar que, más pronto que tarde el PP y Vox se hagan con el gobierno. La mejor fórmula para evitarlo es con la creación del Frente Amplio. Existen los ejemplos positivos de Costa Rica, Chile y Uruguay. Precisamente Yolanda Díaz en una visita a este país el 10 de diciembre del 2022, se reunió con Pepe Mujica (presidente entre 2010 y 2015 a través de la coalición que había formado como Frente Amplio). En el encuentro se trató de “como gobernar un país para la mayoría”. Fue evidente que la fórmula que estableció Pepe Mujica era la más indicada. Sin embargo, Yolanda Díaz parece ser que no se enteró.
En este sentido, sigue persistiendo con las siglas Sumar y ahora le añadió encabezando la palabra Movimiento. Por lo visto no está enterada de las connotaciones que tiene esa referida palabra (Movimiento Nacional franquista). En consecuencia, no sería de extrañar que continue teniendo desafección y cada vez más rechazo.
Hay que buscar fórmulas imaginativas para hacerle frente a la crisis democrática que estamos padeciendo. Perfectamente podría ser a través de Izquierda Socialista del PSOE, única corriente de opinión reconocida en el Partido Socialista. Este en el transcurso del tiempo ha venido perdiendo muchos miles de militantes, sobre todo del ala izquierda y fundamentalmente de Izquierda Socialista. Al no sentirse identificados con la política oficialista que se ha venido realizando.
Al respecto, se cuestiona la democracia interna y que Pedro Sánchez haya incumplido su promesa de empoderar a la militancia y ahora ésta, no cuenta para absolutamente nada. Lo mismo la línea ideológica, viendo que, aunque la derecha no tiene el gobierno (solo le falta disponer del BOE), pero si tiene el poder con los apoyos de los poderes facticos: Iglesia, Judicatura, fuerza y cuerpos de seguridad del Estado, grandes empresas, sobre todo las del Ibex 35 y la mayoría de los medios de comunicación. Menos aún se caracteriza en la convicción republicana, que a lo largo de la Historia ha sido consustancial con el PSOE y uno de los principales legados que dejó Pablo Iglesias Posse desde que fundó el Partido Socialista Obrero Español el 2 de mayo de 1879.
En su momento Izquierda Socialista concitó, muchas esperanzas e ilusiones. El 16 de noviembre de 1980 en la sede de la Federación Socialista Madrileña se celebró el acto de constitución formal de la corriente de opinión “Izquierda Socialista del PSOE”, encabezada por Luis Gómez Llorente. Se leyó un Manifiesto fundacional que afirmaba la voluntad de revitalizar la democracia interna, impulsar el debate político y “contribuir al rearme ideológico” del partido y a “su proyecto histórico emancipador”.
Al principio Izquierda Socialista captó a muchos militantes y tuvo sus momentos más álgidos, cuando hizo campaña y se manifestó en contra de la permanencia de España en la OTAN, con arreglo al referéndum que al respecto se celebró el 12 de marzo de 1986. Esto como se pudo comprobar le dio mucha fortaleza. Lo mismo ocurrió con la Huelga General del 14 de diciembre de 1988, convocada por Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores. Estaba al frente de esta el integro socialista Nicolas Redondo Urbieta y, ya en octubre de 1987, por estar en desacuerdo con la política laboral y social de Felipe González, había renunciado a su escaño en el Congreso de los Diputados.
Con arreglo a los postulados con los que se creó Izquierda Socialista, es evidente que desde ese entonces no tiene razón de ser. Máxime, con el trato vejatorio que ha venido sufriendo por los oficialistas. Se ha demostrado en los últimos congresos federales, como el 40 celebrado en Valencia entre los días 15 y 17 de octubre de 2021.
Estuvo presidido por el presidente de la Generalitat Valenciana Ximo Puig. Lo hizo de forma muy encorsetada y discriminatoria. Incumpliendo los estatutos, no permitió que se debatiera la gestión de la Ejecutiva y menos aún, que se votara su aprobación o rechazo. Tampoco y como ya había ocurrido en el 39 congreso, celebrado en Madrid los días 17 y 18 de junio del 2017, no se admitió a trámite una enmienda de Izquierda Socialista y de los jóvenes de Juventudes Socialistas, para debatir el modelo de Estado entre la obsoleta e ilógica monarquía o la mas democrática y participativa Republica.
En consecuencia, Izquierda Socialista ha estado cada vez más marginada en el PSOE, pero por capacidad y experiencia, con toda probabilidad, podría jugar un gran papel para que se configure el Frente Amplio que, englobe al conjunto de la izquierda y así poder hacerle frente al reaccionarismo del PP y fascismo de Vox. Seguro que muchos de los militantes socialistas que han abandonado el PSOE, se integrarían en este ilusionante proyecto.