Recuerdo que en mi infancia-adolescencia leía, entre otras, las viñetas de Aspirino y Colodión. En una de ellas, el primero le presenta al segundo una cucaña irregular que cada vez se estrechaba más, y en la parte más alta y fina había una bolsa con dinero. En este momento Colodíón pregunta, ¿qué es eso?, y Aspirino responde, un estupidómetro. De inmediato, Colodión intentó subir por la cucaña hasta que, obviamente, se dobló hasta darse un trompazo de mucho cuidado.
Es una pena que no exista un aparato que sea capaz de medir la estupidez humana, porque algunos se quedarían de piedra al conocer los resultados, poniendo tierra por medio de pura vergüenza.
Algo así me ocurre a mí con políticos tales como Feijoo y Ayuso que son personajes del siglo pasado que, por ejemplo, no tienen ni idea de inglés y aspiran, como otros colegas de religión, a presidir el gobierno de este país en un momento en que muchas de las decisiones importantes se toman en Bruselas.
Cualquier alumno de la ESO ya tiene suficientes nociones de inglés, y son muchos los jóvenes actuales que, trabajen en lo que trabajen, dominan varias lenguas mientras que Feijoo y Ayuso no tienen pajolera idea. Si llegan a presidir este país, después de Pedro Sánchez al que hemos visto entenderse con sus colegas de otros países, tendremos que volver a la vergonzosa compañía del traductor, que tiene el inconveniente de que se te escapan las mejores.
No es clasismo, pero estamos en 2024, pleno siglo XXI, y ya han pasado los tiempos en que, salvo excepciones, todo se cocía en España. Pero el tiempo ha pasado y a un presidente del gobierno se le tiene que exigir formación. Pero, ¿cuál es la que tienen Feijoo y Ayuso? El primero es un funcionario de la comunidad gallega sin especialización adicional. La segunda, que por vergüenza esconde su CV, es una mala estudiante en colegios privados, repitiendo un curso lo cual no es corriente, y una periodista formada en una universidad privada que, por lo que dicen sus compañeros de promoción, era de las más flojas. ¡Menudos fichajes!
Eso sí, no serán especialistas en nada, pero saben insultar leyendo los escritos que les redactan sus vasallos. A esto puede deberse el que, en lo que va de legislatura, a Feijoo no se le haya escuchado algo que tenga que ver con el bienestar de la gente. Cero preguntas al ministro de Economía, y cero preguntas a la vicepresidenta segunda y ministra del Trabajo, ¿por qué será?, ¿no les interesa? Malo, malo. Solo hablan de Koldo, Amnistía, Begoña y Sánchez, a este último, cómo no, acompañado de todos los insultos conocidos que, en un espacio libre, serían el origen de una denuncia.
Pero lo gordo es que el Sr. Feijoo, que describió el origen de la Guerra Civil como una pelea de nuestros abuelos, ¡menuda cara la suya!, últimamente ha llegado a comparar a Pedro Sánchez con Franco, ¡casi nada!
Es de esperar que, a esta derecha, apoyada por la ultraderecha, mientras no se modernice, la gente no la vote, porque estaríamos entrando en retroceso de no pocas mejoras conseguidas en la pasada legislatura. Así, mientras que M. Rajoy soñaba con tener 20 millones de personas trabajando, con este gobierno se ha llegado a los 21; se ha subido el SMI; se han mejorado las prestaciones sociales; y los datos económicos son los mejores de la Unión Europea.
Solo hace falta ver cómo funciona el Senado dominado por la derecha para ver lo que harían en el gobierno. Y menudo palo le ha dado la ONU a la derecha-ultraderecha que gobiernan Castilla y León, Comunidad Valenciana y Aragón por sus llamadas “leyes de la concordia”.
Veremos cómo justifican tamaño dislate.