Un juez reprocha a Irene Montero que dé lecciones sobre consentimiento “desde su cajero de Mercadona”. Evidentemente, esta afirmación reproduce, por un lado, machismo puesto que parece ser que una mujer no puede enseñar a un hombre un concepto sobre “consentimiento” en relación a la vida sexual. Y, por otro lado, refleja “clasismo” ya que la mujer debe volver al mismo empleo donde estuvo secuestrada toda la vida; es decir, aquel relacionado con el eslabón más estrecho de cualquier jerarquía laboral.
Llama poderosamente la atención como un juez puede caer ante esas expresiones que alumbran casposidad, está totalmente fuera de lugar en los tiempos de hoy, e, incluso diría, que son frases anacrónicas. Es Incomprensible que un profesional con toga caiga tan bajuno en sus expresiones aunque, queda demostrado, que el estatus profesional no es un signo, sine qua non, de ser un ser progresista en derechos civiles.
Entendemos que para llegar a ser juez se requiere superar una de los mayores procesos de oposición que invita, en muchas ocasiones, a varios años de dedicación exclusiva de estudio debiendo demostrar capacidad, merito e igualdad para lograr su plaza. Sin embargo, como es posible que, con sus años de duro esfuerzo en lograr ser juez, su carrera y credibilidad profesional, pueda quedar en entre dicho al mencionar tal oración con tanta mezquindad hacia la mujer. De verás, no se entiende.
No hace falta ser ni juez ni magistrado ni experto en derecho como para leerse la Constitución Española y, sin profundizar mucho en el texto constitucional, pararte en el artículo 14 donde señala que “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Bueno ahora que lo leo de nuevo me imagino que también se incluye género; es decir, igualdad entre una mujer y hombre. Pues bien, este juez con esa frase tan inoportuna tacha de un plumazo este artículo ya que refleja, reiterándome, machismo y clasismo hacía la mujer.
El tema reside si este juez de verdad tiene ese pensamiento, es fruto de una enajenación mental esporádica, o ese día se levantó con mal pie, pero, aun así, no sirve de justificación; y si no ha perdido perdón ya está tardando. Asimismo, su incapacidad para resolver asuntos judiciales en conexión, por ejemplo, con casos de violencia de género está más que comprometida.
Unos de los pilares de la democracia es la justicia. Y si ya existe un sector importante de la población donde duda de su funcionamiento debido, entre otros asuntos, al sistema de selección del personal de los miembros del Consejo General del Poder Judicial. En este sentido, si a esto último le añadimos que tenemos jueces con esta manera de pensar es evidente que el poder judicial queda seriamente tocado; y con ello, la democracia en sí.
A partir de aquí como docente de institutos debo que deciros que con esas manifestaciones no nos ayudáis queridos jueces. Cómo voy a educar a una clase educativa si mis alumnos ven en la televisión, leen en los periódicos u investigan en sus dispositivos móviles a jueces, que ellos consideran a personas referentes y con una gran responsabilidad en la sociedad, decir tales frases de índole machista y clasista. Yo os respondo; Es prácticamente imposible que con esas declaraciones yo pueda educar bajo la premisa de la igualdad de la mujer con el hombre. No queridos jueves, así no nos ayudáis.
Como docente considero fundamental fomentar en mis aulas la igualdad entre hombres y mujeres porque forma la base para construir una sociedad más justa, equitativa y respetuosa. En mis asignaturas y tutoría intento impartir mi disciplina académica bajo parámetros como:
- Prevenir la discriminación: Erradicando estereotipos y roles de género que perpetúan desigualdades y violencias.
- Promover el respeto mutuo: Fomentando relaciones basadas en la cooperación y la empatía.
- Garantizar oportunidades equitativas: Ayudando a que tanto niñas como niños desarrollen su potencial sin limitaciones por su género.
- Generar conciencia social: Formando ciudadanos responsables y comprometidos con la justicia y los derechos humanos.
- Reducir la violencia de género: Educando en igualdad desde edades tempranas contribuye a prevenir actitudes y comportamientos violentos en el futuro.
En resumen, intento educar bajo el principio de igualdad para contribuir que en las calles seamos personas más inclusivas; con igualdad de derechos y oportunidades para todos y todas. No obstante, como lo voy conseguir si tu juez desde tu tribuna y con tu martillo quebrantas, con esas declaraciones, cualquier opción de igualdad. ¡Jueces nos echáis, a los profesores y profesoras tierra encima!
Dejaos de miraos el ombligo y no pasa nada si tenéis que realizar un curso sobre igualdad ya que como docente, también lo hago, y por ello ni se me caen los anillos ni, tampoco, soy peor docente por ello.
Un juez no puede ser machista ni clasista porque su papel exige la imparcialidad, la equidad y el respeto a los derechos humanos, principios fundamentales de cualquier sistema de justicia. Además, sus actos para el desarrollo del veredicto final en cualquier sentencia exigen el respeto a los Principios de Igualdad y Justicia, la garantía de la imparcialidad, y la protección de los derechos humanos.
Por tanto, señor juez sus declaraciones tienen un impacto en la confianza pública puesto que eres un es un pilar de la democracia, y su legitimidad depende de la certidumbre en la población. De lo contrario, mina la credibilidad del sistema judicial al favorecer a ciertos grupos en detrimento de otros. También, los códigos de ética y profesional judicial prohíben prejuicios y discriminación. Un juez que actúe de manera machista o clasista viola estas normas, lo que puede resultar en sanciones disciplinarias o destitución.
Por ello, ll machismo y el clasismo en un juez son incompatibles y no deben de tener cabida con la justicia. Un sistema judicial justo debe garantizar que las decisiones se basen en la ley y los hechos, no en prejuicios o discriminaciones, para proteger los derechos de todas las personas por igual.
Así que señor juez le animo que se incorpore en el vagón del siglo XXI ya que con esas declaraciones machistas y clasistas potencia dos aspectos: la primera, rebobinar derechos civiles mientras, la segunda, nos complicáis un poco más nuestra labor como docentes en ese imaginario de construir ciudadanas y ciudadanos con una visión de un mundo donde las mujeres y los hombres tengan las mismas oportunidades.
Y, por favor, señor juez que estamos ante la semana del día de la violencia del género, un poco de empatía que, desgraciadamente, las siguen matando…