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La Democracia no se espía, se defiende, se ejercita y ha de ser participativa

12 de Noviembre de 2022
Actualizado el 02 de julio de 2024
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socialdemocracia

Desde un tiempo aquí, vemos como muchos son los que utilizan la palabra democracia para rellenar sus discursos, para hacer grandilocuentes sus posiciones de poder, porque “todos se consideran democráticos”.

Tanto es así, que se consideran igual de democráticos, aquellos que nunca denuncian los regímenes totalitarios, ni las dictaduras sangrientas, ni las monarquías corruptas; de aquellos que han sido perseguidos por ejercer la libertad, por defender los derechos ciudadanos y civiles, por defender a los más vulnerables, por denunciar las atrocidades, sin sentido, de los abusos de poder…. Y esto es inconcebible.

Estos últimos días, hemos tenido que escuchar de antiguos dirigentes gubernamentales, la defensa de la necesidad del terrorismo de estado, o incluso justificar los devaneos económicos y corruptos, ya no digamos inmorales, de una monarquía representativa y parlamentaria, que menos representativa de su pueblo lo es todo.

También hemos tenido que oír, aunque nosotros ya lo sabíamos y denunciamos, como las autoridades europeas se arremeten y denuncian el espionaje hecho por instituciones estatales a líderes políticos por una determinada ideología, y como reprenden a España por el poco decoro y la no necesidad alguna de espionaje de estado. Actitudes gubernamentales impropias de un estado democrático.

Lo que está claro, es que son muchas las veces, que las instituciones y administraciones públicas se han dotado de herramientas de transparencia y de lucha contra abusos de poder, y de poco han servido, cuando son los propios organismos estatales, los que se encargan de saltarse el estado de derecho para espiar la democracia.

Estamos ante una gran crisis de valores éticos, donde con la excusa del bien general, de la seguridad nacional, accionamos mecanismos incontrolados desde adentro de las instituciones para perseguir aquellos que defiende los valores éticos, el derecho a voto, y las desigualdades en un estado democrático, social y de derecho. Y esto es intolerable.

O incluso, apelando a la Carta Magna, vetamos derechos fundamentales individuales y colectivos, sancionando y culpando por ejercerlos.

Estamos también, ante una crisis de valores participativos, colectivos, de diálogo y consensos. Todo lo unilateral, lo contrario y radical es el protagonista de las acciones de muchos políticos, partidos, entidades e inclusos de ciudadanos anónimos. Como si no perteneciéramos a una sociedad global, plural y diversa, donde hay que respetar las mayorías amplias, pero también la suma de esfuerzos, el respecto por los sectores minoritarios, y donde el avance no se impone, se consensua, se habla y se acuerda.

Por eso, la democracia no se persigue, ni se coarta, ni se sanciona, la democracia se deja que actúe como es. Donde cada ciudadano debe poder opinar, debe poder decidir con su voto lo que crea más oportuno.

Y la función de sus instituciones, es ser los garantes para que los principios democráticos de una sociedad sean inquebrantables, deben ser los más moderados, los más empáticos, los más dialogantes, generando amplios consensos y apoyos para no permitir que se vulnere el ejercicio libre de una democracia plena.

Estamos en un momento, que la intolerancia y la confrontación, quieren imponerse al respecto, al consenso y al diálogo. Y para ello todo vale: soberbia, prepotencia, personalismo, no admitir lo mal hecho, compadreo, y mucha pugna por estar siempre en la foto, y por estar siempre en el poder. Por fortuna, todavía hay sectores de la sociedad civil y política, que anteponemos los valores, y los defendemos para que la democracia pueda ser ejercitada desde todos sus ámbitos.

Por eso Súmate, siempre estaremos al lado de aquellos que suman, de aquellos que buscan grandes consensos de país para construirlo entre todos y para todos. Porque no hay que tenerle miedo a que la gente vote, no hay que tener miedo a ejercer la democracia, pero si hay que tenerle un respecto absoluto, un respeto basado en la confianza y en los valores que nos hace iguales a todos, y por eso, entre todos, y sumando, construiremos nuestro objetivo colectivo junto.

No olvidemos nunca que la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo como decía Abraham Lincoln; pero también como decía el británico Gilbert Keith Chesterton, es el instrumento para hacer una revolución para tener la democracia.

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