Gonzalo Oses

De izquierdas y del Madrid

08 de Octubre de 2024
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De izquierdas y del Madrid

Una de mis incoherencias es ser aficionado del Real Madrid de fútbol, el mismo que usa a su antojo Don Perfecto, San Florentino Pérez, del que fue su santo la pasada semana, ¿le habrá canonizado en vida?

De niño era del portero Arconada, tanto que iba a clase con la uniformidad que llevaba en la selección española de naranja, el color con el que más me idecntifico, con el rojo de la pasión y la luz del amarillo, sí, una sintesis de nuestros colores nacioanales. El caso, es que en la final de la Eurocopa de 1984, contra Francia, Platini le metió un gol de falta, que al estirarse y parar el balón, se queda debajo de su cuerpo, y al acabar de caer, la presión hizo que el balón saltará para atrás, traspasando la línea de meta. Nos costó el título, en aquellos tiempos cuando nuestra selección moría en la orilla. A mi super eficiente e idealista cerebro, se le cayó un santo del pedestal que subo a los profesionales que admiro.

Mi idolo se volvió vulgar, y mi sentido ovejero, necesitaba otra bandera que alzar. A ver, mi padre oriundo de San Sebastián era de la Real Sociedad, y mi pucelana madre, del Real Valladolid, de la que fue socia, e iba todos los domingos de joven al estadio de Zorrilla. Por otra parte, viviendo en Palomeras Bajas (Valle del Kas), el Rayo Vallecano hubiera sido el destino natural, o el Atlético de Madrid, por su espíritu de rebeldía, pero poco ganador. De hecho, a la mayoría de mis amigos o no les gusta el fútbol o son del atleti.

Por llevar la contraría, me hice del Real Madrid, lo cual, me convirtió en el bicho raro.

¿Cómo es posible que fuera aficionado de un equipo a cuyo estadio se  ha escapado de la ley de memoria histórica al dejar que luzca el nombre de un representante de la dictadura franquista? Y como el castellano hace maravillas, por alguna razón los pelotazos urbanísticos están tan ligados al fútbol, y cómo no al Real Madrid, donde Don Perfecto consiguió que en una primera ocasión el ayuntamiento de Madrid le dejara cambiar suelo para equipación deportiva, por las cuatro torres del centro financiero de Madrid, como puedes leer en la biografía que escribió Fonsi Loaiza, de "El poder del palco", cuyo último libro es "Sospechosos habituales: corrupción en el Estado español"

Recientemente, la yaya Carmena, le aprobó el último pelotazo, la reforma del Estadio, del que se pavonea un chaval al que le dan collejas en público, y en vez de velar porque el estadio con nombre franquista, cumpla la normativa municipal de ruidos, prefiere callar, y esperar a que sean los poderosos vecinos quienes le recuerden que para algo le eligieron alcalde. Por no hablar del bloqueo por parte de una jueza de los parkings que iban a construir. Curioso que siendo el dueño de una constructora de renombre, reforme tan mal un estadio, bueno tan mal, o tan rentable, que insonorizarlo debe costar un riñón.

Las decisiones son emocionales, y ser del Madrid cuestiona mi sistema de valores. Quiero encontrar excusas racionales, pero no las oteo.

 ¿Dejar de ser del Madrid? ¿Dejar de ser parte de una manada que usa el opio del pueblo para soltar frustraciones en forma de insulto a todo lo que no son mis colores?

 

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